Organizado por la Hermandad de los Gitanos

El festival

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«…Ni que decir tiene que las nobles intenciones de la joven organización han arribado en un cartel atractivo e interesante con el que vuelven a ilusionarse e ilusionar a un pueblo carente muchos años de una de sus raíces más emblemáticas. Y lo han hecho con valentía…»

Manuel Viera.-

     La historia del festival de la Hermandad de los Gitanos de Utrera parece medirse por lo que hicieron en la plaza dos grandes toreros que marcaron los cambios de un evento venido a más: Curro y Rafael. Ellos tradujeron en proposiciones abiertas y complejas, y siempre emocionantes, el lenguaje no hablado del toreo.

     Las diferentes etapas estuvieron señaladas por el buen hacer de una gente que a golpe de ingenio y buena parla conseguían, para dar lustre y realce a su hermandad y a su pueblo, lo más granado del escalafón de matadores de cada época y los mejores toros marcados con prestigiosos hierros ganaderos.

     Decir que estábamos ante el más importante de los festivales benéficos de Sevilla sería menospreciar otros festejos de invierno organizados entonces. No obstante, la suspensión obligada del tradicional espectáculo, motivada por la desaparición del centenario coso utrerano, dejó para el recuerdo las históricas tardes de toros que unos genios del toreo narraron con capote y muleta convirtiendo momentos en esporádicas obras de arte cargadas de solemnidad. Sin duda, herencia de una historia que vuelve a ser realidad tras la inauguración de la nueva plaza de toros y la llegada de los continuadores de la tradición.

     Ni que decir tiene que las nobles intenciones de la joven organización han arribado en un cartel atractivo e interesante con el que vuelven a ilusionarse e ilusionar a un pueblo carente muchos años de una de sus raíces más emblemáticas. Y lo han hecho con valentía. Sin caprichos banales. A sabiendas que la única forma de sobrevivir al fracaso es contar con los que de alguna forma marcan las diferencias. Con figuras del toreo que para dejarse anunciar es condición sine qua non quien debe anunciarse también. Y esta complejidad discurre en paralelo a la sensación de incomodidad de una Hermandad que deja fuera a un local quien, por empezar en esto, tal vez debería de estar. Craso error. Porque con ello no ha hecho más que dar cancha, otra vez, a los que con burda maniobra sólo buscan hacerse notar.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como director del programa ‘Toros y Punto’, de Punto Radio-Utrera. (manuelviera.com).


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