Una tarde distinta y especial

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Paseíllo inaugural en Utrera el pasado 8 de septiembre. (FOTO: Turismo de Utrera)
Paseíllo inaugural en Utrera el pasado 8 de septiembre. (FOTO: Turismo de Utrera)

«…Llegaba la hora en aquella tarde distinta y especial, de ruegos y plegarias a la Señora de Utrera, donde por fin, la vieja memoria taurómaca de tu pueblo, adormecido y paciente, despertaba orgullosa de su pasado para reiniciarlo en presente y esperanzador futuro…»

Manuel Viera.-

     La tarde del 8 de septiembre, unos minutos antes del toque de clarín, con los alguacilillos asomando sus sombreros de teja empenachados con blancas, rojas y amarillas plumas por encima del impoluto portón del patio de cuadrillas, esperaba en el amplio callejón, cargado de notoria nerviosidad, el momento en el que había de manifestar la reivindicación de una Fiesta que fue allí leyenda de toros bravos y toreros valientes. Herencia de una historia que vuelve, animosa y ambiciosa, con logros que no desmerecen las pretensiones que siempre tuvo, tiene y tendrá esa bendita afición.

     Llegaba la hora en aquella tarde distinta y especial, de ruegos y plegarias a la Señora de Utrera, donde por fin, la vieja memoria taurómaca de tu pueblo, adormecido y paciente, despertaba orgullosa de su pasado para reiniciarlo en presente y esperanzador futuro. Y yo, que parecía escuchar el murmullo ensordecedor de las cosas importantes, o la música que tocaba deslizando notas toreras como si tuviera el presentimiento de que iba a ser partícipe del gran prodigio del arte en el redondel, vivía la impresión fugaz del instante y la intensidad de la emoción. Y me dejé llevar, como cada cual, por la pasión que se hizo voz vibrante y al límite de la exigencia por la libertad de ver y vivir el toreo en el ruedo de tu flamante plaza.

     De pronto, sin que supiera cómo ni cuándo, las palabras se hicieron sentimiento en aquel momento -efímero momento- palpitante y de apasionada felicidad. Y a medida que avanzaba la lectura del breve texto sentía más la necesidad de rendir culto a las raíces históricas de ese pueblo que quiere continuar, o empezar de nuevo, con algo muy suyo, muy de allí: su Fiesta de los toros. Sin duda, el día 8 de septiembre Utrera transmutó el pasado en sugerente futuro. Había pisado el albero de la nueva plaza el toro de su historia.

(A la memoria de Pepín Sierra)


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como director del programa ‘Toros y Punto’, de Punto Radio-Utrera. (manuelviera.com).

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