OPINIÓN: El poder de los grandes

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«…Es la gran diferencia, en ocasiones, entre los galácticos del toreo y los «curritos» que tienen que batirse el cobre en las plazas de pueblos para sacar adelante un festejo taurino. Ahora es la Junta de Andalucía la que debe decidir qué hacer. Aunque siempre le quedará la posibilidad de mirar hacia otro sitio…»


Quién lleva la razón: ¿La empresa o la Junta de Andalucía?

Francisco Mateos.-

     La Junta de Andalucía tiene la pelota sobre su tejado. El pulso que le ha echado Canorea-Valencia lo ganan a los puntos. El incomprensible anuncio de recortar los plazos del derecho a la devolucion de las entradas de San Miguel sigue estando candente. El artículo 70.6 del Reglamento Taurino Andaluz establece que, en caso de modificación de cartel, el abonado tendrá derecho, si lo prefiere, a la devolucion del importe de la entrada hasta una hora antes del comienzo del festejo. La obligada ausencia de la mitad de los toreros de San Miguel permitía a los abonados que así lo quisieran recuperar el importe de sus localidades hasta una hora antes del comienzo de cada uno de los dos festejos.

     La empresa, en cambio, remitió un comunicado a los medios y pagó una campaña de inserciones publicitarias en los periódicos en los que informaba de los plazos de devolución, restrigiéndolos a sólo cuatro días, y dos de ellos en fin de semana. Además, el último distaba una semana del comienzo del festejo, y no una hora antes, como estipula el Reglamento Andaluz. Pequeño matiz diferenciador. 

     La Junta, como cualquier otro aficionado, leyó los anuncios de plazos establecidos por la empresa. La diferencia es que la mayoría de los aficionados desconocen estos pormenores. La Delegación de Sevilla no dudó en alertar a la empresa sobre el error de los plazos y requerirle por dos veces que hiciera público los plazos que establece el Reglamento de Andalucía. Hasta ahí, presupongo la buena fe de la empresa y que se debió a un simple error. Pero esa posibilidad queda descartada al negarse las dos veces la empresa a emitir cualquier comunicación de modificación de los plazos.

     Realmente no logro entender este lío y el motivo de este absurdo pulso a la Junta de Andalucía, la Unión de Abonados y al recién estrenado Reglamento Andaluz. Menos lo entiendo cuando aquellos abonados que quisieron hacer valer sus derechos y reclamaron la devolución el mismo día de la corrida creo que lograron recuperar el importe. ¿Era necesaria esta campaña de la confusión y la desinformación?

     La Junta lo sabía. La empresa sabía que la Junta lo sabía. Los presidentes lo sabían, como ha declarado a este medio Juan Murillo, aunque no conste en el acta. Casi seguro que todo este lío quedará en nada. Que aquí paz y después gloria. Es el poder de los grandes.

     Recuerdo que hace un par de temporadas se le abrió un expediente sancionador a la empresa de la plaza de Guillena por no anunciar a la entrada de la plaza la modificación de ganadería. En una plaza de tercera, en una novillada sin picadores y por la modificación de una ganadería. Es más, en los carteles se anunciaban novillos de Guardiola y los supuestos 'sustitutos' eran de Mª Luisa Domínguez, de la misma casa ganadera. "Nada, nada, que en los carteles pone Guardiola y estos son de Mª Luisa Domínguez", que supongo diría el miembro de la Guardia Civil para levantar acta. El buen funcionario pero mal aficionado no sabía que ocurre como con Francisco y Paco, o José y Pepe; suenan diferente pero significan lo mismo.

     Es la gran diferencia, en ocasiones, entre los galácticos del toreo y los 'curritos' que tienen que batirse el cobre en las plazas de pueblos para sacar adelante un festejo taurino. Ahora es la Junta de Andalucía la que debe decidir qué hacer. Aunque siempre le quedará la posibilidad de mirar hacia otro sitio. Como por ejemplo hacia Guillena.

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