OSUNA / Corrida de Feria

¡Que viva Morante!

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1987

Morante, Cayetano y Ángel Luis Carmona han salido a hombros de la plaza tras cortar nueve orejas a una interesante corrida de Lagunajanda. Lo mejor de la triunfal tarde toros ha corrido a cargo del torero de La Puebla, que ha vuelto a mostrarse inconmensurable con dos emotivas faenas.

 
GALERÍA GRÁFICA


Manuel Viera.-

     He aquí -otra vez- una de las más prodigiosas faenas vista en una plaza de toros. Morante, tocado por los duendes del toreo, alcanzó de nuevo su plenitud absoluta. ¿Qué más se le puede pedir? Se la hizo al cuarto, un toro flojo pero con calidad en sus nobles embestidas. Y fue una de esas obras que miden la verdadera talla de un artista. El natural fue verdaderamente hondo, trazado con una enorme capacidad y sabia manera para emocionar, con el que mostró un toreo poético e inspirado con el que hizo enloquecer a toda plaza. Y el de frente fue una auténtica escultura de arte sevillano. Excelente la elegancia y lentitud del pase diestro, o la capacidad carismática de transmitir un toreo tan emotivo como auténtico con el detalle del pase por bajo, la trinchera o el afarolado.

Airoso y con duende la media de remate con el capote. (FOTO: Eduardo Porcuna)

 


Altísima definición en la cumbre de un torero al que le vale el toro malo y el toro bueno, el complicado o el de boyante embestida. Lo mismo le da torear en Madrid o hacerlo en Osuna. Morante de la Puebla torea, aquí o allí


 

     Ya digo, altísima definición en la cumbre de un torero al que le vale el toro malo y el toro el bueno, el complicado o el de boyante embestida. Lo mismo le da torear en Madrid o hacerlo en Osuna. Morante torea, aquí o allí. Magistral ha vuelto a estar este sevillano de La Puebla que tiene decidido ir más allá de donde llegaron los padres, si los hubo, de este toreo increíble. Prologó la obra con apuntes de un maravilloso aperitivo a la verónica, para definir con la espada la portentosa faena.

     La cosa iba en serio y a Morante no le importó las escalofriantes coladas que sufrió con el flojo y complicado primero. Resarció su espíritu con la sensibilidad especial que concede el arte, y volvió a crear otra de esas faenas emotivas con la que despacha muchas de sus tardes. Se contemplaron excelentes naturales, ingeniosos adornos y magníficos remates. Toda una visión plástica de unas formas muy diferentes a todas las demás, pese a que la faena no tuviese continuidad.

 

Largo y templado derechazo de Cayetano. (FOTO: Eduardo Porcuna)        A medias, sólo a medias, aprovechó Cayetano la encastada embestida del quinto. El torero de Madrid trazó los pases con su peculiar empaque, despacio, e incluso largos, pero muy despegado y con tendencia a desplazar las embestidas muy para afuera. Bajó la mano en el toreo diestro, dibujó circulares… pero no estuvo bien al natural. Con el segundo, noble y sin fuerza, consiguió ganarse al público en un espectacular inicio de faena con las dos rodillas en tierra. La película de la faena tuvo el mismo guión: estilo y empaque en el trazo y desajuste total. A ambos los mató de forma contundente.

 

     El local Ángel Luis Carmona tuvo para él lo mejor de la interesante corrida de Lagunajanda, el tercero que fue pronto y repitió en la muleta y el sexto, otro buen toro. Carmona anduvo toda la tarde con inmensas ganas, aunque con las carencias propias de quien sólo toreó en dos ocasiones la pasada temporada. Demasiado acelerado anduvo con el tercero, y más templado se le notó con el sexto, al que toreó al natural con gusto. La espada cayó baja en ambos toros. De todas formas, sus paisanos le ayudaron a compartir triunfo con sus compañeros de terna.

 

Revolera de remate de Ángel Luis Carmona. (FOTO: Eduardo Porcuna)

     Y al final, cuando el sol se apagaba y los tres espadas eran alzados a hombros, una voz en el tendido definió la tarde: «Qué viva Morante».


GALERÍA GRÁFICA de EDUARDO PORCUNA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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