Real Maestranza – 27ª de abono, Domingo 17 de Junio de 2007
Aparatosa voltereta con triple herida. Escasos momentos de brillo protagonizados por Caro Gil. Alejandro Trigo apenas dejó algo que recordar.
Manuel Viera.- Sin demasiado bagaje apostaron por el debut en Sevilla. Pasado de edad, y quizás con escasa ilusión, Alejandro Trigo. A las puertas del doctorado Caro Gil. Y con escaso oficio Francisco Javier. Además, este último, se dio de bruces con las complicaciones de un novillo manso, incierto en sus embestidas y esperando siempre las indecisa muleta del debutante. Así, en los inicios de faena a este tercer novillo, fue cogido y volteado de mala manera pasando a la enfermería, de la cual no salió. Dos cornadas, en el glúteo y pierna izquierda, y otra incisiva en el pariental izquierdo, fueron pronosticadas de grave. Tras el incidente el festejo se convirtió en una mano a mano entre Alejandro Trigo y Caro Gil, que fue a la postre el único que atisbó unas formas con un mínimo de interés. El diestro jerezano, que tiene anunciada su alternativa para el próximo mes de julio en El Puerto de Santa María, se quedó inédito tras quedar inutilizado de una pata, tras el tercio de banderillas, el segundo novillo de la tarde. Caro Gil no pudo hacer otra cosa que terminar con la vida del maltrecho animal cuanto antes. Y con el sexto, manso y rajado en tablas, poco o nada pudo hacer. Sin embargo, fue con el cuarto con el que demostró sus clásicas formas en momentos de buen toreo. Con la capa hizo lo más interesante de toda la tarde. Muy despacio toreó a la verónica con notables lances bien rematados con una media y adorno a una mano que hizo reaccionar a la gente. Además quitó por chicuelinas ajustadas, e inició faena de muleta con un toreo por bajo de leve tendencia al detalle y al preciosismo, aunque nada superficial. Caro Gil trazo muletazos con verdadera sinceridad, alcanzando en algunos momentos buena nota y algo de emotividad. El natural tuvo ritmo y un circular, espléndidamente trazado, llegó de inmediato al tendido. La faena, ya digo, parecía tomar altura, pero no estalló. Tras matar de estocada fue ovacionado. Y esta fue la tarde, pues auque el festejo alcanzó las dos horas y media, lo sucedido, antes y después, no tuvo mayor interés ya que Alejandro Trigo puso toda la voluntad del mundo por agradar y conseguir su objetivo pero poco o nada consiguió. El madrileño versiona su toreo con unas formas toscas que en ocasiones rozaban lo insulso y lo banal. El primer utrero, de la fuerte, seria y complicada novillada de Hato Blanco, fue quizás el de mayor nobleza y calidad en la embestida, sin embargo, Trigo, no fue capaz de trasmitir una pizca de emotividad con su toreo. Mató mal y fue silenciado. Tampoco con el quinto bis, un sobrero de Contreras, serio y astifino, con demasiadas complicaciones y al que le pegaron fuerte en varas, pudo demostrar nada. Eso sí, algo de voluntad con mínima ilusión y poco oficio. Punto y final al ciclo de novilladas de abono en la Maestranza con escasos y contados triunfos. Se esperaba mucho y ha sucedido poco. Ahora queda descubrir a los nuevos valores. Si los hay, claro.
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