El Cid, único nombre triunfador en los últimos ocho años de la corrida de la Virgen de los Reyes

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1939

La corrida del 15 de agosto, festividad de la patrona de Sevilla, sigue siendo una fecha olvidada en el calendario taurino sevillano. Con una ciudad desierta y una empresa resignada al escaso cuarto de entrada, sin ganas de inventos revolucionarios que puedan intentar dar un vuelco a este día, los festejos de esta tradicional fecha sevillana pasan como uno más entre tantos, sin brillo alguno ni triunfos. Sólo un Cid recién aternativado sacó partido dos años consecutivos. Vilches y Ventura, una oreja cada uno en estas corridas.

Carlos Moya.-

La corrida del 15 de agosto, festividad de la Virgen de los Reyes, es una fecha muy complicada en la temporada sevillana en los últimos años, y desde luego no es una de las fechas señaladas en rojo en el calendario de la empresa Pagés, porque apenas hay rentabilidad económica. Fuera de abono, la tónica dominante es que los turistas habiten los tendidos, engordando la pobre entrada en el coso baratillero. El bagaje en los festejos celebrados en los últimos ocho años no ha deparado triunfos resonantes. Sí es cierto que es un día tradicional y bonito en la ciudad de Sevilla, pero al estar fuera del abono y en pleno verano, con las altas temperaturas sobre el Guadalquivir, determina que no sea fecha atractiva para el gran público.

Si hacemos un recorrido por el balance de las últimas corridas celebradas los últimos 15 de agosto, nos encontramos en 2000 con un jovencísimo Diego Ventura, que cortó la única oreja en la tarde-noche del inusual festejo de rejones, con una monta que ya dejaba entrever lo que actualmente ha logrado -ser figura del rejoneo-, sobre todo colocando banderillas a lomos de ‘Cacao’ con pares al quiebro. Junto a él, compartieron cartel Paulo Caetano, Rui Fernández y Leonardo Hernández. Se lidiaron reses de Fermín Bohórquez.

Al año siguiente, los toros del hierro de Gerardo Ortega que desembarcaron en la Maestranza mostraron falta de fuerzas aunque se dejaron; el quinto fue devuelto por inválido a los corrales. Aquel día, El Cid pisaba la arena maestrante por segunda vez en la temporada, con poco más de un año de alternativa. El de Salteras fue el único en tocar pelo, ganando una oreja. La corrida sirvió como despedida del diestro mexicano Armillita de las plazas españolas -se retiraría ese año- y no fueron precisamente aplausos lo que recibió esa tarde de la afición hispalense. El sevillano Fernando Cepeda también participó en el cartel, dejando gotas de su toreo de clase. Muy buenos muletazos sobre todo en su primer toro, lo que le sirvió para dar la vuelta al ruedo.

En 2002 fueron complicados los astados del Conde de la Maza. Sin embargo, El Cid volvió a cortar la solitaria oreja concedida en la tarde. Fue en el primero de su lote, un toro noble y con clase que le sirvió al aljarafeño para desarrollar la calidad que lleva siempre en su muleta. Completaban el cartel Canales Rivera, que fue ovacionado en su primero y escuchó palmas en el último de su lote, y el sevillano José Borrero, quien obtuvo palmas y silencio.

Un año más tarde, en 2003, otro sevillano se hacía con una oreja como premio a su faena; en este caso, fue el utrerano Luis Vilches. Con el recuerdo del veterinario de la Maestranza, Miguel Criado ‘El Potra’, por el que se guardó un minuto de silencio, se inició esta corrida de la Virgen de los Reyes con el ya clásico cuarto de plaza de entrada y con una terna totalmente sevillana. Se volvieron a lidiar toros del Conde de la Maza para el poblense Vicente Bejarano, silenciado en sus dos toros en el día en el que pisaba la Maestranza por primera vez como matador de toros, el citado Luis Vilches y Francisco Javier Corpas, que fue ovacionado en su segundo toro.

En la temporada 2004 de nuevo una tarde de 15 de agosto de escaso atractivo para los aficionados. Se guardó un emocionado minuto de silencio por la desaparición del maestro sevillano Manolo Vázquez. Tan sólo se cortó una oreja en una corrida de rejones, también  de forma inusual en esta fecha. El cartel estaba compuesto por los rejoneadores Leonardo Hernández (silencio y ovación), Álvaro Montes (vuelta al ruedo y oreja) y Sergio Galán (silencio y ovación). Cuatro toros fueron del hierro Herederos de Félix Hernández y dos de Viento Verde.

En 2005, toros del Marqués de Domecq. Ninguno de los tres diestros del cartel pudo culminar el festejo con algún premio: Juan Manuel Benítez (saludos y aplausos), Antonio Fernández Pineda (aplausos tras aviso y saludos, también tras un aviso) e Iván García (vuelta al ruedo en ambos).

Las dos siguientes corridas de la Virgen de los Reyes continuaron quedando desiertas de trofeos. En 2006 se lidiaron toros de Hermanos Tornay, de distinta presentación y de desigual juego. El cartel lo formaban Uceda Leal (vuelta tras petición en ambos), Aníbal Ruiz (ovación y vuelta al ruedo) y Fernando Cruz (silencio y ovación); en este caso, ausencia absoluta de toreros sevillanos en una fecha muy sevillana. El madrileño Uceda Leal fue el que más cerca estuvo de cortar oreja, pero la falta de fuerzas de sus dos toros, a los que remató de dos grandes estocadas, le privó de culminar sus buenos incios de faenas.

Y el año pasado, de nuevo a los astados del Conde de la Maza, de desigual presencia, serios de pitones, sin clase y de juego escaso, que no sirvieron para que ni José María Bejarano (silencio y silencio), ni César Girón (saludos tras aviso y vuelta tras petición) ni Antonio José Blanco (ovación y palmas) salieran del coso de la calle Adriano con algún trofeo en su haber. Girón lo tuvo en sus manos, pero el presidente, Juan Murillo, no le quiso conceder la oreja. Por cierto que ese año se volvió a guardar un minuto de silencio, con notas musicales en el ambiente, por la pérdida del director de la Banda de Tejera, el maestro Pepín Tristán. La banda tocó el pasodoble ‘Giralda’ durante el paseillo en honor a su memoria.

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