Eduardo Canorea, la delegada Carmen Tovar y Ramón Valencia.
FOTO:Toromedia. |
Francisco Mateos.-
¡Qué iluso sigo siendo! Llegué hasta creerme que la empresa Pagés, o lo que es lo mismo, los empresarios Ramón Valencia y Eduardo Canorea, se preocupaban más de los espectadores que de sus propios y lícitos objetivos empresariales. Me creí a pies juntillas el espíritu de la propuesta de cambio de día y hora de la reciente corrida de la Virgen de los Reyes: "La corrida con motivo de la festividad de la Virgen de los Reyes se celebrará el 14 de agosto a las diez de la noche, y no el 15 de agosto como ha venido sucediendo hasta ahora. Este cambio se hace con el objetivo de facilitar al público la asistencia, dadas las altas temperaturas que se registran en la ciudad en estas fechas (…) Se trata de una terna llena de juventud y esperada por los aficionados sevillanos, que ya conocen la capacidad y la calidad de sus integrantes".
El cartel era bueno para la fecha de la que se trata; aquí se aplaudió. Pensaba que Canorea y Valencia al fin mostraban solidaridad con el sufrido aficionado, que además de hacer un esfuerzo importante para pagar las caras entradas de toros, deben sentarse en asientos estrechos, duros, incómodos, sin apenas escaleras ni pasillos de movilidad, y ahora en verano recalentados y con embiente asfixiante. Pero no, había gato encerrado. Ya decía yo que me sonaba raro… Y es que la pasada corrida de la Virgen de los Reyes pasa a la historia este año por ser la corrida con los precios mínimos más caros de toda la temporada.
-Oiga, jefe: ¿cómo va a ser eso? Con todos mis respetos para los tres bravos y valientes toreros, los tres jóvenes sevillanos que se jugaron el pellejo a carta cabal, un cartel con Oliva Soto, Nazaré y Moral, en pleno mes de agosto, ¿cómo va a tener los precios mínimos más caros del año?
-Pues como usted lo está oyendo, así es de cierto.
-¿Es que costaba más que cualquiera de los carteles estrellas de la Feria de Abril? A ver, que no le creo: ¿me está usted diciendo que la entrada más barata para esta corrida de los tres jóvenes sevillanos del pasado 14 de agosto era más cara que ver en farolillos a Ponce, Morante y Luque; o más cara que el mano a mano de Morante-Cid en la 'victorinada'; o más cara que el Domingo de Resurrección, con el cartelazo de Morante, El Cid y Manzanares?
-Así es; increible pero cierto.
-No lo entiendo, compadre: ¿entonces me cuesta más barato ir a ver en San Miguel, con el fresquito ya de finales de septiembre, la corrida de Morante, El Cid y Castella, que asistir el pasado 14 de agosto -con un bochorno sofocante y asfixiante- a ver a Oliva, Nazaré y Moral?
-Completamente cierto. Mire usted: ver cualquiera de esos cartelazos que me ha referido cuesta 23€ la más barata, la grada de sol, mientras que para que el 14 de agosto, con ese borchorno sofocante que me dice, se pagó dos euros más por la misma localidad: 25€. Es más: el tendido de sol para esos cartelazos de máximas figuras cuesta 34€, y para la corrida del pasado 14 de agosto un eurito más: 35€. Y para los jóvenes de Aula Taurina y Tertulia Taurina Universitaria les costaba exactamente igual ir a esos cartelazos que al de los tres chavales sevillanos del 14 de agosto…
-¡Qué barbaridad! Pues vaya 'milonga' esa del cambio de hora para facilitar la asistencia de público por las altas temperaturas y demás tontadas… Resulta que detrás de tanta buena palabrería esperaba el estacazo en la taquilla: a 25€ el pelotazo mínimo. Además, los que fuimos el 14 de agosto pasado no éramos los señoritos de farolillos, sino los subalternos retirados y torerillos tiesos de la zona; los camareros, electricistas, jornaleros, albañiles, pescaderos y demás amigos de los tres chavales, gentes de pueblo, amigos de la familia, que fuimos a la Maestranza sin preguntar cuánto costaba porque pensamos en un precio 'razonado', y cuando hemos llegado resulta que para entrar con la parienta nos ha clavado Canorea-Valencia el puyazo de 50€ por dos graditas de sol… ¡Qué barbaridad! Más caro que ver a Morante, Ponce, El Cid,… Porque claro, ellos sabían que íbamos a entrar costara lo que costara, por amistad con los toreros o sus familiares, porque somos los pobres desgraciaditos que nos nos llega para irnos a las playas; porque ahora sólo íbamos a ir los sevillanos-sevillanos, los de aquí, porque el cartel al fin tenía interés y era profundamente sevillano… y sabiendo que éramos los de aquí, en vez de ponerla más baratita, va la empresa y nos pega el estacazo de subirnos aún más los precios que los de la Feria… Esto es increible, compadre.
-Bueno… Los empresarios bajaron un poquito los precios de la sombra,… para compensar… o para disimular…
-Sí, claro,… la sombra… ¡Pero si los que fuimos éramos currantes! Se sabía perfectamente a priori el perfil de cliente que íbamos a ir a un cartel así: gente de aquí, sevillana, trabajadora, de la clase obrera, que no vamos nunca a la sombra porque no nos llega, y menos aún con la crisis… Lo que tenían que haber hecho es bajar los precios de sol, cojones. No te digo… Así estaban las gradas de sol: llenas enteras, a pesar de los 25€ de la clavada de cada gradita de sol. Y la sombra estaba casi vacía. ¡La gente iba a comprar la más barata, y aprovechan para subirla dos euros por barba! ¿Compadre, quién nos defiende de estos atropellos?
-Sí, sí… ¿defendernos? Pues lo llevas claro: ni los maestrantes, y ni mucho menos la delegada Carmen Tovar, o no has visto la de flores que le tira a la empresa cada vez que puede, sometida completamente.
-Pues nada, compadre, que como esto parece un monopolio puro y duro, ancha es Castilla; y la Maestranza. Y usted siga atreviéndose a decir estas cosas en voz alta, que después se quejará de que la empresa le veta… Si ya lo dejó escrito su compañero -también 'atrevido'- Acevedo: lo más parecido a una mosca cojonera.
*Francisco Mateos es periodista taurino sevillano, redactor de Sevilla Taurina y colaborador en otros medios.
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