Ojos que no ven

Francisco Mateos.-

     Domingo de Resurrección raro… muy raro. Llegar a Sevilla procedente de las cercanas playas de Huelva sobre las siete y media de la tarde se hacía demasiado raro. Como tantos fines de semana del año, el regreso de la playa a Sevilla se adelantaba siempre a la hora justo en la que debe comenzarse la muy andaluza siesta: había que llegar a Sevilla a tiempo para el festejo de turno de la tarde. Pero este Domingo de Resurrección iba a marcar un antes y un después. Al informador sevillano y taurino le quieren secuestrar sus manos, su libertad de expresión, su independencia y su compromiso con el ejercicio profesional de la información taurina sevillana.

     Desde hace muchos años (¿quince quizás?), puntual estaba mi cita con la Maestranza en la emblemática fecha del Domingo de Resurrección, y así ya indefinidamente cada día de festejo de la temporada sevillana, salvo aquellos -pocos- que tenía que cubrir otra plaza. A lo largo de estos tantos años, desde que el recordado Diodoro Canorea concediera aquella primera credencial de prensa a aquel 'joven' -palabra emblemática del empresario manchego-sevillano- al que conoció como primer presidente de la Tetulia Taurina Universitaria, que logró engatusarle para que, al igual que se sigue realizando actualmente, un buen número de universitarios aficionados puedan asistir a los toros con un importante descuento, y que ahora andaba en sus primeros pinitos como periodista taurino, siempre había estado, bolígrafo y cuartilla en mano, en las bancadas maestrantes para realizar la información en los distintos medios en los que he ido trabajando; las dos últimas temporadas en este proyecto, ya consolidado y que se acerca a su tercer año, de Sevilla Taurina, además de colaborar con otros medios.

     Pero lo que el padre concedió, quince años después el hijo ha retirado. Aquella credencial de prensa ha sido retirada este año; el veto, el ánimo de cercenar la libertad de expresión, en el trasfondo. Incluso se ha comunicado este veto (retirada de credencial, como lo quieran llamar, pero como la leche: blanca y en botella) después de concluir el periodo de compra de abonos, con lo que se imposibilita poder 'comprar la credencial' en taquilla. De todos modos, no es el caso. Es más, el pasado Domingo de Resurrección podría haber asistido con la credencial ofrecida por un medio de comunicación solidario y afín, que tenía una credencial libre… Pero renuncié voluntariamente al sincero y solidario ofrecimiento. No es el caso. Nunca he ido a la Maestranza a 'mangonear', a 'mendigar' un pase; aún sobran 2.000 euros al año para poder comprar el abono. No se trata de ir de cualquier forma. Se trata de ir como hay que ir. Esa frase es de Salvador Boix, apoderado del ausente José Tomás, no mía. Pero es así de verdadera. No se trata de buscarle las vueltas ahora a Canorea para acceder a la plaza de otra forma, pasando por taquilla o no. No es el caso. Se trata de poner en valor la dignidad profesional, la ética como profesional de la información taurina sevillana, y la exigencia de un trato de iguales con el resto. Mejor morir de pie que seguir viviendo arrodillado. No. Por ahí no paso.

     Por eso decía al principio que se hacía muy raro el pasado Domingo de Resurrección, camino de Sevilla por la A-49 desde El Portil a las siete de la tarde, cuando los músicos del nuevo Tristán -José Manuel- ya habían atracado el 'Plaza de la Maestranza'. Ojos que no ven… Todo tiene su parte positiva. Habituado a ver todos los festejos de la temporada 'in situ', nunca antes había conocido una retransmisión de toros de la Maestranza a través de la radio. Ha sido todo un descubrimiento -a la espera de las imágenes de Digital Plus- poder seguir el devenir de la corrida a través de los compañeros de Carrusel Taurino de Canal Sur, con el amigo Juan Ramón Romero a la cabeza. Los sonidos llegan perfectos, la descripción detallada… podía imaginarme de nuevo sentado en la grada del dos con el resto de compañeros de la información: Nacho Barquerito a mi izquierda, como cada año, con sus tres rotuladores de colores para sus peculiares apuntes de signos cuyo código descifrable sólo lo sabrá él. A mi derecha ese loco fantástico que es el Loren; más allá Emilio, junto a Manolo y José Luis. Cerca de ellos Carlos Ilián, casi pegado a Víctor y Juan Carlos. Juan Miguel, tres filas más atrás y más pegadito al palco de convite. Fernando en su sitio. Vicente anotando sobre la baranda, José Luis G.B. dejando pasar a la señora de última hora con su siempre eterna sonrisa. Ángel, con el micro inhalámbrico… Y yo allí me imaginaba, en mi sitio, como durante estos quince años, bolígrafo y cuartilla en mano… por eso hoy quiero reconocer ese pequeño viaje reconfortante e imaginario que me regalaron los sonidos y la narración de Carrusel Taurino dentro de este destierro impuesto por la empresa como castigo. Gracias Juan Ramón. Ojos que no ven… pero corazón que a través vuestra sí que sintió.

*Francisco Mateos es periodista taurino sevillano, redactor de Sevilla Taurina y colaborador en otros medios como cope.es y el programa 'La divisa' de Radio Intereconomía.

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