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Pedro Javier Cáceres.-
Quizá no resulte demasiado irracional, por sorprendente que sea, que la empresa de Sevilla haya protagonizado el notición del frío al ponerse de acuerdo con un torero, Morante de la Puebla, con marchamo de independiente pero hipotecado con un exclusivista al que las cuentas no parece salieron en 2008; un torero en permanente conflicto con la empresa sevillana pero dejándose querer en puntuales ocasiones.
De tal manera coincidirá con su máximo rival sevillano, en el ruedo y en la calle, El Cid, y con una corrida a contraestilo suyo (Victorino Martín) y a imagen y semejanza del fenómeno de Salteras. Además en mano a mano, por si no hubieran sido suficientes, para el de La puebla, las experiencias recientes de Zaragoza -en solitario-, El Puerto y Vista Alegre, de aquella guisa.
Las lluvias de abril y otoño dejaron a la Maestranza sin siete de sus festejos de abono, circunstancia que puso en entredicho el prestigio de dicho coso y sus colaterales. El anticiclón de estos días de transición de otoño a invierno ha oreado el singular albero sevillano, y con un haz de sol ha brotado la noticia del mano a mano y 'victorinos'.
Eduardo Canorea ha dicho estar dispuesto a que se hable más de Sevilla que de Madrid, y lo consiguió esta temporada con las suspensiones… Ahora este golpe de efecto lo contrarresta, aunque no será suficiente para aquellos que se obcecan en que 'el toreo' pasa única y exclusivamente por José Tomás.
Una vez orilllado el amarillo del cartel oficial, solo resta esperar a tal día de abril, con toda la artillería de plegarias y jaculatorias en posición de alerta, con el máximo de previsiones técnicas, por si acaso -de momento ya se ha jubilado la tablilla por megafonía-, y con un Morante, el más novedoso, singular y sorprendente de los atractivos cuidado entre algodones -más que Leo Messi o Kun Agüero- en los primeros compases de la temporada, porque cualquier contrariedad en ese sentido no será solventada de forma fácil; ni siquiera con Antonio Barrera, que sin duda entrará en el lote pero en otro negociado.
No es verdad que lo opuesto al amor sea el odio, si no la indiferencia; y torero y empresa se han echado muchas cuentas buscándose desde siempre: con una daga, con un mamporrero o un pañuelo blanco de mutua necesidad.
*Pedro Javier Cáceres es periodista taurino, director del programa nacional 'La Divisa' de Radio Intereconomía.
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