«…No me decepcionó. En esta selenia velada, la Virgen iluminó su capote con dorados fulgores durante toda la corrida. Alumbrado por tan privilegiada candela, derrochó Oliva Soto colorido, sabor a índicas especias en el cimbreo y el temple de las verónicas de saludo, así como en las tres chicuelinas galleando y el cambio de manos por la espalda con que dejó al toro en el caballo…»
Artículo de opinión completo de Joaquín Albaicín en la sección OPINIÓN.
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