Imágenes exclusivas de la cornada y operación del novillero Miguel Ángel Delgado

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La cámara de nuestro fotógrafo Javier Martínez siguió cada instante de la cornada y la posterior operación del joven torero de Écija, que a sus 17 años recién cumplidos recibía en la sevillana plaza de El Castillo de las Guardas su bautismo de sangre.


Miguel Ángel Delgado, volteado por el novillo de Peñajara.
FOTO: Javier Martínez.

Francisco Mateos.-

     El novillero sevillano Miguel Ángel Delgado se recupera en su domicilio de Ecija de la cornada sufrida ayer sábado en la plaza de toros de El Castillo de las Guardas. Ha sido su bautismo de sangre. La oportuna cámara de Javier Martínez, del equipo de sevillataurina.es, recogió cada momento de la cogida como de la posterior operación del novillero en el interior de la enfermería, imágenes que le ofrecemos en exclusiva

     El momento del percance se produjo cuando concluía Delgado su primera faena al segundo astado de la tarde, de la ganadería de Peñajara. Tras una faena de alto nivel, el torero se estaba gustando en unos preciosos doblones.


Secuencia completa de la cornada.
FOTO: Javier Martínez.

En uno de ellos se le venció el novillo y fue directemente hacia la rodilla genuflexa de salida del muletazo del torero, hiriéndole ceteramente y volteándolo de forma espectacular.

     El joven sevillano, que acaba de cumplir tan sólo 17 años, supo de forma inmediata que estaba herido. Apenas podía apoyar la pierna izquierda porque, además de la cornada, había sido pisoteado. Le asistieron banderilleros y hasta su director artístico, Tomás Campuzano, que saltó al ruedo para auxiliarle. Uno de sus banderilleros le puso un torniquete y logró agarrar la estocada. Nada más caer el novillo, entre sus banderilleros y Tomás Campuzano se lo llevaron a la enfermería de la plaza. Uno


Tomás Campuzano y los banderilleros lo trasladan a la enfermería.
FOTO: Javier Martínez.

de sus banderilleros dio la vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo.

     En la enfermería, el propio Tomás Campuzano desvistió al joven astigitano, que en ningún momento se quejó, pese a que era su primera cornada. Muy tranquilo y sereno, incluso miraba de reojo lo que hacía el doctor Domingo Jiménez y su equipo bajo anestesia local. El cirujano introdujo su dedo en la herida de Miguel Ángel para describir las trayectorias y su extensión. Tras comprobar que había dos trayectorias y no había graves destrozos, procedió a limpiar la herida, suturarla por planos y dejar un drenaje.

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