Una vuelta al ruedo para Ruiz Muñoz tras fuerte petición de oreja es el balance de la corrida de seis espadas, con un desigual encierro de Bohórquez. Borja Jiménez, Lama de Góngora, Rafa Serna, Ángel Jiménez y Calerito fueron ovacionados pero no lograron sus objetivos.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Fermín Bohórquez, desiguales de presentación y juego. Sin fuerza y a la defensiva el primero; manso el segundo; de buen pitón izquierdo el tercero; noble y soso el cuarto; muy noble y con calidad el quinto; venido a menos el sexto.
ESPADAS: –Borja Jiménez (de blanco y plata), saludos.
–Lama de Góngora (de burdeos y oro), saludos.
–Rafa Serna (de burdeos y oro), saludos tras aviso.
–Ángel Jiménez (de tabaco y oro), saludos.
–Ruiz Muñoz (de blanco roto y oro), vuelta al ruedo tras fuerte petición de oreja.
–Juan Pedro García ‘Calerito’ (de berenjena y oro), saludos.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Fernando Sánchez y Fernando del Toro. Buena brega de José Chacón. Acertados puyazos de Manuel Jesús Ruiz ‘Espartaco’.
INCIDENCIAS: Algo más de media plaza.
Manuel Viera.-
Siempre habrá quien sueñe con reavivar su situación a fuerza de anudar el alma y buscar el camino más corto hacia el despertar del sueño. Sólo así se puede apostar tan fuerte para recibir tan poco. Sacarse de la montera el toreo en el olvido y mantener el equilibrio entre el pasado, el presente y el esperanzador futuro. Con sobradas razones para estar ahí iniciaron el paseíllo cargados de ilusión y ambición seis toreros sevillanos. Y con el deseo que ese único toro de la oportunidad fuese el adecuado para poder mostrar cualidades y calidades.
Dicho está, no cabe ni la menor duda. Y visto está que el toro, necesario para para paliar situaciones complicadas, fue el quinto. El toro soñado para salir del ostracismo e iniciar nuevos caminos. El ejemplar de Fermín Bohórquez tuvo todas las condiciones necesarias para soñar el toreo. Para mostrarlo, para gozarlo, para emocionarse con este arte efímero que cala en los sentidos. Noble, de embestida pastueña e inmensa calidad, paradito y dejando estar. Un torero con voluntad de expresar su arte se encontró con él. Ruiz Muñoz tiene aromas de Romero en su concepto. Así lo definió desde sus primeros pasos como novillero. Y la remembranza al inimitable arte currista fue patente en una lidia de detalles que sólo tuvo la emotividad del capote y la despaciosidad, empaque y elegancia con la mano diestra. Y un trincherazo con la marca impresa de su tío-abuelo. No fue faena contundente, ni muchos menos, ni hilada, aunque sí precisa para definir las formas de entender el toreo del sevillano. Tras la estocada le pidieron la oreja, merecida o no, con la fuerza que acostumbra el público de Sevilla cuando algo le gusta, y el palco no la concedió. Sin embargo, el domingo anterior le adjudicó dos al ‘figura’ de turno. Dos injusticias, dos.
Y hubo más en esta tarde de oportunidades simuladas. Hubo el buen hacer de un Borja Jiménez muy necesario en los circuitos de las grandes ferias. Borja está en un momento de madurez torera enorme. Lo demuestra su estar en la plaza, su hacer ante la cara del toro, su firmeza y buen gusto. Algo imposible de mostrar hoy ante un toro a la defensiva, por parado y descastado, del ganadero gaditano. Lo intentó todo y casi no pudo hacer nada. Sólo con el capote dejó la muestra en unos acompasados lances a la verónica.
Sin embargo, no fue todo. Lama de Góngora sudó tinta hasta conseguir ligar una ajustada serie con la mano derecha al manso segundo. Un toro aquerenciado en chiqueros, difícil de picar y muy complicado para banderillear; pese a ello, se la jugó y clavó, como sólo él sabe hacerlo, Fernando Sánchez. Algún que otro detalle final con gusto y una estocada contundente consumió su ‘oportunidad’.
No lo tenía nada fácil Rafael Serna con el encastado tercero. Un toro con un noble pitón izquierdo que supo aprovechar a medias. Fue un toreo natural, despacioso, ajustado y con un punto de emoción que se desvaneció en inoportuno cambio a torear con la derecha. Que también logró con ella templar embestidas y pasárselas muy cerca. Desigual faena, adornada con detalles de cambios de mano y molinetes hasta que el toro se le paró. Con la espada estuvo mal.
Toda una declaración de intenciones que explica muchas cosas, aunque lo más importante no se deduce, sólo se intuyen. Y es que Ángel Jiménez se la volvió a jugar con un solo toro después de triunfar el pasado año en igual oportunidad. Reto mayúsculo para quien quería volver a ganar la apuesta. A retomar su sueño de ser. Muy complicado lo tuvo desde el inicio con un toro noble que iba y venía con escasa fuerza y nula acometividad. Por eso, más que darle una vuelta de tuerca a lo posible, el toro se la quitó con anodinas embestidas que no entendieron de deseos. El diestro de Écija exhibió su buen gusto y enormes ganas. Todo se quedó en nada. Lo mejor, la estocada con la que lo tumbó.
Calerito tuvo fe en el triunfo y se fue por él a portagayola. Pero la lidia se preveía complicada a un toro bravo en el caballo y venido a menos en la muleta. El torero de Aznalcóllar aprovechó las primeras embestidas para hacérselo venir de largo. Pero todo después fue inútil. Aprovechó lo que había, templó su muleta, piso la línea roja y obligó las acometidas para redescubrirlas hasta que se le paró. Al final, dio cierta pena observar la desilusión saturada de lo imposible. La desnudez de una obsesión por el triunfo no obtenido. Como si ya no hubiera un mañana.
AL NATURAL
¿Cuál es el objetivo de la ‘corrida de la dignidad’?
Francisco Mateos.-
En la denominada ‘corrida de la oportunidad’ -y que yo renombraba como ‘corrida de la dignidad’- del año pasado por estas fechas también tomaron parte seis toreros. Tres de ellos repetían este año en el mismo formato: Borja Jiménez, Lama de Góngora y Ángel Jiménez. Los dos primeros fueron ovacionados, mientras que el diestro de Écija cortó una oreja. Los otros tres de hace un año eran Esaú Fernández y Javier Jiménez (ovacionados) y Oliva Soto, que cortó una oreja. Por su parte, Calerito cortaba una oreja en su alternativa del último septiembre. Por tanto, en la corrida de hoy había dos toreros que habían cortado oreja en Sevilla el año pasado: Ángel Jiménez y Calerito. Cortar una oreja en sus casos les ha servido… para anunciarse en la ‘corrida de la dignidad’ y lidiar menos toros -en el caso de Calerito- que con el triunfo del año pasado: sólo un toro. Y en cuanto a Oliva Soto, ha entendido el camero que no es de recibo cortar una oreja de un sólo toro a lidiar, y que el premio sea volver a anunciarse con el mismo formato. Una reflexión totalmente lógica. En conclusión, esta ‘corrida de la dignidad’ no está cumpliendo con lo que debería ser su objetivo.
Y más complicado se les pone a los seis coletudos si en el palco está un presidente como Fernando Fernández Figueroa. Menudo petardo con el quinto, una faena valorada por la afición con una amplia mayoría de pañuelos, pidiendo la oreja que le corresponde su concesión según el Reglamento, pero que el presidente negó de forma antirreglamentaria. Le robó una oreja a Ruiz Muñoz. A El Juli hace siete días -rico y toreando en todas las ferias- se le premió de forma excesiva con dos orejas (VER), y ahora con Ruiz Muñoz -un pobrecito que no torea en ninguna parte- se le castiga sin la oreja pedida mayoritariamente por el público, por un ridículo capricho de un mal presidente. Y más aún con las connotaciones de ‘oportunidad’ de esta corrida, porque además no era fácil arrancar pañuelos: la media placita cubierta era de buenos aficionados y profesionales, siempre los más reticentes a sacar pañuelos. No encontrarán ninguna crónica en la que se diga que la petición no fuera mayoritaria.
Se llevó la bronca de la tarde Fernando Fernández Figueroa por la ruín, insensible y antirreglamentaria decisión de birlar una oreja a Ruiz Muñoz. En el otro extremo, Curro Romero, tío-abuelo de Ruiz Muñoz (nieto de una hermana del Faraón), a quien Ruiz Muñoz le brindó su toro. Su egregia figura en la delantera de un palco, a sus 89 años, fue recibida por la catedral del toreo como la venida del Espíritu Santo taurino hecho hombre, con una ovación larga y profunda con la plaza puesta en pie. Y Curro volvió a tener entre sus manos una montera en la plaza de la Maestranza.
LA VOZ DE LOS ABONADOS
El aburrimiento intermitente
Unión taurina de abonados y aficionados de Sevilla.-
Esta tarde tocaba la ‘corrida de la oportunidad’. Para que nadie diga que la empresa no atiende a los toreros sevillanos, la mercantil taurina ofrece un cara o cruz con todas las papeletas para que salga cruz. De triunfo rotundo no se puede hablar. Predominó el aburrimiento con matices. Para empezar, comenzar diciendo que una vez más los presidentes se empeñan en aprobar toros de plaza de segunda e incluso de tercera. Los toros lidiados el sábado en Guadalix tenían más trapío que los de esta tarde. No comprendemos como el presidente Fernández Figueroa pega estos bandazos mostrándose una hermana de la caridad en los reconocimientos y luego se pone en su sitio para negar una oreja a Ruiz Muñoz. Un poco de coherencia, por favor.
Los ‘bohórquez’ -habitualmente se lidian para rejones- han dado un mal juego. Llevaban dentro lo habitual de hoy. No sirven para la suerte de varas, todas simuladas, y en la muleta mucha sosería o como se dice ahora ‘excesiva nobleza’ para enmascarar carencia de casta y por ende de emoción.
A Borja Jiménez le corresponde un toro sin trapío, estrecho de sienes y astigordo. Y aparte de todo eso, sin fuerzas. Con este material demostró oficio y su labor era imposible que calara en los tendidos. Lama de Góngora lidió un toro con unos pitones de vergüenza. Querencia a tablas. Costaba un mundo sacarlo fuera, pero José Chacón se pone el mono de trabajo y hace una buena lidia. Como nos tiene acostumbrados, Fernando Sánchez pareó muy bien. El matador es todo ganas y voluntad de agradar, pero el toro carece de fondo, fuerza y muchas cosas más. No pudo ser. Rafael Serna se enfrenta a otro toro de plaza de tercera. Varas simuladas y buen inicio de faena de muleta, obligando y por bajo. El toro se va desfondando poco a poco, pero los muletazos de Serna tienen demasiados enganchones. Faena de altibajos a modo de hoy sin más pretensiones. Al final, desarme y mata mal.
Un toro abrochado de cara y rematado de cuerpo le toca a Ángel Jiménez. Desorden en la primera vara. La segunda, como siempre, simulada. Colocación ventajista en la muleta ante un toro soso que no transmite nada. Muchos pases, poco temple. Estocada entera. Ruiz Muñoz hizo lo mejor de la tarde ante otro toro de plaza de segunda que se escobilla pronto. Torea con gusto con el capote y consigue llegar a los tendidos. Brinda a Curro Romero y comienza su faena por la derecha con unos buenos pases desmayados y limpios. Continúa toreando con mucho gusto, muleta planchada y temple. Recibe muchos aplausos para concluir con estocada algo trasera. Petición no mayoritaria de oreja que el presidente no concede con buen criterio. Merecida vuelta al ruedo. El mejor toreo de capa de la tarde lo ofrece Calerito. Cadencia y buen gusto cargando bien la suerte. Picó en su sitio dos varas simuladas Ruiz Román. Calerito en la muleta no se enfada con el toro y no pone sobre el albero la emoción que le falta al toro. Mata de una excelente estocada de efecto fulminante.
GALERÍA GRÁFICA (Pagés)