En la Academia de Buenas Letras de Sevilla

Los distintos enfoques culturales de la Fiesta

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Una de las jornadas de la Fundación de Estudios taurinos, celebrada en la Real Academia de las Buenas Letras de Sevilla.

Las Jornadas ‘Tauromaquia y Cultura’, organizadas por la Fundación de Estudios Taurinos esta semana en la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, fueron todo un éxito, con el fin de “reivindicar el papel de la Tauromaquia como cultura”, tal y como expresó Fátima Halcón, directora de estas jornadas.

Redacción.-

     La primera ponente fue Araceli Guillaume-Alonso, doctora en Filología Hispánica de la Universidad de la Sorbona, que tituló su conferencia ‘Los toros: sustrato cultural en la sociedad del Siglo de Oro’, una interesante ponencia en la que explicó cómo en los siglos XVI y XVII se fueron configurando aspectos de raigambre aristocrática que evolucionaron para desembocar finalmente en la corrida moderna. En segundo lugar intervino el filósofo francés Francis Wolff, que tituló su ponencia ‘El arte de jugarse la vida’, en la que definió la corrida como “mucho más que un arte”, añadiendo que “el toreo sí es un arte de performance como decimos ahora, pero también en el sentido clásico porque tiene criterios estéticos”. En este sentido, aseguró que “el creador del arte del toreo es Juan Belmonte”, fechando su creación en el año 1913.

     Cerró este primer día el catedrático de la Universidad de Sevilla Rogelio Reyes Cano, con una ponencia sobre ‘Los toros en la literatura: la dimensión poética de la Fiesta’, en la que destacó los momentos estelares de la relación entre la Tauromaquia y la literatura, remontándose al ‘Caballero de Olmedo’ de Lope de Vega y desembocando en la Generación del 27.

     La primera ponencia del segundo día corrió a cargo del matador de toros Luis Francisco Esplá, que en su disertación titulada ‘El toreo como origen de la producción artística’ mantuvo la teoría de que el toreo nace más como una ciencia que como un arte. “Se trata de un ejercicio sometido a reglas, donde la ética y la agudeza son los principios que se van depurando con el tiempo. Después llegan los recursos, y con ella la filigrana. Y de su mano el gracejo, y de ahí el duende. Y el duende es el padre del arte”, dijo. Continuó esta segunda jornada con una conferencia de la catedrática Pilar Léon titulada ‘El toro: origen mítico y naturaleza sagrada’, en la que la investigadora desgranó el origen divino del toro como tótem sacralizado de la sociedad, haciendo un recorrido por su presencia en Grecia, Egipto, Mesopotamia y Fenicia. Una explicación que partió del cartel taurino de la Maestranza para esta temporada, obra de Norman Foster, que definió como “un gran homenaje al toro, de origen mítico y naturaleza sagrada, un animal extraordinario”.

     Cerró esta segunda sesión el cineasta Agustín Díaz Yanes, que tituló su conferencia ‘La tauromaquia y la cultura del pueblo’, en la expuso que los toros son “un artefacto cultural creado por la burguesía española”, señalando la espada como “elemento civilizador de la Fiesta”. En este sentido, dijo que «la espada eligió a un trabajador proletario del matadero de Sevilla para que la montara, mirara al toro y lo matara. A partir de ahí fueron los jóvenes los que diseñaron un espectáculo que debía ser urbano y reglamentado, del que surge la lidia».

     La última sesión del ciclo ‘Tauromaquia y cultura’ comenzó con una ponencia del catedrático de letras clásicas y doctor en antropología François Zumbielh. Con el título ‘Instantes del arte, arte del instante’, su charla destacó detalles de la corrida que van más allá del toreo: “Aunque la mirada de los aficionados siempre esté centrada sobre eso que se está desarrollando en el ruedo, la corrida es un espectáculo total del que se pueden captar más cosas del núcleo de la tauromaquia. Hay actitudes, gestos y exclamaciones que constituyen la expresión teatral de la corrida”, señaló.

     Por último, el torero sevillano Pablo Aguado puso el colofón al ciclo. Fue entrevistado por la directora del ciclo, Fátima Halcón, y el escritor Alberto González Troyano, que mostraron interés por la técnica del toreo y su evolución, los comportamientos del toro y los gustos de los públicos. Aguado mantuvo que la tauromaquia “siempre ha ido acorde a la evolución de la sociedad”, incluyendo en ello al toro, la forma de torear y las motivaciones de los toreros: “Hoy en día todo es distinto: hay acceso a todo, a un capote, a un vestido, una oportunidad. Eso hace que se toree más por deseo que por necesidad”.

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