REAL MAESTRANZA - 7ª Feria de Abril

Tomás Rufo, un prodigio insólito

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El diestro toledano debutante Tomás Rufo, a hombros por la Puerta del Príncipe.

El toledano Tomás Rufo, nuevo en la Maestranza, ha cuajado una gran tarde, siendo premiado con una oreja en su primera faena y las dos del segundo de su lote, saliendo a hombros por la Puerta del Príncipe. El Juli ha cortado una oreja y Roca Rey, ovacionado. Interesante corrida de Victoriano del Río.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Victoriano del Río, bien presentación, nobles y de notable juego en general. Los mejores, segundo, tercero y cuarto.
ESPADAS: –Julián López ‘El Juli’ (de azul cobalto y oro), silencio y una oreja.
Roca Rey (de tabaco y oro), saludos tras aviso y ovación tras dos avisos.
Tomás Rufo (de rioja y oro), oreja y dos orejas.

CUADRILLAS: Destacaron en banderillas Sergio Blasco y Fernando Sánchez.
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’. Tormenta, truenos, viento y fuerte lluvia.


Manuel Viera.-

     Resulta difícil, quizá, encontrar entre los jóvenes que han llegado al estrellato del toreo en los últimos años, un torero tan talentoso, tan natural y ambicioso, capaz de desplegar todo su potencial en una tarde de perros debido a la climatología adversa. Una tarde de tormenta, de viento, de barro resbaladizo y de torrencial lluvia.  Sólo recordar lo que ha hecho, y como lo ha hecho el debutante Tomás Rufo, produce vértigo.

     Arrimó valor como nadie, naturalidad y talento, a un toreo sincero y directo. Naturalmente emotivo, extraordinariamente auténtico y lisa y llanamente maravilloso. Y hasta hizo un empleo espectacular de su arte. Sin estridencias, solemne, y muy seguro de su hacer y decir, expuso de manera magistral su clásico concepto tan diferente como emotivo. La frescura, el impulso juvenil, el refinamiento de una lidia tan sentida como valerosa, son características que definen la tauromaquia del joven diestro toledano. En definitiva, un toreo sin palabras para definir. Un toreo en el que es muy fácil percibir la emoción.

     La faena al sexto, un toro mansito que se salía de la suerte en busca de querencias, derrochó sensibilidad e incluso dramatismo. La cogida, entregado para finiquitar, fue de suerte y milagro al salvarse de una cornada, posiblemente, brutal. Y no tuvo reparo en usar y abusar del valor para volver a entrar a matar y dar argumentos a una obra que tuvo el carácter emotivo de las cosas bien hechas. Una lidia cuyo resultado dio cuenta de un toreo de capa excepcional. Verónicas que pararon el tiempo hasta alcanzar la cumbre de lo emocional. Delicadeza, después, en cada uno de los trazos diestros, en la suavidad del hondo y despacioso natural, en la brillantez de los cambios de manos y los pases de pecho, en la particularidad de los adornos y, sobre todo, en esa naturalidad y punto de temple en la ejecución. Con la solidez de un concepto de auténtica calidad artística, del que hizo gala el que se mostraba por primera vez como matador de toros en la Maestranza, plantó bandera en el encharcado albero y conquistó Sevilla. La estocada final apuntaló las dos orejas, tal vez excesivas, que le dieron derecho a abrir la soñada Puerta del Príncipe.

     Porque en el primero de Victoriano del Rio, un toro noble y con recorrido, también cortó un apéndice tras una lidia en la que expresó la cadencia, el ritmo y una lentitud pasmosa con el capote, además de realizar una faena, algo desigual, aunque con resultado atractivo y convincente. Una faena, mejor con la derecha, consistente en una sólida estructuración clásica, imaginativa y de fresca inspiración. La estocada bien mereció el apéndice.

     El Juli volvió a brillar en Sevilla en tarde de lluvia con el noble y bravo cuarto. Hizo una lidia poderosa construida sobre el soporte del mando y la perfecta técnica. Una faena suficiente, veraz y bien hilada, más con la derecha que con la izquierda, como para contentar al más purista. Una lidia hecha con valor y sapiencia a partes iguales. La profundidad del trazo diestro con la muleta a rastras se solapó con la lentitud rítmica sin limitación del recorrido, resultando, junto a la cadencia y lentitud del natural, una obra sin aristas, depurada y con dosis de emoción. Una faena hecha a golpe de maestro. Hundió el estoque con el que rubricó lo dicho.

     La sosería y poca fuerza del primero le dio pocas opciones al torero madrileño. Además, con el vendaval reinante era imposible torear. La actitud por agradar estuvo por encima de lo conseguido. Todo lo hizo con la mano derecha. Con la espada estuvo muy mal.

     Roca Rey le pudo cortar la oreja al segundo -un toro mansito que transmitía emoción a los tendidos- si hubiese metido la espada en el primer intento. No obstante, supo hacer llegar el gozo con ese estatismo revelador de su toreo. Quieto, ofreció con la derecha una notable versión de toreo vertical. Igual de convincente estuvo con el toreo al natural ejecutado con destreza y profundidad. Esfuerzo y concepto, singular combinación que dio pie al torero peruano a expresar un toreo ciertamente interesante y contundente. Al quinto, noble, aunque de embestidas a la defensiva, le alargó una faena de momentos, aunque sin conseguir suficiente nota al final.

     Terminó la tarde con muchos aficionados empapados en agua, aunque con la percepción de que un nuevo torero quiere mandar en esto.


 AL NATURAL 

Excesos

Francisco Mateos.-

     El ‘No hay billetes’ que colgaba en las taquillas a las seis de la tarde lo desbarató media hora después la lluvia. Justo a las seis y media en punto, cuando Juli, Roca Rey y el debutante Tomás Rufo iniciaban el paseíllo comenzaba a caer el diluvio sobre la plaza de la Maestranza. Muchos, sin paraguas ni ropa de lluvia adecuada, aguantaron estoicamente el primer toro pero tuvieron que desistir al estar calados y abandonar su localidad en busca del refugio de los pasillo interiores, y hasta marcharse de la plaza. Del lleno completo se pasó a tres cuartos de plaza en cuestión de media hora.

     Y esta lluvia vino a poner la nota adicional de emoción y de valoración sobre todo lo que se hacía sobre el ruedo. ¡Qué mérito de toreros y cuadrillas por echar adelante la corrida y jugársela con un albero de patinaje artístico! Por cierto, bien el presidente Fernández Rey en aligerar el tercio de banderillas con sólo dos pares.

     Pero si todo esto es valorable adicionalmente, me queda la duda del papel de la música. ¿Cuándo debe tocar la Banda de Tejera: cuando el director intuye que va a venir una buena faena, pero que en esos momentos aún no es una faena de altos vuelos, o esperar a que estalle esa faena memorable y refrendarlo atacando el pasodoble cuando la plaza ya hierve en ovaciones? Entiendo, en mi concepto, que debe ser lo segundo. Porque aplicar el primer criterio lo deja al arbitrio del director de la banda y, además, influirá en el vuelo emocional que coja la faena entre los espectadores. No es igual de valorada una faena que desde la primera tanda suena la música, a otra faena en la que la música suene cuando ya la faena está en pleno apogeo. En el primer argumento es intuición del director de la banda; en el segundo, constatación y refrendo a las ovaciones generalizadas de los aficionados.

     Y esta tarde creo que la rapidez de la música en atacar el pasodoble ha influenciado en cierto modo en las valoraciones de algunas faenas. Estoy convencido de que alguna de las faenas de esta tarde no tendría el mismo resultado si tal cual no hubiera habido pasodoble de acompañamiento. Un exceso que da como corolario otro exceso, como es la Puerta del Príncipe por dos buenas faenas, una demostración de afición y valor tras una voltereta terrible. Cuidado con los excesos, que indigestan; más, en Feria.


 LA VOZ DEL ABONADO 

El convidado

Unión Taurina de Abonados y Aficionados de Sevilla.-

     Este hierro lleva varias temporadas llevando una buena línea. Suele presentar bien las corridas; se supone cuando las pagan bien. En Sevilla lo del dinero debe ser otra cosa, porque de los seis toros que saltaron al ruedo únicamente el segundo era cabeza de camada y por lo tanto de plaza de primera. El tercero, chico, un zapato. El resto de plaza de segunda.

     Es de justicia decir que, a pesar del mal estado del piso plaza y de los inconvenientes de la lluvia, los toros no fueron la ‘tonta del bote’ como nos tienen acostumbrados otros muchos hierros que torean las mal llamadas figuras. Segundo y cuarto fueron bravos en el caballo, pelearon bien y encima el cuarto derribó al piquero. Destacar aquí un excelente quite de José María Soler, librando de un percance a un monosabio. En la muleta casi todos sirvieron, pero el toreo verdadero lo ejecuta Tomás Rufo.

     El convidado del cartel ha dado un buen repaso a sus dos compañeros. Toda su labor estuvo salpicada de buen gusto, torería, colocación y algo que pocos hacen: el temple. No vamos a entrar en polémicas sobre si fue justa o no la Puerta del Príncipe de Rufo. A buen seguro que los puristas dirán que entró dos veces a matar. Otros dirán que tras el palizón, había que ser algo indulgente con el chaval. Pues si para algo ayuda esta generosa Puerta del Príncipe que sea para que le den contratos y podamos seguir disfrutando del buen toreo de Rufo.

     Juli y Roca son capítulos de una tauromaquia muy manida y manipulada. Estos matadores poseedores de una gran técnica hacen las cosas que, siendo mediocres, parecen buenas, y no lo son. Nunca pisan terrenos del toro, pocas veces se cruzan y el temple brilla por su ausencia. Son repetitivos y como al menos no les falta valentía, venden todos estos ingredientes a un público escaso de aficionados, a los que ya no convencen.

     El dadivoso presidente Fernández Rey -en su línea de mal presidente- regala una oreja a El Juli por destorear y apreciar mayoría en una minoría, que una vez más y como casi todas las tardes se deja influir por una música desacompasada con las calidades de las faenas.

     Destacar un día más al enorme banderillero que es Fernando Sánchez, al que en esta ocasión acompañó con dos buenos pares su compañero Sergio Blasco.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 


 OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) 

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