REAL MAESTRANZA - Novillada con picadores

Bravos en los petos

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1854
Calerito.

Interesante el juego de los novillos de Dolores Rufino en el tercio de varas, pero después en la muleta se venían abajo y no transmitían en sus embestidas. Miguel Ángel Pacheco se anotó una vuelta al ruedo sin fundamento, mientras que Calerito mostró gran actitud. Jesús Muñoz, con carencias.


SEVILLA / Novillada con picadores

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de Dolores Rufino, desiguales de presentación, bravos en los caballos, sosos y parados en la muletas. Destacaron el noble y encastado primero, y el también noble, venido a menos, segundo.
NOVILLEROS: -Miguel Ángel Pacheco (de celeste y oro), silencio tras aviso y vuelta al ruedo.
Jesús Muñoz (de tabaco y oro), silencio tras aviso y silencio.
Juan Pedro García ‘Calerito’ (de azul marino y oro), saludos y silencio tras aviso.
INCIDENCIAS: Media plaza. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Manuel Lozano Hernández, el abonado más antiguo de la Maestranza.


Manuel Viera.-

     Es época de exiguas exigencias. De público influenciado por lo vulgar y lo anodino. Y de una afición desvanecida que se aleja cada vez más del caos conceptual de una Fiesta a la baja. Jamás entenderé que quien dirige y enseña torería y valores a un novillero le deje, tras lo trivial de una faena, dar la vuelta al ruedo que premia el buen toreo, cuando lo hecho resultó tan anodino como pesado y aburrido. Y es que lo malo no deja de ser malo por mucho que sea maravilloso pasear por el albero de la plaza de toros de Sevilla saludando palmas de mentira. Porque lo importante aquí no existe. Porque no obtiene mayor trascendencia que lo banal.

     Miguel Ángel Pacheco se marcó por su cuenta una vuelta al ruedo que nadie le pidió. E incluso provocó la ovación cuando otras leves palmas agradecían la estocada con la que tumbó al noble y soso cuarto novillo. Y nadie de su entorno se lo impidió. Bien es verdad que lo deseado pasa a ser todo o nada. Que el triunfo ansiado se difumina y la impotencia crece. Pero la dignidad de un torero es algo tan valioso como el mayor de los triunfos.

     El gaditano de la Línea de la Concepción mostró su actitud en el prólogo de rodillas al cuarto. Le echó valor y temple en los inicios de faena, pero el novillo se le paró. Fueron mil pases sin contenido, anodinos, en busca de lo utópico. La espada, lo mejor.

     De parecidas formas trascurrió la lidia del encastado, venido a menos, primero. El inicio prometedor, con una destacada y templada serie diestra, lo mejor. Y poco más. Algún natural bien dibujado e intentos con la derecha para alargar las cortas y sosas embestidas. La espada también funcionó.

     La novillada de Dolores Rufino mostró su bravura en el peto de las cabalgaduras. Avistaban al caballo de lejos y galopaban fijos a su encuentro. A todos les apretaron en las primeras varas. Quizás por ello se apagaron después demasiados pronto en las faenas de muleta. O sólo, quizá, fuese cuestión de casta.

     Jesús Muñoz mostró sus dudas y carencias con el noble y venido a menos segundo. Más cantidad que calidad en los muchos muletazos diestros, y muy desconfiado en los intentos con la izquierda. Con la espada mal.

     Al quinto lo picaron como poco se ha picado en lo que va de temporada en la Maestranza. Apretó con bravura en el peto y dejó muestras de la mala calidad de sus embestidas en la muleta. El sevillano de La Puebla del Río le anduvo entre dudas y multitud de pases sin contenido. La espada, esta vez, le entró.

     A Calerito no se le puede negar su enorme actitud. En sus dos novillos se hincó de rodillas delante de chiqueros entre los medios y la raya de picadores. Lanceó vibrante a la verónica y por chicuelinas. Y lo dio todo con el tercero, un utrero que tras su bravura en el caballo, ni humilló ni embistió. Dibujó el natural mejor que el pase diestro, pero no hubo manera de hilvanar más de dos. Algún que otro detalle por bajo y una espada que no funcionó. Con el manso y complicado sexto lo intentó todo sin nada a cambio.


AL QUITE

No habrá segundo examen

Antonio Girol.-

     Viendo esta tarde-noche a los tres novilleros bregar con el encierro de Dolores Rufino en el amarillo albero de La Maestranza, me acordaba de todos esos jóvenes extremeños, de más o menos su misma edad, que, a esa misma hora, quemaban las redes sociales indignados por tener que repetir sus exámenes de selectividad por culpa de la ineptitud de la Universidad de Extremadura, a la que se le coló un ‘hacker’ y que aun a sabiendas del pirateo procedió a realizar las pruebas de acceso.

     Pensaba en ellos y en su suerte comparada con la de Jesús Muñoz y Calerito, a quienes seguro que también les habría encantado que, a la mañana siguiente, la empresa Pagés hubiese sacado un comunicado similar al de la UEX diciendo que se iban a repetir los exámenes; en su caso, la novillada al haber detectado un error en los animales reseñados que en lugar de estar destinados para bravo en la Maestranza lo estaban para manso en el Matadero del Sur.

     Para desgracia de los tres novilleros, esto no ocurrirá y en eso se diferencian de tantos jóvenes que protestan por segundas oportunidades. Circunstancia que, por desgracia, nunca llegan para chavales que ven pasar la temporada casi en blanco y que cuando les llega una mínima raya de esperanza en forma de novillada en Sevilla se topan con un encierro sin opciones que, no es difícil de imaginar, les habrá roto todas sus ilusiones.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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