El diestro alicantino José María Manzanares le ha cortado las dos orejas a un buen toro de la ganadería de Núñez de Cuvillo. El extremeño Alejandro Talavante paseó un apéndice del tercero, mientras que Sebastián Castella fue ovacionado. Se colocó en las taquillas el ‘No hay billetes’.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo, de aceptable presentación e interesante juego. De acusada sosería el primero; encastado y de nobles embestidas el segundo; noble, pronto y repetidor el tercero; descastado y venido a menos el cuarto; flojo y de escaso fondo el noble quinto; soso y parado el sexto.
ESPADAS: -Sebastián Castella (de azul y oro), silencio tras aviso y saludos tras aviso.
–José María Manzanares (de sangre de toro y oro), dos orejas y saludos.
–Alejandro Talavante (de tabaco y oro), oreja y silencio.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas José Chacón, Rafael Rosa y Luis Blázquez.
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’.
Manuel Viera.-
La capacidad para transmitir el gozo a través de su toreo es fascinante. No es de extrañar que la gente se sumara a la fiesta en el ruedo con la lidia de José María Manzanares al segundo de la tarde. Un buen toro de Núñez del Cuvillo. Tuvo momentos tremendamente emocionales en una obra maravillosamente dicha y hecha. De refinada hondura y excelente temple. Brutalmente lento fue el muletazo diestro. Sensacional el infinito pase de pecho trazado con una lentitud pasmosa. No cabe duda de que el momento estrella de la lidia residió en un lentísimo y majestuoso circular, y un cambio de manos interminable con el que acabó coronando una faena de un alto sentido emocional. Posiblemente, el muletazo mejor logrado de una lidia en la que quedó reflejado también el natural. Escasos, pero de enorme belleza. Sólo dos, pero en ellos reunió todas las delicadezas de un trazo de irresistible goce.
Se pudo compartir el gusto de Manzanares realizando el toreo con el noble y bravo ejemplar del ganadero gaditano. Un toro de nobles y boyantes embestidas que humilló y se desplazó, sobre todo por el pitón derecho, con demostrada clase. Un toreo contagiado a la gente con su estética y su encanto. Una faena de calidad con reminiscencias clásicas, no desprovista de brillantez pese a su habitual desajuste en los muletazos de inicio. Y pese a ligeros altibajos en el epílogo de una obra culminada con una contundente y certera estocada en la suerte de recibir. Dos orejas.
Retomó el hilo del temple con dos largos y despaciosos muletazos diestros al flojo, aunque noble y boyante, quinto. Y aumentó el interés con el soberbio natural aderezado con el interminable pase de pecho. No fue una faena pletórica, quizá algo discontinua, pero sí demostración palpable de un toreo refinado y armónico, de indudable empaque y enorme facilidad para transmitir la emotividad imprescindible en el toreo. Con media estocada y un golpe de verduguillo acabó con el desfondado toro.
A fin de competir consigo mismo, Alejandro Talavante nos regaló una sucesión de lances por delantales, de ritmo suave, al quitar el primer toro de Manzanares. Fue tarjeta de presentación de quien se mostró triste y aburrido en comparecencias anteriores. Sacó pecho e hizo gala de su actitud en una notoria tanda de templados muletazos genuflexos para principiar faena al noble, pronto y repetidor tercero. Un toro al que no se le picó, que mostró después la clase de sus embestidas, en especial por el pitón izquierdo. Al extremeño le costó un mundo hacerse con las acometidas. Parecía hacerlo sin alma en un inicio de correctos y anodinos trazos. Hubo que esperar, pasado el ecuador de la lidia, para ver a un Talavante entregado en el toreo al natural, dispuesto a subir el listón de una faena notable en el epílogo y, como tal, más emotiva. Posee, cuando quiere, tan mágica y acogedora calidad, que tres largos y hondos naturales, suaves y poderosos, se deslizaron por la tierra de albero, entre remates de pecho y pases por bajo mirando al tendido, con un encanto especial. Se entregó sin miedo en un espadazo del que salió milagrosamente inmune tras la cogida y brutal golpetazo en el vientre. La oreja fue justo premio.
La sosería del parado sexto le trasmitió una bajada de ánimo que acabó con su ilusión y con la de gente en los tendidos.
Sebastián Castella se topó con lo menos bueno de la interesante corrida de Núñez del Cuvillo. Con el noble, aunque soso, primero demostró sus ganas en una faena de correctos trazos, a derecha e izquierda, sin pizca de emoción. Una enorme cantidad de pases que sólo sirvieron para escuchar el aviso de que el tiempo le concluyó. Con los aceros, mal.
Y con el cuarto, descastado y de sosas embestidas, mostró su buena actitud e indiscutible valor atornillando las zapatillas en la tierra de albero para deleitar con su característico pase cambiado por la espada. Para después emplearse en una lidia a la que le faltó la emotividad pese al arrimón final. Pinchó antes de hundir el acero y le ovacionaron lo hecho.
AL NATURAL
Sevilla fácil
Francisco Mateos.-
Cada año se da un pasito más en la facilidad a la hora de los mínimos exigibles. Cada vez un pasito más en bajar la exigencia mínima en presentación; tercios de varas con sólo señalar, simulando una verdadera suerte de varas; mucho más permisivo cada año en mantener toros con fuerzas tan escasas en los primeros tercios que se adivina que se parará o claudicará en el tercio final; y por supuesto, bajada de exigencias para las concesiones de trofeos.
Tres orejas se han cortado hoy, y porque la segunda mitad de la corrida no contó con ningún buen toro como la primera parte, en la que segundo y tercero -para Manzanares y Talavante- dieron todas las opciones -y más- para un gran triunfo de lío gordo.
El segundo lo aprovechó Manzanares… a su manera. Estuvo bien, sí… pero en la plaza quedó la sensación de un gran toro en la muleta que pedía más profundidad y verdad en los muletazos, ajustarse, no abusar de toque para afuera… Con una oreja con fuerza hubiera ido bien el alicantino. Pero en plenos farolillos y con la resaca del impacto del suceso del indulto del día anterior, el público ya está embalado y tan fácil como si de las rebajas veraniegas se trataran.
De esa facilidad se aprovechó también Alejandro Talavante. Se dio cuenta tarde del pedazo toro para la muleta que tenía como tercero. Hasta el último tercio del trasteo no empezó a despertarse de esa siesta taurina en la que está sumido. Antes, muletazos sueltos, deshilvanados, sin unidad, sin criterio ni orden. Una pena no haber reventado al tercero. Y la oreja la cortó porque -eso sí- entró a matar bien y salió con un fuerte golpetazo en el bajo vientre, y con el toro muerto del espadazo.
Es una pena que en una plaza como la de Sevilla -referente mundial del toreo, y más en plena Feria de Abril- se rebaje año tras año el nivel de exigencias en todos los sentidos, con una autoridad -la Junta de Andalucía- que ni está ni se la espera, limitándose a nombrar a blandos presidentes que no velan, precisamente, por el prestigio y la máxima seriedad de la Maestranza. Una pena.
LA VOZ DEL ABONADO
El ‘pasteleo’ del medio-toro
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.-
En el mundo del hampa, el término ‘pasteleo’ viene a significar algo así como usar determinados manejos para conchabarse y dar gato por liebre. El elenco de actores de la corrida de esta tarde pertenece a la primera fila taurina de los promotores del ‘pasteleo’ de la moderna tauromaquia. El dúo Casas-Castella. El trío Matilla-Manzanares-Talavante. La empresa de Sevilla. Y por último, Gabriel Fernández, un presidente ‘agradaor’ que bendice en los reconocimientos y festejos el material ‘pastelón’ que le presentan. Son responsables de la supresión material de la suerte de varas. De ofrecer gato por toro. De que los abonados de Sevilla deserten de la plaza y se marchen a casa.
¿Qué ofrecieron? Corridita terciada en su presentación, con algunos animalitos anovillados. Todos muy obedientes. ¿Bravos? No. Dúctiles, sumisos, manejables (ya salió la horrible palabra). Toretes para hacerles el toreo de salón a la perfección.
Castella se hartó de dar pases, que no de torear. Lo hace tan mecánico, tan desviado, que tiene escaso eco en el público ocasional de hoy.
Manzanares, en el patio de su casa, tuvo un primer toro amigo benefactor de pastueñas embestidas. Suavecitos y estéticos toro y torero conforman una faena típica en el de Alicante. Mucho despegue, compás abierto, poco cargar la suerte. Este ‘pasteleo’ encandila a la masa ocasional y al presidente blandengue, y dos orejas de pueblo al esportón.
Parecía que la puerta de la gloria maestrante estaba fácil, pero el segundo torillo de Manzanares no fue tan colaborador. Nulo de fuerzas, defendiase cara arriba. En fin, ciertas dificultades insalvables para esta tauromaquia moderna. El gozo en un pozo. Otra vez será, maestro.
Talavante ha comparecido con las tres ganaderías santo y seña del medio-toro: García Jiménez, Garcigrande y Cuvillo. Su mentor tiene tela de fuerza. Que se lo piense si quiere seguir en esto del medio-toro. O que le pida clases a Manzanares. En su primer enemigo estuvo algo más decidido y aprovechó los dos buenos pitones del anovillado toro. Buenos derechazos y una tanda con la izquierda que nos hizo recordar al de otras temporadas. Le dieron una orejita. En el sexto no puso -o no quiso poner- esa salsa que da la emoción que el torillo flojo no tenía. Talavante pasó por Sevilla con mucha pena y poca gloria.
LA CORRIDA, AL COMPÁS
No hay billetes
Fernando Naranjo.-
Sólo el sol tiene criterio
dorando este rubio albero
donde se juega el torero
ser o no ser ¡Qué misterio!
No es del palco el magisterio,
siempre tan menor de edad;
descerebrada oquedad
y arrogancia maestrante,
que no calibra el instante
preñado de intensidad.
Donde cuelga un ‘No hay billetes’
para más almas sentir,
testigo el Guadalquivir
y andaluces minaretes,
cuando la Feria promete
divertirse en este coso,
maestrante riguroso
en sus tardes más feriantes,
hoy le tocó a Talavante
un presidente roñoso.
Monótona flor de lis
aunque la riegue este río,
torero es de cuello frío.
¿Teniendo su nido aquí
parece nunca sentir
ni el mal juego de sus toros?
No enrabieta nunca el modo,
aunque presente sus muslos,
su arrimón sin estornudos,
nunca es del gusto de todos.
Tuvo suerte el ‘turronero’
con su lote y contenido,
qué gran toro ese ‘Encendido’
embistiendo a este torero,
que supo ser hoy sincero
ante los nunca creyentes,
de sus leyes incipientes
en cuadernos de oro fino;
¡hoy estuviera divino
y hay que aplaudirle fervientes!
Sin el castigo del peto
tu poder fue sin relajo,
a someter por abajo
e imponer le tal respeto
a este ‘Asturiano’ repleto
de maníacas bravuras,
que en tu encajada apostura,
Alejandro Talavante,
hoy fuera más importante
esa impávida figura.
Que el pasear dos orejas,
con una vuelta arrogante,
ese albero maestrante
es tuyo sin una queja;
donde tus oros reflejan
la honradez y la pureza
de un torero de una pieza
que se rompe al natural
de manera virginal
con insultante destreza.
GALERÍA GRÁFICA (Pagés)
OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez)
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