El sevillano Rodrigo Molina y el salmantino David Salvador han dado una vuelta al ruedo en el tercer y último festejo clasificatorio del ciclo de novilladas de promoción de julio. Han realizado interesante faenas a buenos erales de la ganadería de Cayetano Muñoz. El malagueño José Antonio Lauri ha sido ovacionado.
|
|
Manuel Viera.-
Tiene, como todos, sueños grandiosos y lo quiso llevar a la práctica lanzándose a la conquista de la noche con un eral, al que metió en cintura con interesante toreo. Su arma, la naturalidad, la utilizó para trazar bellos muletazos convertidos en celebración de un esperanzador concepto. Una lidia de trazos notables y acabado perfecto, con naturales largos y cadenciosos, con los que terminó de exprimir las acometidas del quinto de Cayetano Muñoz, un eral manso de salida, pero con calidad en su noble embestida.
Y así apareció el toreo de David Salvador, con fluidez natural y espontánea, en una faena discontinua pero limpia, transparente y emotiva. Faena hecha muy despacio y con detalles de calidad que, sin embargo, no encendió el ánimo de un público, distraído y a lo suyo, dedicado más al placer del tapeo que a lo que abajo sucedía. Muletazos trazados todos, tanto a derecha como izquierda, sin el estoque simulado que dejó sobre el albero y allí permaneció hasta acabar la lidia. Interesante faena con detalles muy toreros para rematar un trasteo que se quedó sin firmar. Pinchó antes de la estocada y todo quedó en ovacionada vuelta al ruedo.
Del mismo modo, tanto la despaciosidad del natural en el recorrido hacia dentro de la muleta, la ligazón y los bellos remates, el cite de frente… hicieron de la faena al buen segundo expresión alusiva a un toreo de corte artístico, aunque no estaría de más que se esforzara por apuntalar los cimientos de su buen concepto antes de dejarse llevar por la decoración de la fachada. Tras la estocada fue ovacionado.
Tal vez el maño, perteneciente a la Escuela Taurina de Salamanca, realizó el toreo más artístico del ciclo, pero no estará en la final del próximo jueves. Mandan las orejas en un jurado que no hace de jurado, sino que se rige por una ley, no escrita, de hacer finalistas a los que consiguen el deseado apéndice.
Porque también Rodrigo Molina dejó muestras de su templado capote. Toreó despacio a la verónica y dejó una media de exquisito gusto. El sevillano se afanó con el repetidor primero en una faena de muletazos largos con la diestra que no acabó de hilvanar. También el natural fue largo en su recorrido aunque con habitual tendencia hacia fuera. Sus muchos seguidores le jalearon lo bueno y lo malo, y hasta le pidieron el despojo con aparente mayoría sin que el palco atendiera la excesiva petición. La vuelta al ruedo fue de clamor.
Con el molesto cuarto lo volvió a intentar con la izquierda hasta conseguir algún que otro aislado natural. Más punteado resultó el trazo a derecha que no llegó a hilvanar. Pinchó y le silenciaron lo hecho.
Lo mejor de José Antonio Lauri fue el excelso toreo a la verónica que le recetó al noble y repetidor tercero. Lentitud y empaque en una aportación fundamental a la verdad. Ya digo, fue lo mejor de este torero de buen gusto y prometedor concepto. El malagueño toreó despacio, templó la embestida e incluso logró ligar el pase zurdo y rematarlo con muy buenos obligados de pecho. Hubo naturales enormes en una faena que no supo firmar con los aceros. La ovación le supo a poco.
Con el deslucido sexto lo intentó con ganas desde el saludo de inicio por faroles de rodillas. Después no logró ligar una faena demasiado punteada aunque con destacados detalles de calidad. Acortó las distancias en su afán de buscar el triunfo pero lo malogró con el mal manejo de los aceros.
Tras finalizar el festejo el jurado, formado por los asesores artísticos del palco presidencial, designó finalistas a Juan Márquez, Jesús Muñoz y Antonio Medina.
AL NATURAL |
(En breve)
Francisco Mateos.- …. |
GALERÍA GRÁFICA (Arjona) |
||
|
||
|
||