Infumable corrida de la ganadería de Jandilla, descastados, sin fondo, con pocas fuerzas. Sólo el diestro madrileño López Simón ha dado una vuelta al ruedo. Diego Urdiales ha sido ovacionado en su primer toro. Y Morante de la Puebla se marcha en su tercer paseíllo abrileño con un nievo balance de silencio.
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Manuel Viera.-
Desde el hotel caminó Morante hacía la iglesia de El Baratillo enfundado en su terno negro y oro. Serio, con el capote de paseo sobre el brazo y la montera en la mano. Le acompañó su cuadrilla. Uno a cada lado del torero y otro por detrás le hacían torera escolta. Y el gentío, con la curiosidad de lo extraño, les siguió en procesión improvisada hasta la misma puerta de la capilla. Imagen añeja a la que la tarde gris y de llovizna le puso el color sepia de la nostalgia. Morante, con su perfil de artista y romántico maestro, quiso divulgar su arte por las calles de Sevilla asumiendo que por elevado debe ser también popular.
Poco o nada dejaba intuir, entonces, lo que estaba por llegar. No es normal que la expectación de una de la más interesantes tardes de toros de la Feria de Abril, se convirtiera en explosiva olla a presión en la que burbujeaba la impotencia de un público en el límite de la paciencia. Y no estalló. Porque Sevilla es Sevilla y nada ni nadie la va a cambiar. Pese a que llenaran la plaza para presenciar durante casi dos horas y media la debacle del toro. De ese toro impuesto para el toreo moderno al que le han anulado la bravura, la casta, la fiereza, la acometividad… para dejarlo en un animal lastimero, aguada su sangre y disminuida su fuerza.
Lo curioso es que uno tras otro morían en vida tras la primera galopada a la salida de chiqueros. La corrida de Jandilla fue toda una podredumbre ganadera para tan importante día. Un nuevo empuje a la pérdida de la afición, tan obligada a reivindicar cualquier cosa que huela a toro. A la bravura que posibilite el toreo.
El público abandonó los tendidos de la Maestranza aterido de frío y sumido en una profunda tristeza. Ni la genialidad de Morante, ni la pureza de Urdiales, ni el valor de López Simón tuvieron cabida ante toros podridos por dentro. Toros, inválidos unos, agotados otros en los inicios de faena, a la defensiva… Toros imposibles para los que lo exigen para el triunfo y terminan siendo culpables de su fracaso. Entonces, ¿de qué va el toreo?
Morante vio como le devolvían a chiqueros el primer inválido de Jandilla para echarle un sobrero de Albarreal muerto en vida. Con él se lució sólo Cristóbal Cruz al hacerlo bonito en la suerte de picar. Después, ni un pase. Pinchazo que escupe y estocada que finiquita. Sin una gota de casta en sus adentros salió el cuarto. El torero de La Puebla sólo le pudo esbozar dos verónicas con su peculiar estilo. ¿La muleta? Ni la montó. Media estocada con habilidad y un golpe de descabello. El cigarrero apostó cuatro veces por Sevilla en abril. Sigue sin ganar a falta de una.
A Urdiales se le esperaba con enorme ilusión como prototipo de la pureza. Había unas tremendas ganas de verlo. Quizás por esto el disgusto ha sido mayor. Aunque los mínimos detalles que ofreció como muestra de su concepto supieron a gloria. No tuvo otra posibilidad con el noble y soso segundo, un toro gordo, de apretadas carnes, que se quedó parado, sin fuerzas para seguir en los inicios de faena. Algún natural suelto a media altura. Otros citando de frente con la característica de la calidad. Tres muletazos diestros de categoría y un cambio de mano impregnado de naturalidad lo fue todo. La estocada arriba ayudó para recibir una de la dos ovaciones de la tarde. Con el complicado, por descastado, quinto lo intentó sin conseguirlo.
Tampoco se movió el flojo tercero, que pasó de trámite por el caballo, y quedo casi inmóvil en la muleta. No obstante, los detalles de López Simón fueron recibidos como si de algo grande se tratara. El toreo diestro con la figura relajada, el cambió de mano, un arrimón final, metido literalmente entre los pitones, a modo de jugársela con un animal completamente parado y una gran estocada, fue suficiente para que le pidieran el apéndice que el presidente, con acierto, no concedió. La sosería del sexto, por su manifiesta falta de casta, no le dejó hacer otra cosa que volver a meterse entre los dos cuernos a modo de mostrar sus ansias de triunfo. Tras la estocada le ovacionaron en la despedida.
AL NATURAL |
El alcalde aplaude al toreo
Francisco Mateos.- Reconozco que cada tarde miraba al burladero de la empresa en la Maestranza para comprobar si se decidía el alcalde Juan Espadas a asistir a una corrida. En la época en la que Zoido era alcalde (del Partido Popular), el ahora alcalde Juan Espadas (PSOE) y en aquel entonces en la oposición municipal, asistía a alguna corrida al burladero de la empresa invitado por Ramón Valencia, que para esas cosas es un crack. Pero desde que se alzó con la alcaldía sevillana en las últimas municipales, cogido políticamente por ‘los bajos’ por la mano de ‘Participa Sevilla’ (la versión sevillana de Podemos), se marcó lo que parecía una de esas famosas ‘línea roja’ respecto al toreo, no vaya a ser que le apretaran ‘los bajos’ y gritara del dolor; mejor no enfadarlos. La cosa de la manida línea roja ‘taurina’ se demostró con el lío del premio taurino ‘Ayuntamiento de Sevilla’, que se concedió los dos primeros años con Zoido a Pepe Luis (a título póstumo) y a Curro. Y la tercera edición la paralizó ya el nuevo alcalde Espadas, bajo la presión de ‘Participa Sevilla’. Para darle solución, y ya que ‘los bajos’ se los sigue teniendo bien agarrados los ‘Podemos’ locales, para no quedar con el trasero al aire ante los taurinos y su propia afición, maquilló el premio con un nuevo enfoque ‘cultureta’ (más bien trofeo ‘teledirigido’) y ya saben el desastre de concedérselo al mallorquín Barceló (ver). |
Hoy me he llevado la sorpresa de ver en los toros al alcalde Juan Espadas. Parece de que tanto tener agarrado ‘los bajos’ se ha acostumbrado el hombre a soportarlo y ha sido valiente (lo reconozco) y se ha plantado en la Maestranza (en el palco de convite, pero eso es lo de menos en este caso) para aplaudir a los toreros y al propio toreo. Y yo, desde aquí, aplaudo el paso adelante. Bien, alcalde mío; bien. |
DIEZ GANANDO UN PASO |
Un mal día lo tiene cualquiera
Javier García Baquero.-
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LA VOZ DEL ABONADO |
La Fiesta podrida
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- Cuando se anunciaron los carteles de esta Feria taurina de Sevilla, este colectivo de aficionados dejamos constancia de que se trataba de la Fiesta del ‘medio toro’ al contemplar las ganaderías anunciadas. Se ha pasado el ecuador del ciclo y rotundamente podemos asegurar que el toro que se lidia en Sevilla es el ‘medio toro’, o lo que es lo mismo, el animal manipulado en su crianza para rebajarle sus auténticos valores hasta convertirlo en la horrorosa expresión de manejable por su docilidad, excesiva nobleza y escasa fuerza. Para ello se cuenta no solamente con los profesionales taurinos responsables de todo el desaguisado, sino por gente manipulable que acude a las plazas al dictado de quienes le convencen con argumentos ficticios, expresiones tópicas o simplemente falsificando la realidad con su apropiado lenguaje. Lo acontecido esta tarde en la plaza de toros de Sevilla obedece al guión antes reflejado. Los toros de Jandilla, totalmente adulterados en su bravura, fuerza, clase y condición, sólo servirán para vender su carne, porque lo que se esperaba en su lidia fue totalmente imposible. Desigualmente presentada, algunos toros regordíos, otros anovillados y todos ellos con poca cara. Es evidente que este hierro, apetecido por las figuras, lo es por su docilidad, nula fuerza para la suerte de varas y como se han pasado de ración de nobleza, llegando a la muleta sin un pase o defendiéndose. Morante: en el pecado lleva la penitencia al exigir este hierro. Tanto al sobrero de Albarreal como al cuarto de lidia ordinaria de Jandilla -no es broma- no pudo darles un solo pase de muleta. Urdiales, si decide cambiar de rumbo y exige esta podredumbre de ganado en vez del encastado y con poder al que nos tiene acostumbrado, se confunde de cabo a rabo. López Simón, otro tanto de lo mismo. Cuando el ‘medio toro’ le dice que se para, se mete entre sus pitones y así calienta un poco el ambiente, pero eso no es el toreo. Domingo Siro y Arruga parearon bien, mereciendo saludar. Y para terminar: señores taurinos, por favor, no continúen haciendo méritos para acabar con la Fiesta. |
LA CORRIDA, AL COMPÁS |
Y el vinillo de rioja
Fernando Naranjo.- Mil nubes de catafalco Pero nunca aquel embarque Se repuchó la pañí |
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De pañoleta granate Qué lástima lo de Urdiales, Hoy llegó de rosa y oros |
LA PINCELADA (Pérez Indiano) |
No hubo príncipe en Sevilla |
GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez) |
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