REAL MAESTRANZA - 7ª Feria de Abril

Ponce, más allá de lo posible

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El diestro Enrique Ponce ha cortado una oreja a la floja y descastada corrida de Juan Pedro Domecq. El peruano Roca Rey, que se presentaba como matador de alternativa en la Maestranza, dio una vuelta al ruedo tras ser volteado por el sexto. José María Manzanares, que no está en su mejor momento, saludó sendas ovaciones.

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Juan Pedro Domecq; el cuarto, lidiado como sobrero. Flojos y descastados. Noble y con calidad el primero; de sosas embestidas el segundo; inválido el tercero; sin clase ni fuerzas el cuarto; bravo el quinto; y descastado el sexto.

ESPADAS: Enrique Ponce (de burdeos y oro), oreja con petición de la segunda y saludos.

-José María Manzanares (de azul y oro), saludos y saludos.
Roca Rey (de canela y oro), saludos y vuelta al ruedo.
 
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Rafael Rosa y Luis Blázquez.
   
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’. Asistió al palco real el rey emérito Juan Carlos I, su hija la infanta Elena y su nieta Federica.

 

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 Ponce, con la oreja del primero. 

  

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AL NATURAL
El abuelo y su nieta

Francisco Mateos
DIEZ GANANDO UN PASO
Ser, estar, parecerlo y demostrarlo

Javier García Baquero
LA VOZ DEL ABONADO
Erre que erre

Unión Taurina de Abonados de Sevilla
LA CORRIDA, AL COMPÁS
De palco regio y olé

Fernando Naranjo
LA PINCELADA
Pérez Indiano

 


Manuel Viera.-

     Otro mundo es posible. Y otro toreo, también. Ponce así lo ha dicho. Y lo ha hecho más allá de lo posible con un toro que no se sostenía en pie, aunque con una nobleza y calidad envidiable, sobre todo, por el pitón derecho. Un toreo abandonado, relajado, sentido, hecho con en el alma y degustado desde arriba con placer. Regusto expresivo de un torero que convirtió la lidia en triunfo y el ruedo en realidad. Porque el maestro de Chivas es un lidiador de categoría. Con su impecable y depurada técnica hace milagros. Con su sobrado talento artístico, siempre al servicio del toro, dice el toreo.

      De ahí lo hecho con el primer toro de Juan Pedro Domecq, al que lidió de forma excepcional. Muletazos diestros carentes de violencia, sin extravagancias, y trazados con una naturalidad pasmosa. Así lo testimonió en una faena que se caracterizó por la exigencia técnica y la desbordante cadencia. Toreo diestro perfectamente hilvanado y rematado con eternos pases de pecho. Era sólo cuestión de tiempo para que Enrique Ponce se hiciese con las nobles embestidas del flojo toro en un trasteo sin quiebros. Una obra traslúcida que, lejos de aburrir, resultó gozosa. Como un sueño en el que dejarse convencer. Un concepto en el que residió la capacidad de parar el tiempo con la paciencia de quien seguro estuvo de alcanzar su objetivo: torear. Con unos doblones, genuflexo antes de introducir casi la totalidad de la espada, estableció el tono emotivo con el que impregnó los tendidos. Una faena de oreja.

     Fue esto lo mejor de una tarde a vueltas con el toro sin fuerzas y la casta justa para sólo emplearse en el primer tramo de la lidia. Porque el cuarto, segundo de Ponce y lidiado como sobrero, adoleció del mismo problema del que fue devuelto por su manifiesta invalidez. Además, con el añadido de la poca clase en sus descompuestas embestidas para permitir la lidia. El valenciano volvió a cuesta con su responsabilidad de señor del toreo para insistir en sacarle un único muletazo digno. Y allí estuvo, sin aburrirse, jugándosela, pese a las injustas protestas de un sector del público. Tras la estocada desprendida agradeció desde el tercio la ovación.

     Fue el quinto el toro de la corrida. Un toro bravo con el que José María Manzanares dio muestras de no estar en su mejor momento. El ‘juampedro’ fue bien picado por Pedro Morales ‘Chocolate’, que lució la olvidada suerte de varas. También facilitó el lucimiento de Rafael Rosa y Luis Blázquez en banderillas. Y llegó a la muleta con prontitud y celo. Los primeros muletazos diestros fueron un punto acelerados y, sobre todo, con exagerada tendencia hacia fuera. Despegado resultó el natural. En general, un toreo demasiado distanciado, elegante, pero con un punto de frialdad. La faena no convenció, y tras pinchar hondo saludó a los que le ovacionaron.

     Toreó más despacio al segundo, un toro muy serio de pitones, de sosas embestidas y característica nobleza. Manzanares trazó muletazos con su habitual cadencia sin que lo hecho abajo transmitiera credibilidad arriba. Algún que otro apunte de elegancia y, eso sí, una perfecta estocada.

     Roca Rey quería sumar y seguir en su tarde de presentación como matador de toros en la Maestranza. Pero no fueron toros para su concepto. Al inválido tercero quiso torearlo despacio e inspirado, pero le fue imposible. Las continuas caídas no le permitieron hacer faena. Además, no consiguió trazar un muletazo limpio por las continuas embestidas a la defensiva. Le echó ganas pero no tenía toro. Tras meter la espada le ovacionaron. También descastado y flojo resultó el sexto, con el que se empleó de forma diversa con el capote: verónicas, chicuelinas, galleos por rogerinas… Y se quedó quieto, sin inmutarse en la peligrosa colada, para iniciar faena con cuatro estatuarios con los que inició sus muestras de valor. Y poco más. Al toro le costaba un mundo seguir la muleta. Y ante la imposibilidad de torear, el arrimón valiente y sincero que, a la postre, la costaría la cogida. Levantado y mantenido en el pitón, los segundos fueron eternos. Ni se miró. Pinchó antes de dejar metido el estoque. Será en la próxima. Seguro.


AL NATURAL

El abuelo y su nieta

Francisco Mateos.-

     Hacía algún tiempo que el viejo aficionado no se asomaba por la plaza de la Maestranza. Los achaques propios de la edad, y que su mujer nunca vio con buenos ojos la Fiesta taurina, no le permitían acudir tantas veces como quisiera a Sevilla para deleitarse con su afición, que permanece inalterable, al margen de modas sociales o políticas. Hoy le hacía especial ilusión ver una corrida en Sevilla con su nieta Federica. El viejo aficionado le explicaba los lances de la lidia, el porqué de cada momento. Quería inculcarle a su nieta la misma pasión que le inculcó a su hija, la madre de Federica; la misma afición que él heredó de su madre (la bisabuela de Federica), a la que le encantaba ver toros en Sevilla.  

  Varios momentos de la complicidad del rey Juan Carlos con su nieta Federica.

     Federica observaba con interés el desarrollo de la corrida; incluso haciendo uso de su móvil para hacer fotos a los lances de los toreros o a los llamativos cabestros en la devolución del cuarto. El veterano aficionado le habrá explicado que lo de Juan Pedro es una lástima que esté como está, podrida; le habrá indicado que lo de Ponce no es normal, que le saca faena a cualquier toro sin emoción; le dirá que Manzanares simplemente no está; y que Roca Rey tiene futuro.

     Acabada la corrida, la nieta se marchó de la plaza de la mano de su abuelo taurino, contenta por la nueva experiencia vivida. Que se trate del rey Juan Carlos es una anécdota; hoy sólo eran un viejo aficionado y su nieta en los toros.  

 


 

DIEZ GANANDO UN PASO

Ser, estar, parecerlo y demostrarlo

Javier García Baquero.-

  1. Qué gusto de plaza llena de gente guapa. Sábado de prefería que por las cosas de las nuevas formas de vivir pareciera y tiene cartel de sábado feriado. El sábado de Feria queda para los catetos y los mediáticos.
  2. La de Juan Pedro es la corrida que sueñan todas las figuras del toreo, El aficionado le tiene bastante miedo. Hoy salió de apariencias serias, descastada menos el justo primero, que tuvo la suerte de caer en manos de Ponce, y el quinto, que tuvo la mala suerte de caer en manos de Manzanares.
  3. El viejo rey, el de verdad dice mi hijo, no deja de ser y de parecer aficionado a los toros; su señora, la muy teutona Sofia, siempre pasó, El rey Felipe está casado con una aficionada del foro y apenas se implica con la Fiesta. Pareciera que le da vergüenza.
  4. Ponce es torero, lo parece y lo demuestra. Cuasieterno, 28 años de alternativa, ha ganado dinero para tostar una vaca, hace dieciocho que abrió la Puerta del Príncipe toreando con Litri y Juli. Tiene más pelo que entonces y le sale un toro podrido y le corta una oreja indiscutible. Larga vida a un maestro.
  5. Manzanares no está. Siempre fue un torero de especial estética y discutible compromiso. Cuando no está, lo demuestra mucho. Se le fue un toro bravo, el quinto, y desparrama el cariño de una plaza. Lo arregla en una buena tarde y, de paso, me calla a mi y a unos cuantos que lo andan esperando.
  6. Se esperaba a Roca Rey, y con razón. Se lo ha ganado a base de triunfos a golpe cantado en cada actuación desde el Corpus del pasado año. La guasa anunciaba la temporada como la de ’50 Rocas de Grey’. Sí, produce orgasmos taurinos antes de torear, cosas de las ganas.
  7. Sevilla lo esperaba con acento limeño y lo despidió con una vuelta al ruedo tras un pinchazo y por una faena de tres muletazos, imposible ante un toro sin alma que cuando se metió en sus terrenos lo acunó en sus pitones durante segundos eternos para asustarnos a todos. La gente del pueblo, a veces, viene de muy largo y al bravo Andrés lo ayudaron. Confirma las mejores expectativas; esperemos las realidades.
  8. La bravura que demostró el quinto toro suponemos que es la línea de lo que quiere este cuarto ‘juampedro’. Peleó en el caballo, se lució en banderillas y pidió papeles en la muleta. Sevilla no pareció ver semejante demostración de bravura y unos leves aplausos fueron premio miserable.
  9. Otra buena tarde de subalternos que lo parecen, y lo son. Toreros, digo, y van muchas en esta Feria que en su cenit podemos definir como cumplidora. Chocolate, Rosa y Blázquez de la remozada cuadrilla del de Alicante estuvieron importantes. La de Ponce, cumbre en silencio.
  10. Bienvenido sea Roca Rey, otrora El Juli, siempre Morante, han traído la variedad al torero de capa: tijerillas, saltilleras, cordobinas, tafalleras y guerra en quites. Se demuestra así que la Fiesta está viva.

 

 

 


 

LA VOZ DEL ABONADO

Erre que erre

Unión Taurina de Abonados de Sevilla.-

     ¿Qué pecado habrá cometido la afición de Sevilla para que todos los años la empresa, en connivencia con las figuras, anuncie el hierro de Juan Pedro? Es una ganadería podrida en toda la extensión de la palabra, taurinamente hablando. Sus toros son absolutamente descastados, alejados de toda la condición de toro bravo, incapaces de ofrecer emoción, acometividad, fuerza y así todos los argumentos que se quieran añadir.

     Quizás estamos asistiendo a la eliminación de los valores de la Tauromaquia por gente taurina insurrecta, que piensan más en sus intereses particulares que en preservar una lidia de verdad, basada en la emoción y en el riesgo real. No deseamos el riesgo buscado a propósito ante el animal disminuido. No deseamos que se prostituya el toreo de verdad a base de lo superficial y de planteamientos resabiados ventajistas. Algo así se presenció esta tarde en la plaza de toros de Sevilla.

     Plaza llena. Gente con ilusión de presenciar momentos de emoción y arte. El resultado es aburrimiento, siesta y, en ocasiones, chufla-guasa sevillana, que es lo peor que le puede pasar a la Fiesta.

     Las tres figuras de hoy conocen a la perfección el toro de Juan Pedro. No rechazan torearlo y encima hacen lo posible por mantener en el ruedo animales anovillados tullidos, todo ello con la anuencia del señor presidente, que ignora o no aprecia que los esfuerzos de los toreros, levantando los capotes, son para no devolver inválidos al corral, y solamente cuando el pobrecito animal se derrumba por completo asoma el pañuelo verde. De auténtica vergüenza. Esta tarde, más de la mitad de la corrida, exhausta de fuerza unos toros terciaditos e inválidos. otros debieron ir al corral. Presidencia defendiendo a los taurinos antes que al que paga.

     Nos negamos a comentar labores de los toreros mientras se sigan anunciando con semejante podredumbre. Otra tarde más la suerte de varas brilló por su ausencia, al contrario que la música, siempre presente para animar el aplauso fácil.

 


 

LA CORRIDA, AL COMPÁS

De palco regio y olé

Fernando Naranjo.-

Un regio palco ‘pal’ Rey
aquí siempre se dispuso;
hoy volviera a tener uso
y respetada la ley,
ojalá todos contéis
el respeto y la elegancia
de esta plaza y su fragancia
para con todo monarca.
Sevilla siempre destaca
contra toda extravagancia.

¡Ay, Sevilla enamorada!,
tan coquetuela y airosa,
acicalada y mimosa,
suspiras por casi nada.
Siendo tú la idolatrada,
a cuestas con tu ceguera,
prendes inútil la hoguera
como siempre de pasión:
no analizas la razón
de tus manías toreras.

Desde El Castillo las Guardas
llegaron toros artistas.
Respeto a los alquimistas
que crían reses gallardas,
con bravuras de avutardas
y fondo de armario chico.
Tanta clase no me explico;
la bondad, la mansedumbre,
hoy se sientan a la lumbre
y se dan juntas el pico.

 

 

 

 

¿Qué decir del valenciano?
Pues tan sabida es su clase,
que venga Dios y repase
a este joven veterano.
Tiene el toreo en sus manos,
y el temple y la ligazón
más allá de la razón,
y el aseo celestial;
tan suave su natural,
que Dios concede el perdón.

Y no así al tal turronero;
el querido de Sevilla.
Mi mensaje y mi coplilla,
enfado de mi tintero:
periferias, no camelo,
como el timo del ‘empaque’,
pues no hay faena que embarque
‘empaquetado’ galán;
ni me importa el qué dirán,
los mando al caño zurraque.

Hoy el gallo de pelea,
¿no tuvo con quién pegarse?
Pues no hubo altura ni clase
que subiera a su azotea;
y Sevilla toda, ojea,
esperando su retorno.
Pues, expectante su entorno,
ufano se viene arriba,
ojalá que lo suscriba
sobre tan amarillo horno.

  


LA PINCELADA (Pérez Indiano)

  

Autor del apunte: José Tomás Pérez Indiano.

Sultana de mis penas
y mi esperanza.
Plaza de las Arenas
de la Maestranza.

 


GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es)

Enrique Ponce.

Enrique Ponce.

José Mª Manzanares.

José Mª Manzanares.

José Mª Manzanares.

Roca Rey.

Roca Rey.

Roca Rey.

Roca Rey.


OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez)

El rey Juan Carlos asistió con su hija Elena y su nieta Federica.

La mano 'hipnótica' para fijar al toro en el burladero.

Litri acudió al callejón para ver torear a su amigo Ponce.

Buen puyazo de Chocolate, que se agarró arriba y aguantó el empuje.

El rey Juan Carlos devuelve una montera de un brindis.

Roca Rey, tras ser volteado de forma angustiosa por el sexto.

El ganadero Álvaro Domecq, propietario de Torrestrella. El picador, con un toro derrumbado al que no poder picar. La infanta Elena comprueba si el discutido presidente lo devuelve.

 


 

LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez)

Primer toro.

Segundo toro.

Tercer toro.

Cuarto toro.

El sobrero cuarto.

Quinto toro.

  Sexto toro.  

 

 


 

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