REAL MAESTRANZA - 3ª Feria de Abril

Pepe Moral y Javier Jiménez, lanzados a la conquista

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2001
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Los toreros sevillanos Pepe Moral y Javier Jiménez le han cortado una oreja, respectivamente, a una interesante corrida de Torrestrella. El astigitano Miguel Ángel Delgado, con peores toros en el sorteo, ha sido ovacionado. Tarde de sol con media plaza y toros de desigual juego y hechuras. 

LA FICHA

TOROS: Se han lidiado toros de Torrestrella, de diferentes hechuras. Complicado el primero; venido a menos el segundo; con calidad el flojo tercero; a la defensiva el cuarto; de notable calidad pero sin fondo el quinto; y con un punto de casta el sexto. 

ESPADAS: Miguel Ángel Delgado (de blanco y plata), saludos y silencio.

-Pepe Moral (de gris y oro), silencio y oreja.
Javier Jiménez (de blanco y oro), saludos tras dos avisos y oreja.
 
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Vicente Varela, Fernando Sánchez y Curro Robles.
   
INCIDENCIAS: Media plaza.

 

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Pepe Moral, con la oreja del quinto.
Pepe Moral, con la oreja del quinto.
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AL NATURAL
La medida

Francisco Mateos
DIEZ GANANDO UN PASO
De segundas

Javier García Baquero
LA VOZ DEL ABONADO
Decepciona Torrestrella

Unión Taurina de Abonados de Sevilla
LA CORRIDA, AL COMPÁS
Sinfonía andaluza

Fernando Naranjo

 


Manuel Viera.-

     Para muchos, lo sustancial de la lidia es la estocada, pero nadie puede pretender que sea lo único importante. Y, naturalmente, en el caso de la enorme faena de Pepe Moral al quinto, la posibilidad de ver, sentir y emocionarse fue verdaderamente significativo. Una lidia de absoluta verdad y una solvencia técnica incuestionable que parecía haber sido concebida más para los sentidos que para la vista. Una lástima que al notable toro de Torrestrella le faltase empuje cuando el palaciego se echó la muleta a la mano izquierda. No obstante, lo hizo con la derecha para seducir con su portentoso temple a una gente que se dejó conducir por un toreo puro, de mando y vistosos remates.

     Lo que ofreció el sevillano de Los Palacios con el quinto toro fue una fidedigna panorámica de su estilo, a caballo entre el valor y la pureza. Generoso ajuste de unos muletazos diestros lentos, profundos, perfectamente hilvanados y rematados que, junto a los escasos, aunque excelsos naturales y cambios de mano, completaron una faena realmente grande. En suma, una lidia extraordinaria a la que se unió el añadido de una gran estocada. Ambas cosas completaron una obra sencillamente importante, y muy válida para situar a su autor en el lugar que le corresponde. Oreja de ley.

     Con el segundo, venido a menos por su poca casta, quiso hilar fino en un trasteo de acusada intermitencia, con muletazos lentos y limpios y otros punteados. E incluso aguantó el tirón final de un toro tan complejo en sus embestidas como en su escaso fondo. Pinchó el acero antes de introducirlo casi entero.

     Javier Jiménez también se lanzó a la conquista de la tarde con el tercero, un toro muy justo de fuerza pero con una calidad suprema en sus embestidas, al que metió en cintura con un ajustado toreo. Su arma, la ambición, la utilizó para esculpir naturales antológicos convertidos en arrolladora celebración del mejor toreo. Naturales hechos esculturas con los que pretendió dar credibilidad a su concepto. Una faena limpia, de ayudados por bajo, genuflexo, cambios de manos bellísimos y, todo, con un gusto exquisito. El pinchazo hondo no bastó, sonaron dos avisos, y con el descabello no acertó. Una pena.


Lo que ofreció el sevillano de Los Palacios con el quinto toro fue una fidedigna panorámica de su estilo, a caballo entre el valor y la pureza


     Pero fue con el sexto, un ‘torrestrella’ de cara anovillada pero con su punta de casta y mucho que torear, con el que el sevillano de Espartinas se reivindicó con una faena que, medida, valiente y auténtica, aunque punteada a veces, hizo a su antojo con un complicado toro que se lo puso a tiro. Exigente para el torero y apreciable para el público que se le entregó sin remisión. Y esta vez sí, la oreja fue premio a su buen hacer.

     A Miguel Ángel Delgado se le fue la tarde con dos toros muy complicados. Tras la portagayola, y un más que aceptable toreo a la verónica, el ecijano se fajó con el encastado primero en una faena con atisbos de su concepto clásico y ese añadido del valor sin tapujos. Trazó muletazos diestros de contrastada calidad e incluso ligados en ocasiones, pero no así el natural. Aguantó coladas y en un desafortunado desarme descompuso la faena. Acabó con bernardinas ajustadas y una estocada precedida de pinchazo. Con el cuarto, un exigente toro, lejos de amilanarse con tan complejas embestidas, hizo un estimulante esfuerzo por superar las condiciones de un animal que se defendía de las telas y se colaba por ambos pitones. Lo recibió estoico en pases cambiados por la espalda, lo lució en la distancia larga, hasta pegarse un arrimón de valor ante la impotencia de ver escapar el triunfo. Y para colmo, la espada se le atascó.


AL NATURAL

La medida

Francisco Mateos.-

     ¡Qué difícil debe ser eso de emitir un juicio! Complicado medir. ¿Fue o no merecedor Fernando Torres esta tarde en el Camp Nou del Barcelona de la segunda amarilla en la primera parte, que le costó la expulsión y, por tanto, que el partido que encarrilaba el Atlético con el 0-1 se partiera totalmente al marcharse el mejor jugador rojiblanco? Viene esto en relación a los dos trofeos logrados hoy en la Maestranza. Oreja en el quinto, oreja en el sexto. Pepe Moral y Javier Jiménez. Antes hay que señalar que es cierto que Jiménez estuvo muy bien en el tercero, quizás hasta mejor que en el sexto, en el que cortó el trofeo. Sin embargo en ese tercero no acertó con los aceros y cayeron dos avisos. Lo del intento de vuelta al ruedo tras los dos avisos (lógicamente abortada por el público) no tiene culpa el espartinero; después de que Morante saludara tras tres avisos y toro al corral en plena Maestranza en Resurrección, proporcionalmente tampoco es tan descabellado intentar una vuelta al ruedo tras dos avisos…

     Por tanto, el premio de la oreja en el sexto a Javier Jiménez es más un premio al conjunto de la tarde (Sevilla tiene memoria y recordaba aún en el sexto los doblones por bajo de gran belleza) que lo realizado estrictamente en ese último toro del festejo. De lo que no hay ninguna duda es que la oreja ganada por Pepe Moral en el quinto es un trofeo ganado a ley, una faena sólida y rubricada con una estocada con papeletas de optar a premio de Feria. En estos casos de la difícil medida es cuando se echa más en falta la veteranía y el aplomo de una presidencia con experiencia y trayectoria en el palco, que sepa medir la plaza en la que estamos, la importancia de un triunfo en este coso y la entrega con verdad de un torero.


DIEZ GANANDO UN PASO

De segundas

Javier García Baquero.-

  1. La segunda de abono continuado, dos orejas en tarde de mejor temperatura y meteoros que la primera de este ciclo. Este debe ser el abono más los trescientos astig¡gitanos, palaciegos y espartineros que vinieron por los toreros.
  2. La corrida de Los Aburejos tuvo mejor segunda parte que primera. Buenos tercero y sexto, muy bueno el quinto, tuvo doce arrancadas el segundo.
  3. Miguel Ángel Delgado no tuvo suerte con sus dos toros: su actitud, su portagayola, sus dos inicios de faenas de muleta en los medios con pases cambiados y su firmeza hubieran merecido mejor fortuna.
  4. El primero del lote de Moral tuvo una media faena en sus primeras dos series y medias; luego se vino abajo y no quiso líos.
  5. Fresco, firme, templado, eligiendo con tino los terrenos se presentó el segundo de los Jiménez de esta Feria; el primero por antigüedad. Una lástima los segundos (que sumaron minutos) que tardó el toro en doblar. El día del ‘dos’, una pareja de dos fueron los avisos que escuchó el de Espartinas.
  6. Más guapo que el segundo fue el quinto, segundo del lote de Moral: embestida mexicana, al ralentí, mejor por el derecho. El de Los Palacios lo supo entender, torea muy con el capote y con la pañosa a derechas, y cumbre al natural. Le recetó una estocada que valió la primera oreja.
  7. La verónica que regaló Javier Jiménez en el quite a este ‘Agualimpia’ duró más de dos segundos. Despaciosa, templada, ariñonada y honda. Un lance que vale un recuerdo.
  8. El que cerraba plaza fue el de menos kilos y el de más cara, dos pitones que apuntaban hacía arriba. Jiménez volvió a acertar con los terrenos, con la actitud, la estética, se atrevió con la poncina y remató ahora efectivo con la espada, con más muerte. Una oreja que un clásico diría otorgada ‘al conjunto de su labor’.
  9. Saludaron muchos banderilleros en el segundo tercio, alguno haciendo el ‘soldadito’; otros roneando en esta Sevilla que aplaude hasta los pares de sobaquillo. Nos quedamos con el tremendo segundo par de Curro Robles al segundo de Delgado: con los pitones en la cara, solvente, por derecho y valiente de poder a poder.
  10. Delgado brindó su segundo a Hipólito, su apoderado. Moral dio el monterazo a Carlos Herrera, su fiador, en su segundo. Jiménez también brindó, y en este caso a su padre, su segundo oponente.


 

LA VOZ DEL ABONADO

Decepciona Torrestrella

Unión Taurina de Abonados de Sevilla.-

     El hierro de Torrestrella era esperado por los aficionados con la esperanza de que mostrara cierta emoción y esa casta y movilidad que lucía en años anteriores. Los toros de Jerez se han subido al carro de la mediocridad del ‘medio toro’ y esta tarde no hubo diferencia alguna con el resto de hierros dominantes del monoencaste Domecq que deslucen con el ‘medio toro’ la verdad de la Tauromaquia.

     Reseñar que una vez más la suerte de varas fue un auténtica vergüenza, un timo en toda regla, asumido por el público aplaudidor y claudicante con estas imposiciones. Los toros de Álvaro Domecq llegaban a la muleta con cierto son mentiroso de embestir, con clase y poder, pero todo eso se esfumaba en la segunda tanda de muletazos.

     El primero de la tarde, flojo en el caballo, parecía tener poder y repetía, pero fue puro espejismo. Cuando Delgado creyó tenerlo dominado mostró peligro por el pitón izquierdo y hasta ahí llegó su recorrido. El segundo, escasa pelea en varas, buen quite de Javier Jiménez, temple en banderillas de Agustín González y escaso fondo en muleta, que no permitió a Pepe Moral lucirse. El tercero, más terciado que sus hermanos, apenas fue picado. Jiménez, pinturero, vulgar, intentando componer la figura. Sobró la música y escuchó dos avisos. El cuarto, de nuevo, una vergüenza la suerte de varas, cara a media altura y después de dos tandas de muletazos, dice que se para.

     En el quinto pudimos ver lo mejor de la tarde. Buen toreo de capa de Moral. Una vez más se simulan las varas, llegando el ‘torrestrella’ con cierta calidad, ‘suavón’ y colaborador. Moral, que es buen muletero y domina esa templanza y colocación con la pañosa, logra buenos pases con sabor. Estocada entera y oreja. El sexto, de nuevo flojo en varas. Saluda Lipi en banderillas y Javier Jiménez, con la música de acompañante (no sabemos el motivo), ejecuta un toreo en movimiento, pinturero y de escasa profundidad, pero el público localista y dadivoso pide un trofeo de escaso mérito que el presidente, condescendiente, concede para que la plaza de Sevilla siga siendo un coso facilón de escasas exigencias.


LA CORRIDA, AL COMPÁS

Sinfonía andaluza

Fernando Naranjo.-

La tarde, punto y aparte.
Llegó el sol, su seda y oros,
el ánimo y la bravura,
y una joven compostura
para animar nuestra Fiesta,
¡Nacional Fiesta de toros!

De lo ‘jondo’ de una tierra,
la que imparte gracia y arte.
Hoy toreros de Sevilla
de los llamados modestos;
los que anduvieron compuestos
ante un hierro de Jerez.

¡Esto se anima, Sevilla!
Lo merecen los cristianos
y el autor de estas coplillas,
que hoy les canta a las cuadrillas
bajo ese sol soberano
por brillar sobre tu albero.

Tranquearon toda belleza
el tercero ‘Prometido’.
‘Agualimpia’ y ‘Aguafría’
Aunque de mucha romana;
más de media tonelada
parece una tropelía.

Tarea con ‘Pocaprisa’
tuvo el valiente ecijano;
sin remitir su sonrisa,
anduvo serio y templado,
muy encajado y resuelto,
su acero lo ha traicionado.

 

Agrio fuera su ‘Azuquita’,
que no se dejó domar,
sin raza, pena maldita;
no llegara a su muleta
después de las banderillas,
no hubo nada que a rascar.

¡Qué bien el de los Palacios,
ese tal Pepe Moral!
Cuánta enjundia y qué despacio,
cuando embarca por delante
le imprime aroma fragante
anegando los espacios.

Para dejarlos atrás
como hiciera de ‘Agualimpia’.
Allá por aquel platillo,
para llegar a su altura
en templada curvatura,
hizo crujir el Baratillo.

Toda una grata sorpresa
la brisa del Aljarafe
ante el toro ‘Prometido’.
Se compuso y fue medido
en templado diapasón,
mas su espada no ha cumplido.

Lo que logró en ‘Aguafría’,
que trajo cara de listo.
Qué belleza y qué armonía
ante este toro tan franco,
se arrebujara el capricho
que dota marchosería.


GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es)

Miguel Ángel Delgado.

Miguel Ángel Delgado.

Pepe Moral.

Pepe Moral.

Pepe Moral.

Javier Jiménez.

Javier Jiménez.

Javier Jiménez.

Javier Jiménez.


OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez)

Corrida de abono y poco público.

Los martes al sol.

Que me lo expliquen...

Dávila Miura, apoderado de Pepe Moral.

Miguel Ángel Delgado, a portagayola.

Delgado brinda a su apoderado, Hipólito.

El cartucho 'pepeluisista' de Miguel Ángel Delgado.

 


LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez)

El primero.

El segundo.

El tercero.

El cuarto.

El quinto.

El sexto.

 

 


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