La Junta de Gobierno de la Real Maestranza ha modificado sus reglas para extender ciertos derechos a las mujeres, ya que hasta ahora estaban reservados sólo para los caballeros maestrantes. Se crea la figura de la ‘dama maestrante’, que tras prestar juramento al Rey Felipe VI y hermano mayor de la Corporación, podrán ocupar asiento en el palco junto a los hombres.
Redacción.-
El pasado 2 de octubre, SEVILLA TAURINA publicaba una fotografía (que volvemos a reproducir hoy en esta información) en la que se observaba un hecho insólito: en el palco de maestrantes, una mujer ocupaba una silla en la zona reservada sólo a caballeros maestrantes. Este portal comentaba sobre la insólita imagen que «en el semivacío palco de maestrantes (mitad derecha reservado para caballeros, mitad izquierda reservada a mujeres consortes e hijos) una señora ocupó silla en la zona de caballeros maestrantes. Hasta ahora, el arcaico y muy tradicional cuerpo maestrante separaba estrictamente a mujeres y hombres. Algo puede estar cambiando…».
Esa información que adelantaba de forma gráfica SEVILLA TAURINA, se confirma ahora a través de ‘Diario de Sevilla’: la Junta de Gobierno de la Real Maestranza ha aprobado la modificación de sus ordenanzas para equiparar en derechos y obligaciones a los ‘caballeros maestrantes’ con las denominadas ‘damas maestrantes’. A partir de ahora, el término de ‘dama’ en lenguaje maestrante tendrá un valor superior al de señora o mujer, y se equipara en derechos a los caballeros maestrantes, con lo que podrán ocupar asiento en la zona derecha del palco maestrante, donde hasta ahora sólo había hombres. Ya han realizado el pleito homenaje al Rey (juramento como caballeros maestrantes; damas ahora) seis señoras de la institución nobiliaria.
El rey Juan Carlos de Borbón (hermano mayor desde 1993 a 2014) fue partidario de que la mujer pudiera formar parte de la institución en igualdad con los hombres, una idea que ha continuado su hijo, el actual Rey Felipe VI y hermano mayor de la Corporación, que finalmente se ha materializado.
Con este necesario cambio se acaba una absurda y desfasada desigualdad en la casa maestrante, de forma que en muchas tardes, matrimonios maestrantes han tenido que ver los toros separados al no poder mezclarse en el palco los hombros con las mujeres. No obstante, y debido a la habitual opacidad informativa de los maestrantes, no queda claro si estas nuevas damas maestrantes pueden optar a ejercer cargo en la Junta de Gobierno de la Real Corporación e incluso reperesentarla en su más alto grado.
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