LA PUEBLA DEL RÍO - Festival

Torería y solidaridad

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Nueva edición exitosa del festival benéfico en la Puebla del Río. Todos los toreros dejaron faenas y recuerdos artísticos, destacando los momentos de las faenas de Morante de la Puebla y Ortega Cano. Diego Ventura también brilló a gran altura a caballo. Los novillos de Zalduendo colaboraron con el espectáculo.

LA FICHA

ASTADOS: Se han lidiado astados de Zalduendo, manejables. Y uno de El Capea para rejones, manejable.

ACTUANTES: -Francisco Ruiz Miguel, dos orejas.

-Ortega Cano, dos orejas y rabo.
-Vicente Ruiz ‘El Soro’, dos orejas y dos orejas en el sobrero de regalo.
Morante de la Puebla, dos orejas y rabo.
Daniel de la Fuente ‘Liqu’, dos orejas y rabo.
Diego Ventura, dos orejas y rabo.
 
INCIDENCIAS: Casi lleno. Festival a beneficio de Cáritas.

 

 

 

 

 

Lo toreros solidarios en el paseíllo hoy sábado en La Puebla del Río. (FOTO:Arizmendi)


José Luis Arizmendi.-

     Abría el festival Francisco Ruiz Miguel con cinco verónicas profundas, con empaque y sabor a toreo añejo, al igual que las chicuelinas al paso para dejar al de Zalduendo en el caballo. Ya con la franela en la mano derecha demostró el de San Fernando por qué su nombre estará siempre ligado a la historia del toreo. Varias tandas por ambas manos muy templadas y un arrimón final que recordó por unos instantes a los de aquellas tardes en Madrid cuando abría la puerta grande de Las Ventas. Fue un novillo flojito, manso y rajadito. Dos orejas llenas de toreo antiguo.

     Pisaba de nuevo un ruedo José Ortega Cano, vestido con un traje color café lleno de la elegancia que tuvo el gran torero de Cartagena y que jamás perderá aunque pasen los años. Tres verónicas de recibo, una media y el quite también por verónicas hicieron que el tiempo se parase en cada uno de los capotazos. Con la muleta, los ‘ángeles’ se vistieron de torero para templar, mandar y torear a un gran novillo de Zalduendo. Mano baja, toreo viejo del que nunca se olvida por muchos años que uno no pise un ruedo. Por mucho que hayan querido destruir a un hombre, jamás podrán destruir a un torero. Dos orejas y rabo.

     Castaño, complicado y enrazado salió el tercero. Delante, Vicente Ruiz ‘El Soro’; sólo pronunciar su nombre ya es sinónimo de ‘raza’. Dos pares de banderillas en todo lo alto y el sacrificio de toda una vida luchando por seguir siendo torero le valieron para cortarle las orejas al novillo. Poco pudo hacer con la muleta. Pidió el sobrero el valenciano, demostrando una vez más que esta gente no está hecha con los genes del resto de los humanos. Invitó en banderillas a Morante y Ventura, realizando un tercio lleno de emoción y sin cánones establecidos mientras él, sentado en una silla, esperaba su turno para ponerle un par al quiebro en todo lo alto. Y dijo Ortega Cano que él también se sumaba a la fiesta: cogió las banderillas y de fuera a dentro se fue a la cara del novillo y clavó en todo lo alto las banderillas. En el toreo, como en todas las artes, hay momentos en los que las leyes dejan de existir. Con la muleta en la mano. El Soro demostró el torero que fue un día y el torero que seguirá siendo. Dos orejas para un torero de pies a cabeza.

     El más blandito y flojo de la tarde le tocó a Morante. Verónicas templadas, acompañando el cuerpo a cada vuelo del capote, lentas como esa arena que cae de un reloj. Con la franela caía cada muletazo con el temple y despaciosidad que sólo es posible explicarlo en los tiempos del toreo, que jamás equivalen al natural del ser humano. Dos orejas y rabo.

     Papelón tenía delante Daniel de la Fuente ‘Liqui’ después de lo vivido durante toda la tarde. Y estuvo a la altura el joven novillero. Tandas templadas y con empaque por ambas manos mostraron el buen hacer del discípulo del de La Puebla. Dos orejas.

     Se lidió en último lugar un astado de El Capea para Diego Ventura, que toreó a caballo como viene haciéndolo durante toda la temporada. ¡Qué forma de torear a caballo! Gran faena la del rejoneador. Dos orejas y rabo. 

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