«…El enfrentamiento, tremendamente chusco, hace reflexionar sobre algo tan lógico como la vuelta a la normalidad. Se hace necesario un nuevo intento de reinvención del próximo ciclo maestrante. Los ausentes deben volver para conformar carteles que satisfagan la demanda del aficionado y público en general…»
Manuel Viera.-
La retirada de Eduardo Canorea de la gestión empresarial de Pagés, y la posterior venta de su participación a Ramón Valencia, quien ha sido cogerente junto a él desde el fallecimiento de Diodoro Canorea en el año 2000, hace que el actual gerente tenga que revaluar la oferta de la próxima Feria de Abril y abono de la temporada de 2016 en función de un público, cada vez más ausente de la Maestranza, que ha provocado, tras la crisis y el conflicto con las figuras, que la rentabilidad y el prestigio de tan emblemática e importante plaza de toros tenga que ser considerado.
El enfrentamiento, tremendamente chusco, hace reflexionar sobre algo tan lógico como la vuelta a la normalidad. Así que no le queda otra a Valencia que requerir, de los que le han de dar lustre a una de las ferias taurinas más importantes del mundo, coherencia en sus exigencias. Por otra parte, la actitud de los toreros, artistas que en cierto modo adquieren un compromiso no sólo con su arte sino también con los que acuden a verlos y sentir su toreo, ha de ser acorde con la anómala situación para tratar de acercar la distancia argumental que separa a organizador y protagonistas, sólo por estar ligada a la necesidad imperante del acuerdo. Si no es así, más bien tarde se darán cuenta ambas partes que, de otro modo, seguirán enajenando a la clientela y restando crédito a tan importante plaza si no comparten y resuelven.
Lo absurdo es seguir prestando demasiada atención a las paridas de quien busca protagonismo siendo incoherente y puntualmente ridículo al seguir con una pugna para la que pidió públicas disculpas que fueron aceptadas por quien la provocó. ¿Sería posible otra Feria sin ellos? ¿Alguien piensa aún que se puede repetir? En cambio, sí se hace necesario un nuevo intento de reinvención del próximo ciclo maestrante. Los ausentes deben volver para conformar carteles que satisfagan la demanda del aficionado y público en general. Apostar por la rivalidad en el ruedo de los máximos exponentes de la tauromaquia actual. Ni más ni menos que hacer creer de nuevo a los que se han vuelto descreídos al ver que unos y otros tiran para sí mismo sin opciones claras para los que pagan, y mucho, por sentarse en la incómoda piedra de un tendido. Que, al fin y al cabo, son los únicos que mantienen en pie todo este tambaleante tinglado.
*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina. (manuelviera.com)
