ESPARTINAS - Corrida mixta

Javier y Borja Jiménez contaron su historia

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Los hermanos Javier y Borja Jiménez han saldado la rivalidad del ‘mano a mano’ con la triunfal salida final a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de su pueblo de Espartinas. Javier destacó al natural con un buen toro de Murube, premiado con la vuelta al ruedo. Borja indultó un bravo utrero de Gerardo Ortega y ofreció mayor variedad a la lidia.

LA FICHA

ASTADOS: Se han lidiado toros de Albarreal, descastado y sin humillar; de Buenavista, noble y soso; de Murube, muy noble y de excelente calidad, premiado con la vuelta al ruedo. Y novillos de Gerardo Ortega, bravo (fue indultado); Murube, noble; y Gerardo Ortega, parado y sin clase.

ACTUANTES: El diestro Javier Jiménez (de blanco y oro), silencio, dos orejas y dos orejas y rabo.

El novillero Borja Jiménez (de lila y oro), dos orejas y rabo simbólico, dos orejas y silencio.
 
INCIDENCIAS: Media plaza.

 

 

Manuel Viera.-

     Es verdad que el toreo emociona pero también divierte. De él disfrutaron como niños los que ya no son tan niños. Jóvenes que gozaron de una Fiesta, hoy más fiesta que nunca, respondiendo a la llamada de «pasen y vean». Incluso algunos, que asistieron por primera vez a un festejo taurino, conocieron el placer de lo extraño. El placer del toreo ante la verdad del rito. El indulto. Hoy, en el coso de Tablantes, estuvo la juventud. En los tendidos, y en el ruedo. Porque abajo dos jóvenes, hermanos y toreros, le dieron argumentos al peculiar juego entre dos.

     Y Javier Jiménez quiso contar su historia desde el inicio, pero no pudo ser. Un complicado toro de Albarreal, descastado y sin querer humillar, se lo puso difícil. Vanos intentos a derecha e izquierda sin conseguir que la molesta embestida pasara por las telas. De media y estocada entera lo mandó al desolladero.

     Con el tercero de Buenavista, noble aunque de sosas embestidas, fue incrementado su hacer hasta conseguir con la izquierda lo mejor. Los trazos al natural tuvieron profundidad y excelentes remates de pecho. Con la diestra consiguió circulares completos con ritmo y ajuste. El arrimón de órdago, junto con las bernadinas, trincherillas y pases del desprecio, puso fin a una faena que no acabó de rematar con la espada.

     Javier logró lo mejor con el quinto. El buen toro de Murube, premiado con la vuelta al ruedo, tuvo nobleza y calidad en unas embestidas que el sevillano supo aprovechar en un arrollador final de faena con la zurda. Con el natural de mano baja, lento, hondo y perfectamente rematado, asombró e hizo disfrutar a una gente que se le entregó sin remisión. Con la derecha templó la excelente acometida para acabar con los excelsos detalles del pase por bajo y de trinchera. Esta vez la estocada puso firma a la notable faena.

     Y Borja Jiménez le respondió dando nueva vuelta de tuerca a su depurado concepto. Fue tremendo su toreo al segundo, un excelente novillo de Gerardo Ortega, quizá demasiado chico y de no muy buenas hechuras, pero de una bravura encomiable. Apoyado en su desparpajo y conocimiento de la técnica y, sobre todo, en su gran capacidad intuitiva y sensibilidad innata, fue incorporando a la lidia su buen toreo de capote, facilidad, dominio y verdad en banderillas, excelente temple hincado de rodillas con la diestra, ligazón y la grandeza del natural. Trazos lentos, largos, con el adorno por bajo y cites de frente. No se cansaba de torear el sevillano ni el utrero de embestir. Y el indulto, discutible como todos los indultos, pero esta vez fue pedido con pañuelos al viento por la generalidad de la media plaza ocupada. Y ‘Desertor’, marcado con el número 34, volvió a la dehesa ganadera.

     Con el cuarto de Murube, noble pero con destacada sosería, se lució en unas chicuelinas despaciosas y ajustadas, y otras trazadas a alimón con Javier. Después, el trasteo a derecha e izquierda, resultó despegadito, pese a los interesantes momentos donde gustó el toreo circular y algún que otro natural. Con estocada contraria finiquitó al animal.

     El sexto, de Gerardo Ortega, malo de solemnidad, no le dio opción ni a una pizca de lucimiento. Y además lo pinchó.

     Así que, emoción, divertimento y apasionante contribución de Javier y Borja Jiménez a una tarde para el recuerdo. 

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