No ha sido una corrida para tirar cohetes pero sí una corrida manejable, con al menos tres toros bastante potables como para no irse con las orejas puestas. Las dos figuras del cartel, los jóvenes Castella y Talavante se mostraron siempre desganados y desmotivados. Y el más veterano, el malagueño Javier Conde, desconfiado y medroso con el mejor lote. Fue abroncado pero, a mal tiempo, buena cara…