Sólo con anunciarse en la corrida de toros de Victorino Martín ya los distingue de los demás. Toreros de raza, toreros encastados, toreros de pies a cabeza. Pepín Liria volvió a protagonizar una auténtica gesta épica en la reciente historia de la Maestranza. Antonio Ferrera fue un derroche de entrega y tesón, y momentos de buen toreo en el quinto. El Cid puso los momentos de mayor calidad en el tercero, pero la suerte no le acompañó al manejar la espada.
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