AVANCE TAURINO

Coherencia o quiebra

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Demasiado aburrimiento en demasiadas tardes en la Maestranza. (FOTO: Javier Martínez).
Demasiado aburrimiento en demasiadas tardes en la Maestranza. (FOTO: Javier Martínez).

«…..No puedo creer que la crisis haya sido la única causante de la pérdida de más de 3.000 abonos en Sevilla. ¿Qué pasó? Que la calidad de la oferta no se correspondía con el precio estipulado y que fueron demasiadas las tardes que los aficionados salieron defraudados de la plaza. La tele dio a ganar mucho dinero y acartonó la imaginación de algunos empresarios…»

Carlos Bueno.-

     Todo se pretende cambiar. Parece que ya nada vale. La crisis hace saltar por los aires cualquier dogma de buen funcionamiento hasta ahora válido. Pero la crisis no es la culpable de todos los males que nos azotan. Es más, parte de esa situación económica que padecemos es efecto de fatales gestiones que quedaban tapadas por el ‘todo vale’ de épocas doradas. Incompetencia, torpeza y rutina se daban la mano en demasiadas ocasiones en la gran mayoría de ferias de España. ¿O acaso no es cierto que, en tiempo de bonanza, generalmente los abonos se inflaban con carteles de relleno sin un interés real y demandado?

     Ahora la mayor parte de las empresas taurinas quiere dar marcha atrás. La consigna es disminuir el número de festejos. Con ello se pretende abaratar el precio de los abonos –a costa de reducir la oferta- y anunciar sólo carteles de máximo atractivo. Se estudian minuciosamente los méritos de cada torero y el efecto que su nombre causará en taquilla. Vamos, que se está haciendo lo que siempre debería habarse hecho.

     No puedo creer que la crisis haya sido la única causante, por ejemplo, de la pérdida de más de 3.000 abonos en Sevilla. Muchos aficionados que dejaron perder sus magníficas localidades todavía conservan a día de hoy suficiente cartera para mantener sus pases. Y como en Sevilla en muchas más ciudades. ¿Qué pasó entonces? Que la calidad de la oferta no se correspondía con el precio estipulado y que, además, fueron demasiadas las tardes que los aficionados salieron defraudados de la plaza. Si a ello le añadimos que las ferias se podían seguir por la tele, el resultado fue el conocido y que los empresarios lamentan.

     Este año parece que no habrá televisión en Sevilla y el ciclo verá recortado su número de festejos en cinco. Mayor calidad e intensidad. Son los ingredientes que se antojan correctos para recuperar credibilidad y clientela. Aunque no estoy yo convencido de que eso de la ausencia de cámaras sea del todo buena. Toda la vida suspirando por la televisión y ahora que la teníamos parece como si nos hubiéramos librado de un lastre. Soy de la opinión que, en pleno siglo XXI, lo que no sale en la pequeña pantalla no existe. Pero habría que encontrar una fórmula –quizá mágica- para que las retransmisiones se efectúen en su justa medida.

     Con la excusa de la crisis sería oportuno que Canal Plus, en vez de ofertar ferias completas, retransmitiera auténticos acontecimientos a precios justos para todos: toreros, ganaderos, empresarios y aficionados. Es el momento de que TVE cumpla las intenciones que señaló el año pasado que apuntaban a una mayor presencia de noticias taurinas en la programación general, y sería idílico que las autonómicas llegasen a un acuerdo coherente y factible para televisar alguna de las corridas que Canal Plus desestimara.

     La tele dio a ganar mucho dinero y acartonó la imaginación de algunos empresarios que, con el colchón económico que significaban las retransmisiones, veían abierta la posibilidad de seguir programando esos carteles de relleno con los que pagar favores y al tiempo hacer caja. Es posible que, visto por ese lado, la ausencia de cámaras devuelva la coherencia a muchos gestores; eso o la quiebra.

     También pretenden cambiar de estrategia las figuras del toreo. Desde siempre los toreros quisieron torear mucho, ser imprescindibles en todas las ferias importantes. Ahora, sin embargo, el diestro más taquillero apenas efectúa tres paseíllos al año, demasiado poco para ayudar al sector a salir de la crisis, y muchos de sus compañeros reducirán a poco más de 20 sus comparecencias por temporada. La explicación que dan es que la mayoría de las plazas no pueden pagar sus altos salarios. ¿En tal caso no sería más coherente que rebajasen honorarios? Está claro que todos quieren mantener su caché ganado a base de esfuerzo y sangre, pero la verdad es que sólo el anuncio de las figuras puede salvar al grueso de las ferias de la debacle. Por eso, por el bien del futuro de la Fiesta, parece evidente que el papel que les ha tocado vivir a los actuales jerifaltes del toreo es el de dejarse ver más aún a costa de ser un poco menos ricos.

     Muchas cosas se pretenden cambiar. Parece que ya nada vale. Pero no se le puede echar la culpa de todo a la situación económica actual, porque ésta viene derivada en gran parte de errores pasados en los que no se debería volver a caer. Es tiempo de autocrítica y de coger al toro por los cuernos. Las excusas sólo serían síntoma de desgana e irresponsabilidad.


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