«…Porque lo importante aquí, pese a todo, es el toro. Pese a que en el esperado día intervengan las musas y los duendes resulta incómodo y, si se quiere, de mal gusto que los protagonistas del más deseado de los ‘mano a mano’ posibles, Tomás y Morante, escojan cada uno las reses que han de lidiar, y con ellas debajo del brazo se presenten en Huelva. Una vez más la realidad escondida tras la farsa…»
Manuel Viera.-
Han hecho una importante contribución a una temporada que transcurre triste y mustia. Afirmación que puede parecer extraña pero, vistas sus ya famosas combinaciones que se han sacado de la manga, da la sensación de que con ellas han revolucionado las Colombinas. Óscar Polo y Carlos Pereda lo han hecho tan impecablemente bien que le han otorgado a la Feria carácter de auténtico bombazo. Y lo han hecho en el momento en que muchos de los ‘grandes’ han rechazado concientemente esta fórmula con el fin de abaratar el género. Abrir nuevos caminos, o segundas vías, entre la listeza torpe de un empresariado que se reparte sólo entre ellos el almíbar de los grandes ciclos, pero que son injustos con quienes pagan y mantienen el tinglado, es para tener en cuenta el individual comportamiento de los gerentes de La Merced, aunque después corramos el peligro de zambullirnos en lo anodino de alguna que otra tarde de corrida.
Porque lo importante aquí, pese a todo, es el toro. Pese a que en el esperado día intervengan las musas y los duendes resulta incómodo y, si se quiere, de mal gusto que los protagonistas del más deseado de los ‘mano a mano’ posibles, Tomás y Morante, escojan cada uno las reses que han de lidiar, y con ellas debajo del brazo se presenten en Huelva. Una vez más la realidad escondida tras la farsa. Tristemente. Así que queda demostrado que no sólo basta con estrujarse la mente para crear algo nuevo, sino que lo creado no esté después manipulado.
Sin embargo, ¿quién juega con quién? Ante semejante pretenciosidad ¿se impone el absoluto silencio o una bofetada verbal para que de una vez por todas se rompan todos los espejos? Esta forma de proceder del mito y el genio puede convertirse en una corrosiva enfermedad cuyos síntomas rebroten al menor descuido. O en alguna bajada de defensas de presidentes y veterinarios ante la habitual falta de exigencias en plazas de segunda. De todas formas, al final, se terminará fantaseando acerca de las posibilidades que hubieran podido exhibir con otro toro. O con el toro. Ni más ni menos.
*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como colaborador taurino de Punto Radio en Sevilla y Utrera. (manuelviera.com).