Sucedió el pasado viernes. Día desapacible para estar en el campo en la presentación del apoderamiento del sevillano Martín Núñez. Curro se aisló del bullicio, en un rincón. A través del cristal de la ventana, cigarrillo en los labios, veía caer la lluvia sobre el campo sevillano. Curro y su torería; la de verdad, la que nunca desaparece.