Fernando Adrián y Gonzalo Caballero han cortado una oreja de sus oponentes, aunque de distinto calado. Javier Jiménez se ha mostrado valiente con el lote más complicado de la seria y bien presentada novillada de Fuente Ymbro, en la que destacó el encastado y bravo quinto.
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Manuel Viera.-
Los argumentos esgrimidos por Gonzalo Caballero para justificar su presentación con picadores en plaza tan emblemática e importante como la de la Maestranza en Feria de Abril no fueron muy concluyentes, aunque el resultado final no dejó de ser atractivo. Lo que más atrapó a la gente fue su enorme actitud, su inconsciente valor para estar delante de los astifinos pitones de la bien presentada novillada de Fuente Ymbro, aunque su falta de oficio bien le pudo costar un serio disgusto. De todas formas el debutante madrileño no se amilanó y hasta convenció al palco para que le otorgase la oreja tras finiquitar al encastado tercero.
Fue una faena con la que apenas encontró su sitio pese a sus enormes ganas y esa intención de verdad que le quiere imprimir a su toreo, presentando siempre los engaños muy adelantados y bajando al máximo posible la mano en el trazo de los muletazos. Es cierto que la falta de experiencia le hace quedarse en un sitio erróneo y a merced del novillo, dudando cuando verdaderamente se tiene que quedar. Sólo algunos muletazos zurdos, trazados con más furia que calma, rompieron la tónica de un trasteo que se paseó por la cuerda floja de la épica sin llegar a caerse, pero sin conseguir convencer con otros argumentos que los del valor y ganas de ser. Así, manteniendo el equilibrio, logró apañar una actuación que al final supo firmar con la espada.
La historia se repitió con el sexto, otro novillo de complicada movilidad con el que no escatimó esfuerzos. Lo recibió con el capote en los medios y allí, después, prologó una faena en la que primó la búsqueda incesante de un toreo que encuentra su punto álgido en una errónea quietud. El resultado no se hizo esperar y las volteretas se hicieron presente en un trasteo despegado y de maneras poco definidas.
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Tiene Fernando Adrián unas formas con leve tendencia a un preciosismo algo superficial. Sin embargo, cuando lo hace con verdadera sinceridad alcanza interesantes cotas de emotividad. El madrileño se topó en quinto lugar con un bravo y encastado novillo. Uno de esos ejemplares que descubren banalidades, o por el contrario encumbra a los que muestren un atisbo de verdad. Encaró el trasteo con singular acierto, muy quieto, en los medios, citando de lejos y preocupándose de las distancias. Los muletazos diestros con el compás abierto resultaron largos, hilvanados y bien rematados. Después al acortar las distancias con la izquierda, ‘Hortelano’, el encastado novillo de Ricardo Gallardo, se hizo dueño de la situación. El natural resultó más de una vez punteado y el pase diestro demasiado despegado. Al final, tras la buena estocada, y pese a la exagerada petición -no sé si de una segunda oreja o la vuelta al ruedo al utrero- quedó la sensación de que faltó el toreo que merecía tan ansiada bravura. En suma, oreja y una segunda vuelta al ruedo sin venir a cuento. |
Al segundo, un novillo con una notable pelea en varas aunque buscó las tablas en el epílogo de faena, le realizó un trasteo con demasiados altibajos en el que algún que otro natural resultó interesante.
A Javier Jiménez no se le pueden escatimar méritos. Un verdadero vendaval le hizo casi imposible estar delante del soso y complicado primero. El viento le molestó de manera considerable en una faena sin demasiados contenidos. Mostró oficio, supo colocarse y sobre todo le sobró valor. De todas formas, el suyo es un toreo más de colores que de sabores. El sevillano de Espartinas lo ofrece con seria presentación, apta más para complacer a la vista que para su degustación. Más dinámico que refinado, más de detalles que compacto. Lo bueno que hizo lo minimizó después con la espada.
El cuarto, serio y de astifinos pitones, quizás el utrero más difícil y complicado de la tarde, lo echó por los aires de mala manera y le tiró derrotes al pecho con saña. Jiménez expuso y se la jugó sin nada a cambio. Tras la contundente estocada recibió la ovación más justa de la tarde.
AL NATURAL |
Yo estuve en otra plaza
Francisco Mateos.- La cuestión no fue lo que aguantó en el quinto, donde la gente pedía, de forma excesiva un segundo trofeo para Fernando Adrián, sino lo que ocurrió en el tercero. En ese tercero, la presidenta Anabel Moreno concedió una oreja facilona, por una faena que no hubo, ya que fue un continuo saltar por los aires de un muchacho (Gonzalo Caballero) que debutaba hoy con picadores y que se desmostró que está verde y sin la técnica aún aprendida. No había ni mucho menos mayoría de pañuelos, y además no era para oreja en la Maestranza. Pero la señora presidenta sacó el pañuelo cuando se llevaban las mulas al novillo. Una oreja baratita, que si es su credencial para este año, aviados vamos con la nueva bajada de categoría. |
Pero después vino lo del quinto, un novillo vibrante y encastado que desbordó al afanoso Fernando Adrián. Pero entre algunas tandas sin mando, sí hubo algún bello y emocionante pasaje. Y, claro, si antes había dado la oreja con ese listón tan bajo, pues ahora la gente -con razón por ese rasero de referencia- pedía las dos para Adrián. Y la presidenta ahora, mal y tarde, quiso enmendar el error anterior y negó el segundo trofeo. Y ahora sí llevaba razón. La oreja de Caballero en el tercero no pasaba más de la vuelta al ruedo, y en el quinto Adrián merecía una oreja. Pues no, para la señora presidenta Anabel Moreno, ambas faenas fueron de justa equidad en cuanto a su contenido artístico… Pues yo entonces estuve en otra plaza de toros, señora presidenta.
MEDIA BELMONTINA |
La dura preferia
Juan Belmonte.- Empezó la preferia como estaba previsto. Estos festejos se caracterizan por carteles con toreros que buscan abrirse camino o que quieren recuperar su sitio perdido, y ganaderías de las denominadas ‘duras’. Lo cierto es que en la novillada de apertura se cumplió; al menos en el ganado. Los de Fuenteimbro, salvo el quinto, fueron difíciles, correosos, ásperos y es lo que tiene esta ganadería, que cuando rompe uno, su embestida es vibrante y brava, y nos llama mucho la atención… Claro que cuando salen unos cuantos como los de la primera de prefería… agárrate. Se cortaron dos orejas: una cortó Caballero por jugársela sin cesar; y otra para un avezado novillero, Adrián, que aprovechó al único novillo que sirvió. Javier Jiménez se estrelló con un lote infumable. Una pena. |
LA CORRIDA, AL COMPÁS |
Fernando Naranjo.- ¡Qué pedazo ventarrón Fue bronca la novillada Pues hoy el señor Gallardo Sin gusto fue el de Espartinas |
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Como tampoco este Adrián «Verde que te quiero verde…» ¡A este incipiente torero ¿Y hablaron de media entrada? |
AMBITOTOROS |
La novillada, en diez detalles
Javier García Baquero.-
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GALERÍA GRÁFICA (lopezmatito.com) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez) |