«…Al aficionado le hace falta saber la verdad para volver a creer en él. Saber si es quien fue. Si está capacitado para deslumbrar y emocionar en importantes plazas de primera con toros de primera tras la terrible cornada de Aguascalientes. A estas alturas la vaguedad de Boix sigue provocando tensión y acrecentando la duda…»
Manuel Viera.-
Le vendría muy bien a la Fiesta que los que viven de ella no mintieran de forma tan descarada, porque con ello se sigue creando un alto tufo a falsedad que la pudre y la destruye. Y la falsedad no es más que el significado más elevado de la mentira. Sólo interesa la verdad, porque lo contrario está aniquilando la credibilidad de quien aún parece que la tiene en el ruedo de una plaza de toros. Ya no divierten estas historias entre empresarios y apoderados. Ni me las creo ni se las cree nadie. Son historias irreales. Un auténtico aburrimiento que no se aguanta.
El relato del gerente de Pagés, Ramón Valencia, sobre la negociación llevada a cabo por la empresa de la plaza de toros de Sevilla y Salvador Boix para la contratación de JT, fue lo más creíble escuchado durante la presentación de los carteles de la Feria de Abril y abono de la temporada de 2012 en la Maestranza. Sin embargo, la ambigüedad en las declaraciones de Boix tras la explicación de Valencia pretende negar lo dicho para volver a mostrar viejas y nuevas dicotomías, tanto personales como históricas, entre ambas partes. En cierto modo, parece que no hubo en ese diálogo una puesta al desnudo de los dialogantes, especialmente porque la desnudez en la palabra del apoderado catalán no existe, y en ella sólo aparece su engreído y sofisticado ‘yo’. Así que uno defendió su verdad, incluyendo en el relato fechas y lugares, y el otro le contesta con clara estrategia: divagar sin argumentos para no aceptar.
José Tomás es el torero más importante del momento. Pocos lo dudan. De hecho es para mucho un paradigma, un modelo de verdad en el ruedo, un referente del valor. Su toreo transciende las circunstancias y va mucho más allá de la realidad inmediata de un triunfo. Sus formas de hacer y decir el toreo simbolizan al héroe. Sus grandes triunfos resumen la evolución de la tauromaquia de su tiempo y, a la vez, configura una de las trayectorias más sólidas, emotivas y creíbles en las últimas décadas. Sigue siendo el deseado, lo sabe él, porque se ha movido en la órbita de lo sublime con un contenido que ha mostrado el referencial del toreo en estos inicios del siglo XXI. Porque se ha dedicado con cuerpo y alma a dinamitar el juego entre la vida y la muerte, dando una dimensión del valor muy próxima a lo trágico. Es un revulsivo. Un ejemplo.
Pero cuando todo esto se estanca debido a enfrentamientos absurdos y sinsentidos sólo se consigue que las expectativas se tergiversen y se rompan. Y entonces, sorprendida, la gente se cabrea hastiada de tanta palabrería incoherente y repetida. Al aficionado le hace falta saber la verdad para volver a creer en él. Saber si es quien fue. Si está capacitado para deslumbrar y emocionar en importantes plazas de primera con toros de primera tras la terrible cornada de Aguascalientes. A estas alturas la vaguedad de Boix sigue provocando tensión y acrecentando la duda. ¡Qué ironía!
*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como colaborador taurino de Punto Radio en Sevilla y Utrera. (manuelviera.com).