Litigio sobre los derechos de televisión

La tensa espera de la confusión

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«…A diferencia de Simón Casas, Canorea-Valencia parece echarle un pulso a quienes están literalmente destruyéndose desde dentro. A los que con rígida avidez e intereses no muy solidarios no vacilaron a la hora de arrasar con su planteamiento en el comienzo de la gestión de estos primeros grandes ciclos de temporada…»

Manuel Viera.-

     La explosión del G-10 en la temporada pasada, consecuencia de una engañosa unión entre todos los toreros, ha acelerado el proceso de reivindicación de la decena de figuras que componen el grupo de una forma brutal, drástica e inoportuna. Exigencias que, por otra parte, están provocando el consiguiente impacto social que la demanda conlleva. Y es que su desarrollo, factor principal que centra el problema, se está testimoniando como un hecho sin precedentes en el inicio de gestión de las primeras ferias importantes de año, tanto por lo que supone para la propia Fiesta de los toros como por la velocidad con que las reclamaciones se quieren hacer.

     En cierto modo, el férreo requerimiento de los derechos de imagen ya cuenta con una primera víctima: Valencia. La más que vulgar Feria de Fallas, cuya empresa organizadora sucumbió a la petición de All Sports Media abonándole los 279.000 euros que se repartirán las diez figuras del grupo, aunque cinco de ellas no la toreen, ha sufrido las consecuencias al dejar fuera a diestros de la categoría de Morante, El Juli o Perera, con el consiguiente perjuicio para el público que desea verlos en el ruedo, y los propios toreros que dejan de percibir los emolumentos que, como artistas, deberían obtener de una plaza de primera.

     El problema se presta a interpretaciones rápidas y frágiles desde el punto de vista de quienes reivindican sus derechos desde el ya tópico de ‘jugarse la vida’, olvidándose del error de base en el que han incumbido: querer ganar más ahora que mucha gente gana menos o no gana nada. Pero a diferencia de Simón Casas, Canorea-Valencia parece echarle un pulso a quienes están literalmente destruyéndose desde dentro. A los que con rígida avidez e intereses no muy solidarios no vacilaron a la hora de arrasar con su planteamiento en el comienzo de la gestión de estos primeros grandes ciclos de temporada. La realidad de la Fiesta pide otra cosa: sentido común, coherencia en los planteamientos allí donde han de convivir protagonistas, empresa y afición, conservando los valores del toreo, aunque parezca que nadie sabe qué es ni lo uno ni lo otro.

     En cierto modo, la legítima reclamación siguen haciéndola a una velocidad inaudita y el encontronazo va ser de órdago. Se hace necesario huir de las prisas para abrirle nuevos caminos a este complejo hecho reivindicativo. No tendría sentido una Feria de Abril sin figuras. El derecho de unos no conlleva a violar los derechos de los demás. Urge una explicación a la confusión motivada por la tensa espera. El mutismo de Pagés es mala solución.


*Manuel Viera es redactor y responsable de las crónicas de Sevilla Taurina, así como colaborador taurino de Punto Radio en Sevilla y Utrera. (manuelviera.com).

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