Las obras de autor hay que firmarlas

Fernando Adrián malogró con la espada una interesante faena realizada al único utrero de calidad de la complicada novillada de Los Azores. Sergio Flores mostró valor y firmeza, y Rafael Cerro no pudo ratificar su esperanzador toreo de tardes anteriores en esta plaza.

     Porque el madrileño anduvo decidido y seguro, aunque le faltó mando en algunas ocasiones. Valgan como ejemplo los cuatro lances afarolados de rodillas en el tercio y el vibrante lancear de capote, las primeras series diestras magníficamente resueltas después con los extraordinarios de pecho. Una faena en verdad interesante, de muleta adelantada, de pases a media altura en el inicio, templada, hilvanada con bellos remates y que desbordó emoción e intensidad cuando alcanzó altura con el aporte del natural de mano baja, largo y hondo. Muletazos de toques precisos, de impecable trazo y contagiosa emotividad en los de pecho. Epilogó lo hecho con circulares, bellos cambios de mano y ayudados por alto y por bajo de buen gusto. Todo un triunfo malogrado por los cuatro pinchazos antes de dejar la estocada.

     Con el quinto, sin clase y a la defensiva, se esforzó en hacerlo pasar por las telas sin conseguir lo deseado. Un molesto y peligroso cabeceo abortó todas las posibilidades de triunfo, y sólo muy al final una serie diestra de dos muletazos de mano baja justificó su actitud. Mató con prontitud.

     Y poco más dio de sí la tarde de los triunfadores. Los ejemplares del joven ganadero Rafael Azor, con su carga de complicaciones en sus descompuestas y cortas embestidas, no propiciaron en demasía el éxito de los tres diestros más destacados del abono sevillano. Pero tampoco ellos mostraron toreo suficiente para solventarlas.

     Sergio Flores se mostró frío y pulcro, pero sin emocionar. Su toreo basado en la quietud y el valor sereno quedó en eso. Sólo en eso. Templado, correcto, asentado… Trazó con buen gusto pases a derechas e izquierda a un novillo, el primero, noble, con bondad en sus embestidas aunque con escaso motor. Algo le faltó al mexicano para que la calidad de su muleta quedara en simple toreo de salón sin emoción. Con un espadazo desprendido finiquitó lo hecho. Al cuarto, difícil y complicado, lo recibió a portagayola siendo alcanzado cuando finalizaba el lance. El novillo se le quedó detrás, lo volteó, sufriendo una cornada superficial en la corva que precisó de intervención quirúrgica. Herido permaneció en el ruedo hasta el final de la lidia para realizar un difícil y peligroso trasteo, en el que novillo de Los Azores le puso en más de una ocasión los pitones en el pecho. Aguantó parones y frenadas muy quieto, arrimándose al final en un último esfuerzo por agradar. Mató de estocada.

     No tuvo demasiada opción Rafael Cerro de ratificar en esta plaza su esperanzador toreo de tardes anteriores. Lo quiso hacer todo bien con el tercero, otro novillo sin calidad en sus embestidas, con el que sólo obtuvo algún que otro muletazo de buen trazo. Recibió coladas y se dejó puntear las telas sin conseguir a lo largo de la lidia el acople necesario. Al sexto, con genio y con la cara por las nubes, le fue imposible sacar un sólo muletazo sin que le enganchara el engaño. A ambos los mató mal.

‘Por Designar’, nuevo en esta plaza

GALERÍA GRÁFICA (López-Matito)

GALERÍA GRÁFICA (Paco Díaz/Toroimagen)

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