Los vestigios de otros tiempos, esos que tanto les gustan conservar a los maestrantes, permiten contemplar esta curiosa imagen del interior de la Real Maestranza, junto a la Puerta del Príncipe: un calabozo. La puerta, son sus rejas y un candado más moderno a modo de «cierre de seguridad», esconde un pequeño habitáculo que, suponemos, estaba destinado a alborotadores del festejo, y no para toreros por alguna mala tarde. Un obsoleto espacio de esos que aún permanecen en el recuerdo real de la Maestranza de Sevilla.
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