REAL MAESTRANZA / 11ª Feria de Abril

Luque, querer porque sí

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1998
Daniel Luque con la oreja ganada en el sexto. (FOTO: Matito)
Daniel Luque con la oreja ganada en el sexto. (FOTO: Matito)

Manuel Jesús ‘El Cid’ y Daniel Luque han cortado una oreja respectivamente tras faenas de distinto calado. Mientras que el sevillano de Salteras la obtuvo de un toro con calidad en sus embestidas, el de Gerena la consiguió de un manso aquerenciado en tablas. Cayetano, que se animó en su segundo toro, dio una vuelta al ruedo.

LA FICHA

 

TOROS: Se han lidiado siete toros de Torrehandilla y Torreherberos, el cuarto lidiado como sobrero tras devolución del titular; desiguales de presentación, chicos, mansos y flojos, excepto el primero, que destacó por la calidad de sus embestidas.

ESPADAS: –Manuel Jesús ‘El Cid’, de azul pavo y oro, un oreja y silencio.
Cayetano, de verde y oro, silencio y vuelta tras petición.
Daniel Luque, de blanco y oro con remates negros, saludos tras aviso y oreja.
 
CUADRILLAS: Saludó tras banderillear al primero José Manuel Fernández ‘Alcalareño’.
 
INCIDENCIAS: Casi lleno.


 

Manuel Viera.-

     Nunca es tarde, pese a todo, para tratar de conseguir un sitio, que se reivindica a sí mismo con ambición y toreo, en ocasiones tan emotivo como un natural profundo y largo hasta decir basta. En otras con raza y valor, metiéndose en terrenos de riesgo para exprimir mansas y complicadas embestidas mostrando las raíces de unas formas que parecieron rebrotar a borbotones. Escalera de esperanza para subir a este sevillano de Gerena a las alturas. Hasta donde quiere estar para nunca más bajar.

 

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LAS OTRAS IMÁGENES
PUERTA DEL PRÍNCIPE
AL NATURAL
La Maestranza, plaza de pueblo

LA CORRIDA, AL COMPÁS
Acordes de una gramola

     La faena al sexto resultó forzada en las cercanías de chiqueros. Fue trasteo de querer porque sí, de ganarle la partida a un manso de libro aquerenciado en tablas de donde no había dios que lo sacara. Daniel Luque, que ya se había entregado en las lentas verónicas de recibo, allí se fue para vencer en una pelea sin cuartel. A base de inteligencia y valor lo fue metiendo en las telas robándole muletazos tan vibrantes como auténticos. Poco a poco, paso a paso, fue consiguiendo, allá en la solanera, atemperar mansas embestidas, hilar los pases y rematarlos con notables de pecho. Faena de poder, de menos a más, con un final en el que bullían los tendidos de sol y aceptaban los de sombra. Luque, antes de emocionar, divirtió a una gente pletórica que admiró el valor y la ambición a la hora de exigir lo que era justo: una oreja ganada a ley tras firmar con la contundencia de su segura espada.

     El tercero, un toro lavadito de cara, flojo, rajado, sin clase en sus embestidas aunque noble, lo metió en el engaño a base de dejárselo muy cerca, tapar salidas y así conseguir ligar algún que otro muletazo diestro. De todas formas, el toreo a izquierda no fue un ingrediente más, sino el eje y el argumento sobre el que giró un trasteo desmenuzado, con el que a veces le pudo a la sosería del toro de Torrehandilla. De una u otra forma se quedó sin firmar y… sin premio.


El quinto fue el único toro que se picó de la floja y rajada corrida de Torrehandilla y Torreherberos


Cayetano se sentó en el estribo de las tablas a esperar que le acercaran el manso. No se lo permitió el público y se lo recriminó. La acción espoleó al torero


 

     Manuel Jesús ‘El Cid’ recuperó su más celebre toreo de capa para oxigenar con la portentosa verónica un clima que desde su anterior tarde tenía a la contra. Lances con ritmo y cadencia rematados con media larga en el tiempo. La calidad en las embestidas del buen toro de Torreherberos quedó mostrada también tras quitar Cayetano por gaoneras. Después, se apreció de inmediato el movimiento expresivo del trazo diestro dejando aflorar su personalidad en el temple y la profundidad que le impuso a los ligados muletazos bien resueltos con los de pecho. Bajó ostensiblemente la calidad del trasteo al natural. Tras desistir y volver a la derecha aquello ya no fue igual. La estocada le ayudó a que un público no mayoritario y sin exigencias pidiera el apéndice que el palco concedió.

     Con el cuarto, flojo y de contagiosa sosería, aprovechó su técnica para transformarla en sutiles muletazos sin demasiado ajuste, sin trascendencia ni continuidad. Con estocada precedida de pinchazo lo puso para el arrastre.

     No le quedaba otra a Cayetano que salir de ese pozo de la vulgaridad en el que estaba sumergido desde su primera comparecencia en este ciclo. Lo hizo con el quinto, un toro manso, huidizo y exigente, al que el madrileño mandó pegar sin contemplaciones. Fue el único toro que se picó de la floja y rajada corrida de Torrehandilla y Torreherberos. Cayetano se sentó muy toreramente en el estribo de las tablas cercanas al portón de la Puerta del Príncipe a esperar que su cuadrilla le acerque el manso aquerenciado cerca de chiqueros. No se lo permitió el público y se lo recriminó. La acción espolea al torero que olvida donde está, se quita las zapatillas, provoca al público y se va al toro con el ánimo que antes le faltaba. Sorprende con un toreo sin divagaciones con el que dejó aflorar su personalidad para realizar una faena a derecha e izquierda con su habitual empaque, sin estridencias, con sentido de la estética y que pareció sacarle del estado de letargo y desconfianza que hasta aquí había mostrado. Pese a pinchar antes de meter la espada hasta le pidieron la oreja.

     Con el segundo, flojo, descastado y noble, lució su peculiar estilo con el capote en un vistoso galleo y un quite por cordobinas. Después rozó lo banal en un trasteo despegado y sin contenido.

 


AL NATURAL

La Maestranza, plaza de pueblo

Francisco Mateos.- 

     La corrida de esta tarde en la Maestranza supone la gota que colma el vaso de la paciencia de lo soportable. Y la Junta de Andalucía y sus inexplicados cambios caprichosos y enchufes en el palco y veterinarios es principal responsable. La Junta de Andalucía, con los distintos cambios de políticos de la cosa taurina, va a terminar por cargarse la Fiesta, a pesar de que siempre ha realizado hasta hace un par de temporadas las cosas de forma notable. Desde hace un par de temporadas la Junta de Andalucía ha perdido el crédito que tenía en su rigor ante la Fiesta de los toros. La Junta se convierte en motivo de chiste, como esas sanciones que le tumban los taurinos un día sí y otro también.

     Esta tarde, una autoridad o presidente sin experiencia alguna, sin rodaje y sin ser conocido entre los aficionados sevillanos, ha permitido auténticas barbaridades que convierten a la Maestranza en una plaza de pueblo. El presidente Fernando Fernández-Figueroa ha devuelto un toro –tardó una eternidad en decidirse ante las repetidas protestas del público-, pero hubo dos o tres más con los mismos o más motivos para su devolución. Pero se acojona: «¿cómo voy a echar tres o cuatro toros a los corrales? Sería un escándalo y un duro golpe económico y de imagen para la la empresa», pensará. El hombre ha preferido que se lidien los astados sin picar. Los animalitos entraban al caballo y los varilargueros levantaban la vara sin casi ni señalar; mucho menos picar. El extremo máximo fue en el primero, en el que el toro le cogió la vuelta al caballo y ni llegó a señalarlo el picador, pero El Cid le hizo un quite como si hubiera sido el primer puyazo, y coló, y tras la siguiente entrada (señalar sólo) cambió el tercio. Y así el resto de astados: sólo señalar y levantar el palo. Si un animal no aguanta el tercio de varas de forma mínima hay que devolverlo, por favor. ¿Pero hasta dónde vamos a llegar?

     Además de quedar demostrado que este sucedáneo malo de Jandilla no tenía entidad ni categoría suficiente como para anunciarlo en la Maestranza en plena Feria de Abril, la presidencia y sus veterinarios han aprobado toritos impresentables, anovillados, sin cara, sin trapío, sin remate, sin nada… La categoría de la Maestranza pulverizada y machacada desde donde debía partir precisamente el liderazgo para poner en valor la categoría de la plaza; el palco.

 

La Junta de Andalucía y sus inexplicados cambios caprichosos y enchufes en el palco y veterinarios es principal responsable

 


 

Fernández-Figueroa ha demostrado tener un pensamiento para ser un gran torero moderno o apoderado, pero no para ser un gran presidente para la Maestranza. Su mente es más de ‘taurino’ que de ‘aficionado’


 

     Hay otros aspectos necesario de análisis. La banda de música está dando tumbos, tocando a destiempo, tocando de forma apresurada, antojadiza a veces,… La constatable pérdida de abonados y aficionados, que han huido de la plaza precisamente por esta pérdida de categoría y de identidad está propiciando que durante la Feria de Abril accedan al coso gentes muy variopintas, pero sobre todo muchos turistas. Hasta ahora, los turistas sólo se veían en las novilladas dominicales de mayo y junio. Ahora ya aparecen en los festejos de mayor categoría, con las figuras, porque en las taquillas queda ‘papel’ por vender y ninguna tarde se alcanza a poner el ‘No hay billetes’, a pesar de que la Maestranza ha perdido 2.000 localidades de aforo en los últimos tres años. Esta entrada de turistas en los festejos feriales y público sin conocimientos hace que se adopten comportamientos extraños.

     Pero más extraño ha sido lo de la concesión de la oreja a El Cid en la tarde de hoy. El novato presidente Fernández-Figueroa, el que decía que tenía las cosas muy claras y sabía que tenía que elevar la categoría de la plaza, se ha lucido de lo lindo. Estoy intrigado por leer a alguno que ha escrito maravillas sobre el presidente sin ni siquiera esperar a verlo actuar. Pues hoy ya sabemos cómo el presidente Fernández-Figueroa pretende ‘elevar’ la categoría de la Maestranza: aprobando novillotes como toros, permitiendo la lidia de animales in fuerzas y que se caen o paran por la alarmante y visible falta de fuerzas, permitiendo que no se piquen a los toros, y, sobre todo, concediendo orejas a los toreros como el del primero, al Cid, una oreja que ni siquiera se ha pedido con una mínima fuerza. Se pueden comprobar con imágenes que en el sol había una mínima petición y apenas unas decenas en la sombra… Y va el hombre y le regala la oreja a El Cid. Vamos, que Fernández-Figueroa (que por lo visto –yo no lo ví- intentó ser torero) definitivamente ha puesto en práctica con sus ‘compañeros’ toreros lo que desearía cualquier torero: toros con poquito trapío, sin fuerzas, los blandos dejarlos no vaya a ser que el que salga tenga brío, el trámite de varas y orejas por faenas de escasa relevancia. Fernández-Figueroa ha demostrado tener un pensamiento para ser un gran torero moderno o apoderado, pero no para ser un gran presidente para la Maestranza. Su mente es más de ‘taurino’ que de ‘aficionado’.

 


LA CORRIDA, AL COMPÁS 

Acordes de una gramola

Fernando Naranjo.- 

Desde la calle del Infierno,
deseos de tarde buena.
Hoy torea el de Gerena
que apunta el toreo eterno.
¿De qué color será el terno?
¿Como viene el de Salteras?
Sujetemos las banderas,
que no las remueva el viento.
¡Y vuelva el toreo lento
a este albero con soleras!

Un puyazo de Espartaco
y hasta un pañuelo Ducal
fue el preludio musical,
un atisbo afrodisiaco.
Un sentimiento bachaco
de mujerío encendido
se apoderó del tendido
al gustarse Cayetano…
Con firmeza de espartano
anduvo muy comedido.

Una tizona espartera
en manos del mío Cid,
fue roneo de adalid
el maestro de Salteras
y no así lo de Tejera,
que no animó la emoción
cuando llegó la reunión,
y en una faena rota
hurtó vilmente la nota
de macizo diapasón.

 

 

 

Cuando un toro abucharao
allá en la puerta cuadrilla,
donde sopla el sol… ¡Sevilla!
Hubo un mocito bragao
que hoy lo dejó confirmao
en tu anillo maestrante.
¿Es que no tienes bastante?
Lo anuncien las caracolas,
y en la feria sus gramolas,
a este Luque tan feriante.

Porque la Feria requiere
que después de la corrida
ser del toro su querida
y su cortejo prefiere
cercano, y sin alfileres,
echar las penas al río.
Y beberse hasta el rocío
que llora por la mañana
al compás por sevillanas
con despechado amorío.

 

 


GALERÍA GRÁFICA (Matito)

AVISO a los lectores.

El Cid.

Cayetano.

José Manuel 'Alcalareño'.

En recuerdo a su mujer.

El Cid.

El Cid.

El Cid.

El Cid.

El Cid.

El Cid.

Cayetano.

Daniel Luque.

Cayetano.

Daniel Luque.

Daniel Luque.

Daniel Luque.

Rafael Perea 'El Boni'.

Cayetano.

Cayetano.

Daniel Luque.

Daniel Luque.

Daniel Luque.

Daniel Luque.

 

 


GALERÍA GRÁFICA (Paco Díaz / toroimagen)

AVISO a los lectores.

 A PARTIR DE LAS 15:30 HORAS

 

 

   
     
     
 

 

 

     

 


 

LAS OTRAS IMÁGENES

Los angostos pasillos interiores de la plaza se colapsan. (FOTO: Javier Martínez)

Todos expectantes ante una nueva tarde de toros. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

Ilusión por poder paladear la Fiesta en la Maestranza. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

Los chicos de la Cruz Roja han 'currado' hoy de lo lindo en la plaza. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

El calor y la sensación de agobio de la plaza llena hace estragos. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

Siempre loable la labor de los volutarios de la Cruz Roja. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

Hasta media docena de asistencias hoy. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

¡Bien, picador,... bieeeeennnn! (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

El público siempre es soberano en las decisiones. (FOTO: Paco Díaz/toroimagen.com)

     


 

PUERTA DEL PRÍNCIPE

José Luis del Serranito, un excelente aficionado sevillano. (FOTO: Javier Martínez)

El ganadero Manuel Vázquez, hijo del recordado maestro sevillano. (FOTO: Javier Martínez)

El estilista torero José Luis Galloso, de El Puerto de Santa María. (FOTO: Javier Martínez)

¿Puerta del Príncipe o mercadillo de barrio? (FOTO: Javier Martínez)

La cámara-grúa de Canal Plus, accediendo a la plaza. (FOTO: Javier Martínez)

¡Cuidado! ¡Que uun toro se ha escapado de la Maestranza! (FOTO: Javier Martínez)

     

 

 

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