Mala corrida y oreja para Lama de Góngora

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El diestro sevillano Lama de Góngora, con la oreja ganada hoy en la Maestranza.

El sevillano Lama de Góngora ha cortado la única oreja de la tarde en el inicio del ciclo continuado de festejos de Feria de Abril. Descastada y parada corrida del hierro de Fuente Ymbro. El otro sevillano del cartel, Calerito, se llevó dos fuertes volteretas y fue premiado con vuelta al ruedo. Samuel Navalón, vuelta al ruedo en su presentación.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Fuente Ymbro, bien presentados, serios y astifinos, faltos de casta y de nula fuerza. El de más calidad en las embestidas el cuarto, aunque como a todos, le faltó poder para llegar al final de la lidia.
ESPADAS:Lama de Góngora (de nazareno y oro), saludos y oreja.
Juan Pedro García ‘Calerito’ (de verde botella y oro), saludos y vuelta al ruedo.
Samuel Navalón (de blanco y oro), vuelta al ruedo tras aviso y silencio.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Juan José Domínguez y Fernando Sánchez.
INCIDENCIAS: Media plaza. Se guardó un minuto de silencio por el banderillero Alfonso Ordóñez, fallecido por la mañana. Calerito fue asistido en la enfermería de traumatismo en la rodilla derecha con limitación en las maniobras de flexión y extensión, pendiente de estudio radiológico.


Manuel Viera.-

     La emoción se sintió en cada segundo del largo minuto de silencio tras el paseíllo recordando al gran torero Alfonso Ordóñez, fallecido en el amanecer del día que comenzó el ciclo continuado de Feria de Abril. Asesor en el palco presidencial en las últimas décadas, desde hoy verá y asesorará en ese otro palco celestial en las alturas ganado con todo el merecimiento de un hombre bueno y un excelente torero que se vistió de plata para hacer el toreo de oro.

     Después, cada uno de los ilusionantes diestros acartelados se adentró por los vericuetos de la verdad. Pero cada uno lo hizo imprimiendo su característico sello personal. De ahí el interés de las distintas lidias, que no llegaron a alcanzar el preciado objetivo del triunfo rotundo. Y no fue porque no lo buscaran, sino por la falta de poder de la astifina y seria corrida de Fuente Ymbro. Unos toros muy bien presentados, pero faltos de casta y fuerza. El tercio de varas fue un simple simulacro reglamentado que, pese a ello, no evitó que se desfondaran en los prolegómenos de faenas. Sólo el cuarto mostró la calidad de su embestida, aunque, igual que todos, llegó al ultimo tercio de la lidia como alma en pena.

     Hubo momentos de interés en la faena al cuarto, aunque el resultado quedó por debajo de la intenciones de un Lama de Góngora que mostró un valor innegable y una actitud intachable. Con su fluir elegante y natural dejó muestras de infinidad de detalles, a derecha e izquierda, de notable calidad. Se hizo evidente que el sevillano imprimió a su lidia grandeza de concepto, sentimiento y belleza. Un toreo que quiso ensalzar sus valores y la excepcionalidad de quien lo interpreta. Una estocada dio pie a la concesión de una oreja que ojalá le sirva para mucho en el más inmediato futuro.

     También lució el capote a la verónica con el primero, un complicado toro sin fuerza y a la defensiva con el que intentó faena de todas las maneras sin conseguir más que una encomiable actitud por conseguir el triunfo. Le entró la espada y saludó desde el tercio a los aplausos del público.

     El concepto de Calerito, de clara voluntad clásica, se reafirmó en una expresividad capaz de resaltar el pulso y la ligazón, alcanzando una dimensión notable en alguno de los naturales hilvanados en la lidia del quinto. Una faena que no pudo crecer en los intentos con la derecha al torear a un toro parado. Por dos veces fue cogido causándole un traumatismo a nivel de la rodilla derecha pendiente, aún, de estudio radiológico complementario para determinar el alcance de la lesión. Consiguió la estocada en segundo intento y dio una vuelta al ruedo.

     Con el segundo sólo pudo lucir en los lances con capote al inicio de la lidia. Después toreó despacio con la derecha con muletazos de clara expresividad. Con la izquierda el toro se le paró, Fue muy feo el primer espadazo y mejor el definitivo con el que lo mandó al desolladero.

     Samuel Navalón fue todo voluntad. Por dos veces se fue a la puerta de chiqueros para recibir con larga cambiada de rodillas ambos toros. Las dos portagayolas fueron limpias y emotivas. Incluso fue largo el tercer toro al caballo en el primer puyazo para después volver a las andadas. La segunda vez no se picó. Pues ni por esa el descastado animal aguantó la lidia. El valenciano sacó meritorios muletazos con la derecha para dejar de embestir cuando se echó la muleta a la izquierda. Tras introducir la espada dio la vuelta al ruedo.

     Alcanzó momentos de estimable ajuste en los prolegómenos de faena al sexto, aunque las calidades de los trazos fueron diversas. De todas formas, demasiado pronto el toro se le paró y ahí acabó todo. Para colmo lo pinchó.


 AL NATURAL

‘Paquito’

Francisco Mateos.-

     No le dio tiempo. Parece que todo estaba preparado para una última aparición en la Maestranza. En los días previos al pasado Domingo de Resurrección, varias llamadas le animaban a acudir a esa primera corrida de la temporada sevillana, aunque fuera por última vez, ya que su deteriorado estado de salud y sus problemas de movilidad en los últimos años eran visibles. Pero Alfonso Ordóñez ya no podía dar más de sí a pesar de su enorme voluntad, y su hija Blanca agradecía los mensajes de ánimo desde su casa en la que acogía a su padre, el último de los Ordóñez. No fue posible que acudiera para recibir una cerrada ovación de los sevillanos aficionados, porque se habría anunciado que era su última actuación como asesor artístico de la Maestranza tras varias décadas en el palco, en reconocimiento no sólo de esta labor -la de menor importancia si cabe-, sino por la torería en su época activa y, sobre todo, por la bonhomía con la que ha regado su vida, que no hay palabra que mejor se adapte para describir al bueno de Alfonso Ordóñez.

     Lo conocí en las tertulias post-corridas de Onda Cero en la que formaba jurado junto con otros miembros; inolvidables esos análisis y comentarios al alimón de Alfonso Ordóñez y Andrés Luque Gago en las noches diarias de tertulias tras la corrida en los salones del Alfonso XIII. Era un libro abierto del toreo, por conocimientos, recuerdos y anécdoyas. Su respeto hacia un jovenzuelo con cierta inclinación por elementos de análisis algo ‘diferentes’ e intentos de dar ‘vidilla’ a alguna polémica fueron ejemplares. ‘Paquito’, que así me rebautizó en aquellas entrañables tertulias, era como me llamaba… Y ese ‘Paquito’ encerraba a veces una connotación de paternalismo cariñoso, y otras -estoy seguro- de saber contar hasta diez para no disentir airadamente ante alguno de mis comentarios punzantes. Alfonso Ordóñez se ha ido esta mañana; queda la estela de su sonrisa, queda esa veneración por su hermano Antonio, queda el saber llevar el apellido Ordóñez, queda la gran persona que ha sido para unos y para otros -para todos-, y me queda ese rebautizado ‘Paquito’ por la dinastía Ordóñez.

     Y en la plaza tras el minuto de silencio torearon tres toreros con hambre de escalar posiciones. Nada que objetarles a los tres, con desajustes en alguna ocasión pero producto de la lógica impaciencia y las ganas por aprovechar todo y un poco más. Los tres saldaron con buena nota sus actuaciones, pero me parece que sólo les servirá para algún festejo suelto de menor importancia en la temporada… y esperar que lo vuelvan a poner en la misma corrida de teloneros el próximo año. ¡Qué difícil es ser torero, Alfonso!


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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