REAL MAESTRANZA - 1ª Feria de Abril

Lama y Calerito, increíblemente expresivos

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Juan Pedro 'Calerito', diestro sevillano de Aznalcóllar, con una de las dos orejas ganadas hoy.

Los sevillanos Calerito y Lama de Góngora han destacado en la Maestranza, naufragando Ruiz Muñoz. Juan Pedro García ‘Calerito’ le ha cortado una oreja a cada uno de sus toros en una seria y noble corrida de Fermín Bohórquez. Una oreja paseó Lama de Góngora tras la faena del cuarto. Ruiz Muñoz fue silenciado.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Fermín Bohórquez, bien presentados, serios y descastados. Noble y de escaso fondo, el primero; de sosas embestidas, el segundo; con calidad en sus acometidas, el tercero; venido a menos el cuarto; muy complicado, el quinto; noble con escaso fondo, el sexto.
ESPADAS: –Lama de Góngora (de verde botella y oro), saludos tras aviso y oreja.
Ruiz Muñoz (de verde y azabache), silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Juan Pedro ‘Calerito’ (de burdeos y oro), oreja y oreja tras aviso.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Juan José Domínguez y Fernando Sánchez.
INCIDENCIAS: Algo más de media plaza.


Manuel Viera.-

     Hay cierta elegancia, entre majestuosa y bella, en la forma de trazar el natural. Y algo más, hondura y verdad. El caso es que Lama de Góngora no sólo se ha reenganchado a su pasado con pasmosa soltura, sino que ha corregido y mejorado su peculiar concepto. Con el desfondado primero ofreció una versión restaurada de un toreo a la verónica más nítido, templado, despacioso y punzante que nunca. El resultado fue un ramillete de lances sorpresivos, desde el tercio a lo medios, tan entonados como emotivos.

     El diestro sevillano destacó siempre como un torero capaz de generar la emoción. En este caso el toreo de izquierda, con el que fundamentó la lidia al exigente cuarto, sobrepasó con creces esos límites técnicos para firmar media docena de trazos zurdos donde la inspiración se puso al servicio de un toreo increíblemente expresivo. Una milagrosa mezcla de lentitud, cadencia y belleza. Naturales sin aditivos, sin escenografía, sin adornos superfluos que distraigan la verdad de lo hecho.

     La verónica y el natural. Dos muestras de un toreo sincero, luminoso, de chispa ingeniosa y gracia sevillana. De una emotividad directa y generosa, tal como su particularísimo sentido del virtuosismo. Lances al noble y parado primero, y mano izquierda para el complicado y exigente cuarto, al que no dudó recibirlo de tres largas cambiadas de rodillas delante de chiqueros y en el tercio. Ambas lidias no tuvieron continuidad, hechas en zig-zag, pero suficientes para entender que, pese a los escarpados caminos por los que ha transitado en los últimos años, nunca perdió el rumbo. Pinchó al primero y le enterró el acero a su segundo. Estocada que certificó el apéndice.

     Lúcido toreo de Calerito aprovechando la calidad de la embestida del noble y soso tercero para acabar con emocionado final. Estamos, pues, ante la oportunidad para destacar una tauromaquia que, hasta la fecha, no ha sido valorada ni reconocida como se merece. Prologó faena de rodillas con templados muletazos diestros, e hizo gala, por momentos, de un sólido toreo de izquierda y de una sensibilidad peculiar. Tuvo altibajos la lidia, a la que le faltó contundencia, pero también mostró ese claro influjo de sevillanía en los detalles toreros con los que epilogó su obra. Hundió la espada y el palco no dudó en atender la petición de un público que enarboló pañuelos con pasión.

     Del sexto, un toro de nobles embestidas venidas a menos, alcanzaron notables interés los trazos con la izquierda. Naturales de mano baja con los que logró una armónica cohesión entre la acometida y el recorrido de la tela. Así, la creación del natural constituyó el fundamento de una faena con la que resolvió el objetivo demandado: torear. Y Calerito toreó hasta que el toro se le paró. La oreja tras la estocada le supo a gloria.

     A Ruiz Muñoz ninguno de sus dos toros les sirvió. El primero mostró una sosa nobleza que le hizo claudicar demasiado pronto. Lo mismo que a casi a toda la corrida de Fermín Bohórquez, a la que le faltó casta. En suma, nada que ayudase a subrayar el clima del toreo en el peculiar concepto del diestro gaditano. Ni el desarrollo emocional de una lidia de remembranza currista. Una pena, Porque con el infumable quinto se descompuso el torero en lo inicios de faena sin poder, después, superar el miedo y la lidia. A ambos los mató mal.


 AL NATURAL 

Calerito rinde homenaje a Espartaco padre

Francisco Mateos.-

     Le brindó Calerito el tercero de la tarde a Antonio Ruiz. Quizás por Antonio Ruiz pocos encuentren al destinatario del brindis; si les digo ‘Espartaco padre’ la cosa varía. Antonio Ruiz -lógicamente- fue torero antes que su hijo Juan Antonio; pero es motivo de orgullo y por eso lo acepta con enorme satisfacción, que tu siguiente generación supere -y con cotas altísimas en este caso- lo que uno fue en cualquier ámbito de la vida. Y si es en el toreo, que tu hijo haya logrado ser figura, participando el padre de forma activa y básica en ese logro, es una medalla que se le conozca como ‘el padre de…’. Por eso Antonio Ruiz, al que todos conocen como ‘Espartaco padre’, acepta muy orgulloso ser ‘padre de…’; es decir, ‘Espartaco padre’.

     Pues les decía que brindó Calerito el tercero a ‘Espartaco padre’ acompañado de un largo parlamento. Los primeros pasos en el toreo a pie -Calerito empezó a torear inicialmente a caballo- fueron de la mano de ‘Espartaco padre’, y ya nunca ha terminado esa especial relación fraguada de muchos años. Esta misma semana ha ultimado el torero de Aznalcóllar su preparación en la finca de Espartaco, bajo la supervisión y atenta mirada de quien le guió inicialmente. Seguro que Antonio vio rápido las opciones de ese tercero de Bohórquez, y raro sería que no aprovechara el abrazo del brindis para decirle al oído: «¡a los medio y puesta por delante ya!». Y así fue, un homenaje a Antonio Ruiz: directo a los medios, muleta planchada, rodillas en tierra y cite de lejos. Y entrega, mucha entrega. Y cabeza, mucha cabeza. ‘Espartaco padre’, su concepto del toreo, fue homenajeado por Calerito esta tarde en la Maestranza. Un viejo torero que siempre pidió a aquel que se le acercara a mejorar en el toreo lo mismo: afición, raza y cabeza.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 

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