REAL MAESTRANZA - 11ª Feria de Abril

Roca Rey, imparable

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El firme toreo de Roca Rey, que ha cortado dos orejas esta tarde en la Maestranza.

Andrés Roca Rey le ha cortado una oreja a cada uno de sus toros en una mansa corrida de Victoriano del Rio, con un juego decepcionante. En la vuelta de Sebastián Castella a Sevilla ha sido ovacionado. Sin material posible, el sevillano Juan Ortega ha estrellado sus ilusiones, siendo silenciado.


 SEVILLA / Corrida de toros 

TOROS: Se han lidiado tres toros de la ganadería de Victoriano del Río -primero, segundo y sexto- y tres con el hierro familiar de Toros de Cortés. Bien presentados, serios, de variado pelaje, pero muy mansos en líneas generales. Huidizo a tablas el primero; de embestidas descompuestas y justo de fuerza el segundo; rajado el tercero; complicado y a la defensiva, el cuarto; muy manso el quinto; apretando para los adentros el sexto.
ESPADAS:Sebastián Castella (de blanco y plata), saludos y silencio.
Juan Ortega (de visón y azabache), silencio y silencio tras aviso.
Roca Rey (de negro y oro), oreja y oreja.
CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Antonio Chacón y José Chacón, que también destacó bregando. Picó bien Sergio Molina.
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’.


Manuel Viera.-

     Él cuenta su historia y propone su toreo apoyándose en el valor indiscutible. Que su tauromaquia sea personal, divergente y discutible es una más de sus virtudes. En un imparable estilo de verdad ha mostrado con dos toros mansos el potencial de su concepto, elevando el toreo al máximo de las emociones. Y es que Roca Rey aúna valor, un toreo sincero, directo y auténtico, naturalmente emotivo y extraordinariamente comunicativo. Y hasta hace un buen empleo del temple para embellecer su tauromaquia. La elocuencia en el trazo de cada muletazo diestro, o natural, sin estridencia, su habilidad para dominar embestidas, su valor de ley, son cualidades y calidades que ha mostrado en una tarde más de triunfo contundente.

     No ha sido buena la corrida de Victoriano del Río. Toros mansos, huyendo de los caballos, aquerenciados en tablas, de embestidas cambiantes, rajados a mitad de la lidia. Una birria de toros que sólo han gustado por su pelaje y hechuras parejas. Y ante esto sólo el diestro peruano ha sabido y podido llevar algo de toreo y emoción a los tendidos.

     El tercero, pese a su mansedumbre, transmitió emotividad con sus acometidas a tela roja de Roca Rey, que lució su capote en un variado quite combinando chicuelinas y tafalleras, antes de que Antonio Chacón mostrara su saber al clavar dos excelentes pares de banderillas. Más aún logró llevar su lidia a los tendidos mostrando una seguridad y fe en el triunfo fuera de toda duda. Andrés, abrió el compás, templó y sometió embestidas para hacer un toreo ligado y contundente. Arrastró la muleta en el natural para combinar con detalles de molinete, cambio de mano y un toreo de izquierda en redondo con el que cautivó. No aguantó más el toro, se fue a las tablas y allá lo finiquitó de estocada.

     Con el sexto fue a por todas a sabiendas de las complicaciones de un toro que apretaba para los adentros con manifiesta mansedumbre. Ni lo picó, y crudito le recetó unos estatuarios en serie sin mover un solo músculo. No cabía la menor duda que terminaría dominando unas embestidas que buscaban las tablas al final de cada muletazo. Lo fijó, lo sometió por abajo, le bajó la mano hasta límites insospechados hasta conseguir ligar los muletazos en un palmo de terreno y mediante un arrimón de órdago. La espada se le fue contraria, necesitó un golpe de descabello, pero la oreja concedida hizo justicia a lo hecho.

     Fue esto lo más interesante de una tarde anodina, la peor, quizá, en el comportamiento del toro de las que llevamos de Feria. Sebastián Castella, en su vuelta a la Maestranza, buscó con firmeza el triunfo que a punto estuvo de conseguir con el primero, un manso que huía a las tablas de forma permanente, pero al que metió en la muleta en un inicio de faena genuflexo y templado. E incluso tapándole la salida y dejándole la tela en la cara logró hilvanar el toreo con la diestra. No lo consiguió con la izquierda al rajarse el toro y buscar chiqueros. Lo mató de una estocada precedida de pinchazo. Con el complicado manso cuarto, a la defensiva, y parándose en los inicios de faena, lo intentó con enormes ganas, pero no consiguió nada.

     A Juan Ortega se le fue la Feria sin ese triunfo contundente que tanto necesita, pese a brillar con el capote como nadie lo ha hecho. Hoy, la ilusión de mostrar su diferencial tauromaquia se le tuvo que acabar al ver las escasas posibilidades que le brindaron su dos toros. Al segundo, justo de fuerza y de embestidas descompuestas, sólo le pudo trazar sueltos muletazos con esa despaciosidad acostumbrada. Los detalles impregnados de torería pusieron fin a una lidia que quedó en muy poco. Mató mal. Y al manso quinto, tras varios intentos con la derecha, se lo quitó de encima con dificultad en el portón de chiqueros. En esta ocasión, las opciones de triunfo fueron nulas.


 AL NATURAL 

Esperando la nueva venida del mesías

Francisco Mateos.-

     En el día 2 dM (después de Morante), la cosa sigue igual: Morante por aquí, Morante por allí, y más Morante. No queda otra. El mesías del toreo ha llegado definitivamente. Hasta yo mismo empiezo escribiendo, un día más, de Morantito. Y es que el de La Puebla por fin se decidió a darlo todo, y los astros taurinos se alinearon con un buen toro que le permitió mostrarse en plenitud máxima. Es lo malo de cuando se come jamón ‘del bueno’: que ya sabes distinguir el bueno del malo, y ya no ves tan pasable el que no es bueno. Pues eso mismo, con el toreo. Podrías haberte esperado, José Antonio, a que tu cante grande fuera mañana, que ya es sábado de Feria y estaríamos todos de recogida… Pero la magia surge cuando surge, y no se puede programar. Y por eso decía que en el día 2 dM sigue pesando muchísimo Morante. Son días de espera de la venida del mesías taurino, el maná que nos saciará. Ya no nos conformamos con jamón: porque dentro del jamón hay diferencias, y nosotros ya queremos jamón del bueno. Qué difícil es torear después de lo que hizo Morante.

     Hoy, encima, con una mansada de Victoriano del Río, sin material posible. Castella regresa tal como se fue: frío y sin emocionar. Qué pena de Juan Ortega, que se ha estrellado con un lote sin calidad, salvo algunos fogonazos de su toreo de enorme belleza y pureza.

     El afortunado de la tarde ha sido Roca Rey. En días de lleno completo como el de hoy, los pocos aficionados son engullidos por esa masa de público de escaso conocimiento y criterio, que es necesario para seguir sosteniendo el mundo del toro, pero que muestra actitudes en plena Maestranza que nos hace sonrojar a los periodistas taurinos locales frente a los compañeros de la información de otras zonas que vienen a Sevilla a cubrir los festejos feriales. Se aplaude por no picar, se celebra de forma muy audible que la montera caiga boca abajo… y lo peor: se piden trofeos de forma alegre y festiva, sin entrar a valorar la verdad del toreo, el temple, la pureza… Roca Rey es lo que es, y sólo el tiempo nos dirá si llegará madurez a su toreo. Es el estandarte de la versión derivada del toreo actual: entrega absoluta, transmisión a los tendidos, conexión con el público joven, pero falta temple y pureza. Muchos muletazos, demasiados, y ejecutados muy rápido. Eso sí: a rozarse la barriga y las femorales con los pitones no le gana nadie. Valor para dar y regalar. Pero el valor, sólo el valor, no es torear. Es parte del toreo, pero no es todo lo que hay que tener. Habría que preguntarse qué hay más allá del enorme valor de Roca Rey, si hay un fondo taurino detrás de ese amplio escaparate que nos muestra de su valor infinito.

     Un detalle, que no es baladí: Roca Rey volvía a hacer el paseíllo en Sevilla después de que el pasado viernes saliera por primera vez a hombros por la Puerta del Príncipe; ni una ovación ni le obligaron a saludar al romperse el paseíllo. Mañana regresa Morante en el día 3dM tras el suceso del rabo; último paseíllo del torero cigarrero. Este sábado estoy convencido de que durante todo el trayecto del paseíllo la atronadora ovación no va a cesar y le va a acompañar. Y por supuesto al deshacerse el paseo, Sevilla le va a obligar a saludar de forma muy emotiva antes de que comience la corrida. Y es que aunque sea jamón, aquí nos gusta jamón ‘del bueno’. Y, además, sabemos cuál es jamón del bueno: el que trae el mesías de La Puebla.


 LA VOZ DEL ABONADO 

Roca Rey, valor y entrega

Unión taurina de abonados y aficionados de Sevilla.-

     Había interés en el aficionado con los toros de Victoriano del Rio. Eran esperados porque suele presentar muy bien sus corridas y porque, por regla general, suelen dar buen juego. Esta tarde, la presentación fue buena, acorde con plaza de primera. Toros con cuajo, armónicos y caras ofensivas, en punta. Otra cosa ha sido el comportamiento de los toros en la plaza. Mansearon. Huidizos de los caballos o entrando a regañadientes. En definitiva, mansearon bastante y mostraron querencias a tablas y a chiqueros. También mostraron flojedad y una tarde más las varas fueron simuladas, menos una. El tercero de la tarde se rajó y no quiso acudir al picador de turno. Salió huyendo a la querencia de chiqueros y encontró caballo y picador, de nombre Sergio Molina. El varilarguero ejecutó al manso el mejor puyazo de la Feria. Muchos dirán que a favor de querencia, pero era agradable contemplar esa pelea del toro en el caballo.

     Los toros de esta tarde no eran ‘la tonta el bote’ de casi todas las tardes, pero hay que decirlo: también los mansos tienen su lidia y de los tres matadores fue Roca Rey el que, a base de inteligencia, valor y entrega absoluta, consiguió sacar partido a sus oponentes. En el tercero, mejor con la diestra que con la mano izquierda, por donde el toro apretaba bastante. Después decide Roca tirar de repertorio y enjareta pases de pecho y por la espalda en redondo. Dominio total. El toro, poco a poco, se apaga, pero su matador obtuvo el máximo partido. Estocada espectacular que mereció la generosa oreja.

     El sexto también manifestaba mansedumbre. Acudía al capote de Roca a velocidad supersónica. Recibe dos varas simuladas. Buen quite en banderillas de Luis Blázquez a su compañero Viruta, y con la muleta a un toro incierto y manso, hasta el tercio de banderillas, Roca Rey comienza con estatuarios sin mover las zapatillas. Sigue con la mano derecha abriendo el compás. Por el lado izquierdo la embestida plantea más problemas y los muletazos no son rotundos. Como el toro va a menos, tira de repertorio ‘ojedista’ y ese dominio, cercanía y quietud encandila al público. Estocada entera, contraria y posterior descabello.

     Se pide con fuerza la oreja, que es concedida y ahora viene lo triste de esta plaza oliventina; perdón, sevillana: el gentío pide la segunda oreja con una mala estocada y un descabello. ¡Inaudito!

     Castella reaparecía y no aporta nada nuevo, y menos ante unos toros que mansearon y planteaban dificultades. Prácticamente lo mismo podemos decir de Juan Ortega, que en su primero no permite que piquen al toro. En la muleta suelta la cara, cabecea y sale del muletazo dando cabezazos. Ortega lo intenta y sólo consigue una serie medio potable. En el cuarto, únicamente reseñar de Ortega el buen comienzo de la faena de muleta, doblándose con el toro rodilla en tierra. Después era intentar y no poder.

     Destacar en banderillas a Antonio Chacón y Paco Algaba, de la cuadrilla de Roca Rey. También pareó muy bien José Chacón, de la cuadrilla de Castella. Jorge Fuentes, de la cuadrilla de Ortega, lidió también bien.


 GALERÍA GRÁFICA (Pagés) 


 OTRAS IMÁGENES 


 LOS TOROS (Javier Martínez) 

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