Morante de la Puebla, que creía merecer la oreja en su primer toro de Hermanos García Jiménez, mostraba su enorme enfado por la negativa del presidente Gabriel Fernández Rey a concedérsela. Tras espetarle «no tienes vergüenza», declaró a la prensa que «ha metido la pata; es amigote pero debería jubilarse».
Francisco Mateos.-
En la séptima corrida de toros del ciclo de Feria de Abril, el presidente también volvió a ser protagonista. Durante toda la Feria de Abril, la labor de los veterinarios y de los presidentes está siendo especialmente criticada por la prensa taurina y por los aficionados en los distintos foros de redes sociales. Las críticas van dirigidas a la bajada de las exigencias en las presentaciones de los toros para una plaza de la categoría de Sevilla, la desigualdad de criterios, las generosas concesiones de orejas de forma general, y, en cambio, la especial dureza en ciertos casos (casi siempre con toreros menos importantes).
En la corrida de ayer lunes, el presidente era Gabriel Fernández Rey. Al margen de la irregular y desigual corrida de Hermanos García Jiménez que aprobó, la polémica llegó en el sobrero lidiado en primer lugar por Morante de la Puebla. Faena para paladares de toreo de aficionado, completa, importante, pero ciertamente la pañolada para la petición de oreja no era abrumadora. El presidente Gabriel Fernández Rey no la concedió, lo que provocó el más que visible enfado de Morante, con miradas repetidas hacia el presidente. Salió al tercio a recibir la ovación (no quiso dar la merecida vuelta al ruedo) y posteriormente levantó la montera para saludar al presidente como suele ser habitual. Las cámaras captaron ese momento en primer plano, y se leyó perfectamente en los labios de José Antonio que le espetaba al presidente Fernández Rey «¡No tienes vergüenza!», y a continuación, mientras se iba hacia el burladero, lanzó la montera al callejón en señal de enorme enfado. El presidente, desde el palco, sonrió por el gesto de Morante.
En el cuarto cortó una oreja el torero de La Puebla del Río, pero tras recogerla, la acercó al burladero y la depositó en el suelo. No quiso recorrer el anillo con la oreja; aún le duraba el enorme enfado. Justo tras esa vuelta al ruedo de su segundo toro atendía a la prensa y dijo en el callejón que «creo que hay un señor que ha metido la pata. Me duele porque es amigote pero está para jubilarse», en referencia a Gabriel Fernández Rey, el presidente de mayor antigüedad en el palco e igual de discutido que sus compañeros.
Sobre su primera faena, Morante comentaba que «el toro primero fue bastante complicado, que había que pasar un trago, sobre todo por el izquierdo». Sobre el cuarto, en el que cortó una oreja, comentaba que «la verdad que ha sido una faena muy sentida, mucha rabia contenida, ha habido un momento de mucha cercanía y belleza».
