Los diestros Oliva Soto y Ángel Jiménez han cortado una oreja de la interesante corrida de la ganadería de Virgen María. Los otros cuatro toreros sevillanos del cartel de seis espadas para seis toros, Esaú Fernández, Javier y Borja Jiménez, y Lama de Góngora, han sido ovacionados. La Maestranza ha registrado la mitad de su aforo lleno.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de las ganaderías de Virgen María y Santa Ana, de muy buena presentación. Noble y sin motor el primero; complicados, por encastados, segundo y tercero; noble pero sin fondo, el cuarto; a la defensiva y sin calidad en sus embestidas el quinto; noble y con clase, el sexto.
ESPADAS: –Oliva Soto (de blanco y plata con los remates negros), oreja tras aviso.
–Esaú Fernández (de azul marino y oro), ovación.
–Javier Jiménez (de azul y oro), ovación.
–Borja Jiménez (de blanco y oro), ovación.
–Lama de Góngora (de blanco y oro), ovación.
–Ángel Jiménez (de celeste y azabache), oreja.
INCIDENCIAS: Media plaza.
Manuel Viera.-
Llegaban con el sueño convertido en realidad, de estar donde querían estar. Entendiendo la importancia de pisar el albero icono de una plaza. Por eso, y porque también tienen razones de fondo para volver, ahí estaban para convertir el ostracismo en puro aliento para seguir.
La trascendencia de la tarde la evocaba cada uno de ellos en la traza de cruz que dejaron grabada en la fina arena dorada antes de iniciar el paseíllo. Una huella cargada de simbolismo, de sueños, de triunfos, de vida… Tan sólo necesitaban el toro adecuado con el que poder mostrar talento y arte. Y, cómo no, la suerte de que les tocase el ideal.
Tal vez el que se aproximó al ideal fue el sexto de Virgen María, un toro de notable presencia, como toda la corrida, de una nobleza exquisita y una embestida que se prestaba a la perfección para el toreo de Ángel Jiménez, un refinado y estilista torero, exigente consigo mismo, que goza de un concepto cargado de referencias artísticas diferenciales y notable intensidad creativa. La pasada tarde regaló momentos interesantes de estremecedor sentimiento, tanto con la derecha como con la izquierda. Un toreo propio, inconfundible, de gran fuerza expresiva y con una encomiable despaciosidad y ligazón. Los ayudados por alto y por bajo en el inicio de faena llegaron a los tendidos de forma inmediata. Y continuó con ambas manos, mostrando un toreo que transmitió una verdad honda que no tiene nada que ver ni con la perfilada estética, ni con la fantasía banal. Es una pena que este tipo de toreros no ocupen un lugar de privilegio en los mejores carteles de ferias. Tras matar de estocada cortó la oreja más justa de la tarde.
Existen motivos también para acercarse al toreo de Oliva Soto valorando el concepto de que se vale para juzgar su eficacia y extraer el sentido de su valía. Fundamentalmente el sentimiento y la inspiración con el que pone en cuestión la base de su tauromaquia. En tal sentido, la faena al buen toro primero fue todo un compendio de buen hacer. Notable con el capote, bullidor en los inicios y más reposado en el ecuador de la lidia, su toreo se caracterizó no por una elevada técnica y sí por un buen contenido argumental. Con la izquierda firmó tres naturales en los que la inspiración se puso al servicio de un toreo increíblemente expresivo. Detalles de buen gusto para acabar y una estocada para finiquitar que apuntaló la oreja ganada.
Hubo cierta elegancia, entre majestuosa y bella, en los lances de capote de Borja Jiménez al noble y flojo cuarto. Y prestancia y despaciosidad en la forma del trazo del natural. Destacó como un torero capaz de generar emociones, con una personalidad muy afirmada y unas posibilidades extraordinarias. En este caso lo hizo con un concepto mezcla de lentitud, cadencia y verdad. Los naturales de frente fueron, quizás, lo mejor de la tarde. Y los detalles de cambio de manos y toreo por bajo, cuajados de torería. Tras el espadazo le ovacionaron con fuerza.
Esaú Fernández utilizó sus recursos, sin renunciar a su característico arrimón, para dominar las embestidas del encastado segundo. Tal vez no acertó con las distancias y, aunque la faena tuvo sus momentos de interés con la diestra, el resultado final quedó por debajo de las intenciones. El valor fue innegable y la actitud intachable.
También lució el capote de Javier Jiménez, mecido a la verónica con ritmo y demostrada lentitud al complicado tercero. Después, lo que comenzó con la derecha en una ilusionante faena, degeneró en un toreo áspero para luego volverse a deshacer en detalles, sin el necesario calado para que la lidia cogiese altura.
Y Lama de Góngora apechó con el peor toro de la interesante corrida. El quinto le complicó la tarde. Lo toreó de capote despacio y con verdad hasta los medios, pero la faena de muleta fue toda una muestra de constante interés del torero por dominar unas acometidas que fueron fiel reflejo de la mansedumbre encastada. Entregado, dejó una estocada que le valió la ovación.
Todos, demostrado quedó, conocen y sienten profundamente el toreo, pero no a todos les fue posible mostrarlo cuando más lo necesitaban para cambiar el rumbo de sus destinos, para no vagar sin perder el sentido. Los que lo pudieron hacer que no caigan, otra vez, en el olvido.
AL NATURAL
Corrida de la dignidad
Francisco Mateos.-
Anunciar un cartel, atípico y poco taurino, de seis toreros para seis toros siempre tiene connotaciones tan injustas como peyorativas. ‘Corrida de la oportunidad’, se le suele denominar. De la oportunidad si fuera en una fecha ‘prime time’ y con ganado de cierta garantía. Oportunidad si es que alguna vez ellos se dejaron ir vagones desde su estación. Para mí, la de hoy, ha sido la ‘Corrida de la dignidad’. Ni un reproche a ninguno de los seis toreros sevillanos que han toreado en la Maestranza. Los seis, en sus capacidades, con las características de sus respectivos toros y conforme a sus personalidades toreras, han estado a buen nivel.
Por eso me marcho de la plaza baratillera con el convencimiento de que otros carteles son posibles. Otro enfoque tiene sentido. Otras opciones las hay. Entiendo a la empresa que este cartel de seis sevillanos ha reunido sólo a media plaza; mas aún si anuncia a sólo tres de ellos y no vienen los partidarios, familia y amigos de los otros tres… Pero esa es la labor del empresario: poner en valor lo bueno que tiene en casa. Y en Sevilla hay toreros; los ha habido esta tarde. El empresario debe poner en valor a la cantera. Cerrar precipitadamente hace una semana el hueco de la baja de Emilio de Justo para la corrida de Victorino Martín, dejándola en mano a mano entre Ferrera y Perera, no parece ser lo más acertado. Porque anunciar esta noche esa sustitución con la presencia de alguno de los seis sevillanos que hoy han estado a buen nivel en Sevilla no iba a restar un solo aficionado a la ‘victorinada’; mas al contrario, le hubiera dado un nuevo matiz de frescura.
¿Cuál es la intención de la empresa a la hora de anunciar a estos seis toreros locales con seis toros? Alguna intención tendría, algún sentido. Pues visto que ha habido argumentos sobre el ruedo, ¿ahora qué? ¿Cuál era el plan si aprovechaban la mal llamada ‘oportunidad’? ¿Qué sentido tiene anunciar una corrida de seis toreros, descolgada además del ciclo continuado de Feria, si no es otra que contar con ellos si destacan como han destacado hoy, que colocarlos en los carteles de Feria si se presenta la ocasión? Pues un hueco ha habido y el empresario la ha rellenado antes de que se celebre la corrida de hoy. Mentes privilegiadas…
Ahora que están empujando esos valores nuevos españoles del tenis que tanto entretiene a Curro -ya saben lo que dice: «el mejor público es el del tenis; por su silencio»- como Alcaraz, Badosa, Carreño o Davidovich, aclaremos que en los torneos hay ‘Fase previa’ y ‘Fase final’. Los buenos, los top… entran directamente en el cuadro de ‘Fase final’, cuadro en el que se dejan unos cuatro huecos reservados para los cuatro que más avancen en el cuadro de la ‘Fase previa’. Pues con ese símil, hoy era un cuadro de ‘Fase previa’, y hace un par de semanas se había producido un hueco en la ‘Fase final’ (corrida de Victorino, por la baja de Emilio de Justo). Pues nada, se ha taponado ese hueco antes de que se ‘juegue’ la ‘Fase previa’ de la corrida de esta tarde. Debería haber explicado Ramón Valencia cuál era su intencionalidad al anunciar la corrida de seis sevillanos hoy. O habérselo preguntado en la presentación de los carteles.
LA VOZ DEL ABONADO
Caridad taurina
Unión taurina de abonados y aficionados de Sevilla.-
El actual sistema recurre a tiempos pasados. Aquellos chavales maletillas que pedían su oportunidad en las puertas de las plazas; muchas veces lograban torear en un cartel colectivo para enfrentarse a animales de desecho con dificultades. La empresa de Sevilla, ante la presión del espectro taurino, recurre a rellenar el abono con un festejo de seis toros para seis matadores que merecen bastante más. Son jóvenes que atesoran calidad y ganas de triunfar. Únicamente necesitan contratos y un mínimo de decoro ganadero.
El montaje taurino actual discrimina a estos matadores. Los aleja de las ferias importantes. Los arrinconan en plazas de pueblo. Su desesperación les obliga a jugarse a la lotería el triunfar en carteles como el de esta tarde en Sevilla. Tienen que acogerse no a la justicia taurina, sino a la caridad taurina. Esta tarde han demostrado los seis toreros que están preparados para empresas mayores. A pesar de que el ganado no era el más adecuado, pues han salido toros desclasados, faltos de raza unos, y otros con más clase; los matadores han sabido solventar la papeleta con dignidad.
Oliva Soto estuvo bien con el capote. Varas simuladas. Con la muleta, a pesar de llevar el toro la cara a media altura, consiguió muletazos estimables por ambos pitones. Estocada casi entera que le valió una oreja. Esaú Fernández, ante un toro desrazado y con la cara alta, estuvo valiente al menos. Poco más podía hacer. Javier Jiménez, bien a la verónica. Buen quite. Con la derecha consiguió muletazos limpios, pero con la izquierda no lució. Decir que estuvo por encima de su oponente. Borja Jiménez toreó bien a la verónica. Varas simuladas. Cero quites. Toro parado al que había que sacar los muletazos de uno en uno. Dejó buena impresión y fue ovacionado. Lama de Góngora sorteó un toro manso. Querencia a tablas. Animal mortecino que fue apagándose poco a poco. Trasteo de Lama y poco más. Ángel Jiménez hizo lo mejor de la tarde. Su oponente humillaba y supo aprovechar bien esta condición. Varas simuladas cuidando al toro. Con la muleta comienza por alto para después llegar a los tendidos con buenos derechazos aunque con la izquierda no se acopló igual. Hubo cadencia, buen ritmo, y gusto en su toreo. Mató bien y merecida oreja.
Seis toreros que merecen salir del ostracismo.
GALERÍA GRÁFICA (Pagés)
OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez)
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