REAL MAESTRANZA - Novillada con picadores

Poco oficio para novillos con mucho que torear

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1971
Enorme voltereta a Parrita en el segundo.

La novillada de Soto de la Fuente salió mansa con complicaciones. Varios arreones, algunos con volteretas incluidas, y novillos con mucho que torear que pusieron en dificultades a unos novilleros escasos de oficio y alma de guerra. El granadino Aquilino Girón pareció ser el más puesto, aunque silenciado junto a Parrita y Pablo Páez.


SEVILLA / Novillada con picadores

NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de Soto de la Fuente, con presencia. Mansos, complicados, que no facilitaron la labor de los novilleros.
NOVILLEROS:Aquilino Girón (de blanco y plata), silencio y silencio.
Cristóbal Ramos ‘Parrita’ (de burdeos y oro), silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.
Pablo Páez (de grana y oro), silencio tras aviso y silencio.
INCIDENCIAS: Un cuarto de plaza.


Francisco Mateos.-

     Entrar en la Maestranza siempre impone. Nos pasa a los aficionados, incluidos los que somos asiduos cada año a los tendidos maestrantes. Está ahí, sabemos cómo es, pero siempre impone acceder a un escenario tan impactante. Más aún debe provocar ese respeto a los que se visten de luces. Si a esos nervios y ese grado de responsabilidad por estar anunciado en la Maestranza, le sumamos la inseguridad de una edad corta, y la de una escasa experiencia, el resultado de los nervios debe ser de nota alta. Hoy, además, con una novillada de Soto de la Fuente de buena presencia y complicada, reservona, mansa, con arreones hacia las tablas… Con este panorama inicial que le cuento posiblemente el lector ya habrá aventurado a hacer un balance de lo ocurrido. Pues acertó: poco contenido.

     Aquilino Girón es el más placeado. El primero de su lote se dio una buena costalada al salir de un puyazo y quedó mermado para la lidia. Dobló las manos en varias ocasiones, evidenciando su nulidad para aguantar una faena, pero el presidente Fernando Fernández Figueroa (el de las actas falsas) sacó rápido el pañuelo blanco. Una pena que no pudiera con su alma, porque tenía cierta clase y nobleza. Desfondado, sin fuerzas, con cabezazos de protestas y parándose. Lo poco que pudo hacer el granadino, lo hizo bien. En el cuarto se fue a portagayola, que tras perder el capote quedó deslucido para el torero, pero el aficionado pudo ver el temple del Ecijano, que se llevó al utrero y lo desplazó en unos capotazos tan efectivos como llenos de sabor campero. Fue el novillo más claro con el capote e incluso con muleta. Girón comenzó de rodillas con cierta vibración, pero el novillo perdía motor y la faena se diluía. Al final acabó a la defensiva, complicado, con arreones. La voltereta se veía venir. Y vino.

     Estas novilladas son aprovechadas por los tour operadores para incluirlas en sus paquetes turísticos a la ciudad de Sevilla. «A las 20:00 horas cena en el hotel y a las 21:00 horas salida del bus hacia la histórica Maestranza para asistir a una monumental corrida de toros»… como si lo estuviera viendo. En mi zona había un grupo de unos 35 centroeuropeos que llegaron con pinganillo individual cada uno (nivelito) a través del que el guía les iba comentando el desarrollo del festejo (no sé si acertadamente o no). Con el segundo lo pasaron en grande. Ya saben que eso de que un manso dé arreones, derribe al picador, ponga en solfa a los banderilleros y siembre el caos en el ruedo son situaciones muy festejadas por los numerosos turistas. Pues en el segundo tuvieron una buena ración de ‘divertimento’. Suelto y andarín, derribó al picador reserva, cuyo caballo recibió una enorme ovación (?) al ser levantado. Del caos en banderillas con el manso que apretaba para los adentros como una bala se llevó la peor parte Pedro Mariscal, al que estrelló contra un burladero. El jovencito Parrita puso voluntad y el poco oficio del que dispone. Un mal rato ante un novillo con mucha ‘guasa’. No se libró al final del fortísimo porrazo al arrollarlo al entrar a matar. Con el descabello, entre aturdido y desanimado, pasó un quinario y sonaron dos avisos. En el quinto dejó algunos naturales de cierta calidad, pero ayudándose con el estoque. Cambió a la derecha y alguno suelto fue bueno. La zurda parecía mejor pero no apostó. El banderillero se lo levantó dos veces con la puntilla.

     Pablo Páez se mostró vibrante con el capote en el tercero, que pareció dañarse la mano derecha. Otro utrero que manseó y apretó en banderillas; los subalternos se pegaron unos tremendos sprint para alcanzar las tablas para que no le cazara el astado de Soto de la Fuente. Se ayudó de la espada por el pitón izquierdo el novillero y se mostró irregular con la derecha. La faena -a pesar de la generosa banda- se iba apagando a la vez que se iba la luz del cielo sevillano. Con el sexto no se confió con el capote. En la faena el novillo acortaba la embestida y el malagueño no supo resolver la dificultad con otros recursos. Poco que recordar. Además, mató mal.

     Llevamos ya varias novilladas y escaso, muy escaso, balance. Da la impresión que no hay novillero con alma de guerra, de querer comerse el ruedo de la Maestranza. Al margen de las dificultades de los novillos de hoy -nadie dijo que ser torero fuera fácil-, los chavales parecen acomodados, como sumidos en la suerte que el destino les depare, sin ser capaces de intentar -por si acaso- forzar el destino de un negro futuro para el toreo.


GALERÍA GRÁFICA (Pagés)

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