Hacía bastante tiempo que no se veía a un torero saliendo entre almohadillas y escoltado por los escudos de la policía de una plaza. Morante de la Puebla desesperó el pasado viernes al público de Santander por su actitud en su segundo toro y le culpó de la vergonzante e indigna presencia de los toros de Matilla.
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