Juan José Villa ‘Villita’, alumno de la Escuela Taurina ‘Yiyo’ de Madrid, ha cortado la única a oreja a la interesante y buena novillada de Jandilla en la final del ciclo de promoción. El sevillano Pablo Páez también dispuso de erales nobles, pero no terminó a aprovecharlos. El Primi, inédito al resultar cogido al inicio.
SEVILLA / Novilladas sin picadores
ERALES: Se han lidiado novillos de la ganadería de Jandilla y un sobrero de Vegahermosa -lidiado en cuarto lugar-, bien presentados y de interesante juego. Noble con escaso fondo, el primero; encastado y bravo el segundo, el mejor; encastado y pronto, el tercero; manso el cuarto; bravo con clase, el quinto; manso rajado, el sexto.
NOVILLEROS: -Primitivo López ‘El Primi’ (de la Escuela Taurina de Sevilla), cogido en el primero.
–Pablo Páez (de la Escuela Taurina de Sevilla), silencio tras aviso en el que lidió por cogida de El Primi, silencio y saludos.
–Juan José Villa ‘Villita’ (de la Escuela Taurina ‘Yiyo’ de Madrid), oreja, silencio tras aviso y ovación.
INCIDENCIAS: Media plaza. El Primi fue asistido en la enfermería de «politraumatismos con contusión lumbar y torácica. Exploración neurológica normal. Hemodinámicamente estable. Se traslada a centro hospitalario para estudio y tratamiento. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia».
Manuel Viera.-
Hay veces en la que sólo basta una línea para describir lo sustancial. Una línea o, quizá, una palabra: fatalidad. Porque desgracia fue caminar ilusionado, despacio y chulesco hacia la puerta de chiqueros para recibir hincado de rodillas a su primer novillo y, de inmediato, pasar en manos de las asistencias a la enfermería para no salir más. El Primi, en una nefasta coordinación de movimientos en el saludo a portagayola, fue arrollado por el eral quedando conmocionado con múltiples contusiones. Tras los primeros reconocimientos médicos fue trasladado a un Hospital para las pertinentes pruebas radiológicas.
La final del ciclo de promoción se quedó en un inesperado ‘mano a mano’ con un escaso resultado artístico final pese al interesante juego de los bien presentados novillos de Jandilla.
Quien ofreció mayores argumentos para la credibilidad de su toreo fue el representante de la Escuela Taurina de Madrid, Juan José Villa ‘Villita’. El joven toledano volvió a mostrar su clásico concepto durante la lidia del bravo y encastado segundo. Fue faena de cites de muleta adelantada, siempre puesta delante de unos pitones que acometían imantados a la tela sin llegar a tocarla. Toreo de mano diestra muy templado, hilvanado y bien rematado con sus característicos pases de pecho al hombro contrario. Algún que otro natural tuvo hondura y cadencia, aunque la obra no llegó a culminar. Los detalles por alto y de trinchera pusieron fin a una lidia que, tras la estocada de efecto rápido, fue premiada con la única oreja ganada en la noche.
Fue lo mejor, porque el manso cuarto -un sobrero de Vegahermosa lidiado por inutilizarse el titular al estrellarse contra un burladero- le dio escasísimas opciones de triunfo. La lidia fue un completo querer y no poder en busca del eral que corría por toda la plaza en busca de una salida. El afán de Villita fue no dejarlo escapar a base de taparle la salida con la muleta siempre delante de la cara. Pero ni por esas. Se pasó de metraje y le costó un mundo meter la espada.
Tampoco pudo ser con el sexto, otro manso sin humillar y rajado desde los inicios de faena. El alumno de la escuela madrileña José Cubero ‘Yiyo’ inició genuflexo un esperanzador inicio de faena que se fue diluyendo tras momentos de buen gusto y clasicismo en sus formas de entender el toreo. Complicada lidia, con revolcón incluido, y un nefasto manejo de los aceros.
A Pablo Páez quizá le pesó la responsabilidad. Porque cuesta entender que quien atisbó un toreo de acusada personalidad, con demostrado temple y adornado de detalles en su anterior comparecencia, anoche mostrara una formas lineales, con tendencia hacia fuera y muy despegadas. No obstante, tuvo momentos de ese toreo de mano baja, hilvanado y, a veces, despacio con el primero que lidió por cogida de su compañero de escuela El Primi. Un novillo noble que se quedó sin fondo demasiado pronto.
También le brindó la oportunidad de triunfo el encastado tercero. Una media tras la larga cambiada trazada en el tercio quedó para el recuerdo. Después la faena transcurrió desigual, con entonados muletazos diestros y una izquierda que no acabó de templarse. La espada se hundió delantera aunque hizo su efecto.
El alumno de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla tuvo en el quinto otro buen novillo encastado y bravo. Decidido se fue a portagayola saliendo airoso del trance. E incluso inició faena con un pase cambiado por la espalda prometedor. Pero la lidia se quedó sin nota alta. Logró ligar lo muletazos diestros aunque faltos de ajuste. La intermitencia con la izquierda también se dejó notar, aunque obtuvo lo mejores naturales en el epílogo de una faena que acabó con los detalles de un toreo por alto y de trinchera y un mal manejo de la espada.
Al final del festejo el jurado, formado por los asesores artísticos del palco presidencial, designó triunfador del ciclo a ‘Villita’, segundo clasificado Pablo Páez y tercero ‘El Primi’, que recibirán como premio de la Real Maestranza de Caballería un traje de luces, un capote de paseo y un capote de brega, respectivamente.
GALERÍA GRÁFICA (Pagés)