El extremeño Alejandro Talavante ha cortado una oreja de escaso valor en la primera corrida de Feria de San Miguel. Vueltas al ruedo para el nuevo matador de toros sevillano Pablo Aguado y para Enrique Ponce, al que acompañó su picador Manuel Quinta al despedirse del toreo.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de Garcigrande–Domingo Hernández. Desiguales de presentación y hechuras, nobles y parados. Destacaron el encastado tercero y el noble quinto.
ESPADAS: –Enrique Ponce (de tabaco y oro), silencio y vuelta al ruedo.
–Alejandro Talavante (de verde y oro), oreja y ovación.
–Pablo Aguado (de blanco y oro), que tomaba la alternativa, vuelta al ruedo y ovación tras aviso.
CUADRILLAS: Se despidió de la profesión tras picar al cuarto toro Manuel Quinta, que dio la vuelta al ruedo junto a su matador Enrique Ponce. Saludaron en banderillas Juan José Trujillo y Sergio Aguilar.
INCIDENCIAS: Más de tres cuartos de plaza. Enrique Ponce fue atendido en la enfermería tras lidiar al cuarto de «contractura con posible desgarro del abductor derecho», de pronóstico leve.
Manuel Viera.-
Consiguió la intensidad sentida y emocional desde los primeros doblones genuflexos con montera en mano, antes de pedir la obligada autorización al palco para el inicio de la lidia, ofreciendo un toreo ordenado, profundo, hilvanado y un punto personal. Todo resultó improvisado, bien hecho e incluso bonito. Y después brindó. Pablo Aguado se hizo matador de toros lidiando a ‘Recobero’, un ‘garcigrande’ de feas hechuras, de mansas y paradas embestidas iniciales, aunque con su punto de clase y nobleza. Y Pablo se creció, templó e hilvanó las acometidas, mejor con la derecha que con la izquierda. Hubo buenos naturales y un toreo por bajo sin concesiones. Al final no saltó la alegría porque el acero se le atascó. Un feo metisaca precedió a la definitiva estocada. Al sevillano le aplaudieron y lo siguieron haciendo durante la vuelta al ruedo que casi nadie protestó.
Con el sexto, de más corta y desigual embestida, apuró hasta el límite las cambiantes acometidas hasta conseguir en el epílogo de la lidia los momentos más emotivos de su soñada tarde. Fue una faena más de derecha que de izquierda que al final obligó a fijar los ojos perdidos y la atención ensimismada. Además, la enjundia, el pulso y la muleta arrastrada hicieron distinto un final que llegó de forma inmediata al tendido. Un feo pinchazo malogró el éxito de quien desde hoy es ya nuevo matador de toros.
Una vez más se redescubre que su toreo convive entre lo aparentemente natural y lo técnicamente perfecto. Un toreo, en el que la claridad de concepto se barniza incluso de intensidad. Fue lo hecho con el noble cuarto, un toro de escaso fondo y mínima fuerza, un tratado de sapiencia para manifestar su expresividad con el argumento de un toreo serio, solemne y transparente. Dibujó el natural y trazó el circular con belleza y hondura. No obstante, el momento más emotivo de la tarde lo protagonizó su picador Manuel Quinta que, tras realizar la suerte de varas, se despidió de la profesión tras veintisiete años en la cuadrilla del diestro de Chiva. Enrique Ponce le hizo bajarse del caballo, le abrazó, le brindó faena y, al final, tras afear la entonada obra con el mal manejo de los aceros, inició una vuelta al ruedo sólo por el hecho de compartirla con su fiel picador.
Con el segundo, un buey parado y manso, desistió al no conseguir ni un solo muletazo. Y esto, en Ponce, incluso es noticia. De estocada lo mandó a desolladero.
Talavante logró su mejor versión del natural con el buen tercero, el mejor toro de la desigual y mal hecha corrida de Garcigrande, por la calidad y belleza del trazo. Por la incisividad rítmica y, sobre todo, por la capacidad para emocionar. Fue una lidia discontinua de templados muletazos diestros que no llegó a coger la altura que la clase de las acometidas del noble morlaco exigía. Sólo la izquierda mostró su riqueza expresiva en escaso momentos. Fue unas de esa faenas que no acaban de convencer pese al gozo de lo bien hecho. Tanto es así que los pañuelos se apreciaron escasos. Pese a ello, la presidenta sacó el suyo para conceder una oreja de minimizado valor.
No fue malo el quinto. Y de nuevo el extremeño tuvo momentos de interesante toreo entremezclados con otros de anodino hacer y decir. Un toreo que no acabó de llegar a los expectantes tendidos. Dibujó trazos en un esbozo de obra que quedó sin definir. Sin terminar. Tras la estocada le ovacionaron lo hecho.
AL NATURAL
Pagés, un 25% más de beneficio en San Miguel
Francisco Mateos.-
El Gobierno bajó el IVA de los toros en verano. Concretamente un 11%. Es decir, las entradas de este San Miguel deberían rebajarse un 11%, ya que es un dinero de impuesto, y no un porcentaje de beneficio industrial. Pues llegado el momento de pasar por taquilla tras el verano en este ciclo de San Miguel, el empresario Ramón Valencia no ha rebajada nada el precio de las entradas y el aficionado va a pagar lo mismo. O lo que es lo miso, la empresa va a ganar un 11% más de cada entrada.
El buen aficionado Óscar García se ha metido en faena y ha realizado un exhaustivo estudio económico comparativo entre el San Miguel del año pasado 2016 y el de este año 2017. En un solo año, Pagés ha subido la base imponible (el beneficio que le queda) de cada entrada un 25% aproximadamente de media.
Las cuentas están claras: Primero la empresa Pagés incrementó los precios entre un 12%-14% respecto al año pasado. Después el Gobierno ha rebajado el IVA un 11%, rebaja que el empresario no ha repercutido al aficionado. Así, de cada entrada, Pagés gana un 25% más con respecto al año pasado. Esta situación de abuso y apropiación de un IVA convertido en beneficio empresarial adicional, se mantendrá casi con total seguridad en la temporada 2018. La empresa Pagés, como siempre, pensando en el aficionado. Ya te digo.
GALERÍA GRÁFICA