Los novillos de El Parralejo fue buen material de estudio para aprobar con nota alta en junio, pero los sevillanos Pablo Aguado y Rafa Serna no lograron el aprobado y dejan varias asignaturas pendientes para el examen de septiembre. Sólo Pablo Aguado, con un lote de triunfo importante, logró una vuelta al ruedo.
SEVILLA / Novillada con picadores
NOVILLOS: Se han lidiado novillos de la ganadería de El Parralejo, desiguales de presentación, muy cómoda de cara, de juego interesante. Noblón el primero, sospechoso de pitones (lidiado bajo responsabilidad del ganadero). Con poca cara y chico el segundo, que protestaba por pocas fuerzas. Deslucido el tercero, que no pasaba. Devuelto el cuarto, el sobrero del mismo hierro fue noble, buen novillo. Encastadito el quinto. Buen novillo el sexto, con clase y calidad, hasta que se rajó.
NOVILLEROS: –Pablo Aguado (de verde y oro), silencio tras aviso, vuelta al ruedo y palmas tras aviso.
–Rafa Serna (de rosa y oro), silencio, silencio y palmas tras aviso.
INCIDENCIAS: Más de media plaza. Pablo Aguado fue atendido en la enfermería de «contusión y herida inciso en párpado superior, de pronóstico leve”. Novillada de la festividad del Corpus.
Francisco Mateos.-
Volverán en septiembre. Y así debe ser. Como esos estudiantes que no superan el curso en junio. Dos meses más de estudio y vuelva usted en septiembre a examen; porque hoy por hoy, no tiene el aprobado. Y hubo material de estudio apto para poder avanzar y sacar el aprobado con nota alta en junio, con una interesante novillada de El Parralejo, desigualmente presentada, pero con cuatro novillos de muchas posibilidades.
El mejor lote de estudio se lo llevó de lejos Pablo Aguado, con tres novillos susceptibles de aprobado alto. El primero de su lote pasará a los anales de la ‘historia’ reciente de la Maestranza porque el presidente se ha ‘atrevido’ a enviar sus astas a analizar. Perdido en el tiempo de decenas de años sin un pitón a análisis en la Maestranza, pero parece que las denuncias de aficionados y poquísimos periodistas han causado efecto cuando hay argumentos, y tras el escándalo de los novillos sospechosos de El Freixo (El Juli), un presidente ha obligado a firmar su responsabilidad al ganadero si quería lidiar ese novillo. El ganadero -bien hecho- no ha querido poner en duda su honor y ha firmado acta para que se lidie bajo su responsabilidad; ahora los técnicos dirán si ha sido manipulado o no. Y esperemos que la Junta nos informe.
Lo cierto es que los pitones del primer novillo eran muy pobres y muy sospechosos. Otra cosa fue lo que llevaba dentro, que fue mucho mejor de lo que llevaba por fuera. Noblón, dejándose torear, fue recibido a portagayola por Pablo Aguado. Tras una desigual lidia, la faena planteada por el sevillano fue de más a menos. Un novillo con calidad al que había que hacerle las cosas bien y con medida. Hubo destellos de buen toreo, sobre todo con la mano diestra, pero faltó sin duda mayor intensidad. Ni una faena puede componerse de fogonazos sueltos, ni un novillero debe conformarse con tan poco. Los aficionados se quedaron con la miel en los labios con un novillo muy posible. Al matar de extraña manera se llevó un golpetazo de la empuñadura en el rostro, pasando a curarse a la enfermería. El público vio tan claro esta primera faena que hubo aplausos en el arrastre y un silencio de los que duelen para Aguado. Primer suspenso.
Aunque la herida de la ceja se pronosticó de leve, se corrió turno para dejar más tiempo de recuperación a Pablo, lidiando el tercero en cuarto lugar (Serna lidió segundo y tercero de forma consecutiva). Este novillo fue devuelto y en su sustitución salió un sobrero del mismo hierro; otro utrero noble y hasta mejor que el anterior. Aguado tenía la suerte de su lado; o no… Hubo un buen quite, de lo mejor visto en la noche sevilana con capote. Comenzó faena con estatuarios por alto, ajustados, rematando finalmente por abajo. El novillo cantó sus excelencias: noble y con recorrido; pero no era tonto y aprendía rápido. Aguado se gustó en tandas con la derecha, pero cuando más se acoplaba comenzó a orientarse el novillo y ya no estuvo tan a gusto el novillero, por lo que el final de faena no tuvo el éxtasis necesario. Además, al dejar un pinchazo antes de la estocada, los méritos para la oreja solicitada por parte del público se disipaban. Una vuelta era suficiente, aunque insuficiente para lo que debería haber sido. Segundo suspenso.
Y para cerrar su actuación, su representante en el sorteo le había sacado otro papelito con un buen novillo, el sexto, que desarrolló calidad hasta que se rajó. Tres de tres. Tres novillos para dinamitar la Puerta del Príncipe y salir por ella con matrícula de honor… pero tampoco fue en este último. Más animado y mejor con el capote, con gusto a la verónica, comenzó la faena rodillas en tierra. Con la zurda no le cogió el aire a la templadita embestida, y con la derecha sí hay que anotar un par de buenas series. El novillo se rajó y ahí le faltaron resortes a Aguado para terminar de calentar aquello. Por las buenas o por las malas, pero parece que estos novilleros sólo dan el paso adelante por las buenas, con el que va y viene, y cuando hay que ponerse el mono de faena… El novillo se rajó y se aculó en tablas y allí, como pudo, lo mató Pablo Aguado. Tercer suspenso y a septiembre.
Lo de Rafa Serna cierto que es distinto. No tuvo tanta suerte como su compañero, pero sí tuvo un novillo -el quinto- encastadito, con el que había que apostar más, poderle para ganar. A ese quinto lo recibió en chiqueros y se gustó después en un quite, dejando al sobresaliente Fernando del Toro que también se gustara en otro. El novillo tenía buen son pero había que poderle y mandarle. Serna lo logró a veces. Faltó mayor acople y tal vez más decisión. Por el izquierdo bajaba el tono de la faena.
El segundo de la noche -primero de Serna- entraba en la faena algo descompuesto, rebrincado por la falta de fuerzas para recorrer el camino de la muleta del sevillano. No era novillo de torear bonito, sino de ser listo y tener otros recursos que poner en práctica. Era necesario no sólo haber estudiado la lección principal, sino ampliar conocimientos con lecturas adicionales. A este su primero le entró a matar mal. El segundo del lote de Rafa Serna sí fue deslucido, con las fuerzas justas. Una larga faena sin apenas eco en los tendidos, y esta vez sí estuvo más acertado con la espada. En el conjunto, tampoco logró aprobar todas las asignaturas y deberá examinarse en septiembre.
Quizás, como les pasa a los estudiantes que flojean en estos días de exámenes final de curso, ambos sabían que tienen la posibilidad de volver a examinarse en septiembre, colgadas como están sus alternativas en los carteles de San Miguel, y por eso, como esos estudiantes que contemplan sus cursos con una duración de 12 meses y no de 10, han dejado asignaturas pendientes para un nuevo examen en septiembre. Pero cuidado, septiembre es ya otra cosa: la selectividad para pasar a la Universidad. Ustedes sabrán si dejan asignaturas pendientes para jugarse la entrada en la Universidad para el último momento. Hoy han tenido un examen ‘chupado’.