Decepcionante corrida de Núñez del Cuvillo para el festejo inaugural de la temporada en la Real Maestranza. Morante, Manzanares y Roca Rey sólo fueron ovacionados en uno de sus respectivos toros. Plaza llena y festejo plomizo y largo, de dos horas y media de sopor.
SEVILLA / Corrida de toros
TOROS: Se han lidiado toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo, de diferentes hechuras y variado pelaje, nobles, descastados y desfondados. Destacó el quinto de notable pitón derecho.
ESPADAS: –Morante de la Puebla (de azul e hilo blanco), silencio tras aviso y ovación.
–José María Manzanares (de nazareno y oro), silencio y saludos tras aviso.
–Roca Rey (de morado y oro), ovación y silencio.
CUADRILLAS: Saludó en banderillas Rafael Rosa en el segundo de la tarde.
INCIDENCIAS: Lleno de ‘No hay billetes’. Minuto de silencio por Manolo Cortés, Pepe Ordoñez y el niño-torero Adrián Hinojosa. Asistió al festejo desde el palco maestrante la infanta Elena.
Manuel Viera.-
A la hora en punto asomó por el palco el pañuelo blanco. Sonaron los clarines. Chirriaron los cerrojos del portón de cuadrillas y resonaron las notas musicales de ‘Maestranza’ en la idílica tarde de Resurrección. De inmediato, silencio para homenajear a Manolo Cortés, Pepe Ordóñez y el niño Adrián. Y comenzó a tejerse la historia sobre la tierra dorada del ruedo maestrante. La triste historia de los desastres del toro.
Ese toro criado para el toreo moderno, exigido por los que pululan por la cumbre del toreo, de almibarada nobleza, de nula fiereza, de aguada casta y desfondado comportamiento. Ese toro que les permite a los que lo exigen torear bien y torear bonito. Pero torear bello no es torear con emoción. Ornamentar con criterio no es hacerlo con pureza y gracia. Del mismo modo que mostrar valor con un animal sin vida poco tiene que ver con hacerlo con el toro encastado que manifiesta su bravura.
La corrida de Núñez del Cuvillo ha sido un fiasco en toda regla. Animales sin vida. Descastados. Desfondados. Toros que se quedaron sin picar para poderle hacer el toreo bello. Para torear igual que de salón. Pero no para sentirlo en la plaza, para gozarlo, para recordarlo. Toros sin emoción que se prestan al equívoco de su nulo peligro.
Y así transcurrió la tarde de mayor importancia de la temporada en la Maestranza. Anodina y desesperante. Preocupante y decepcionante. Y el genio siguió ahí, intacto. En esta ocasión para deleitar con notables retazos. Como la media del quite al toro de Roca Rey y cuatro verónicas con sabor añejo y con el atractivo de la naturalidad al manso, noble y rajado primero. No fue simplemente una ocurrencia inconexa de Morante, sino que formó parte de una faena de detalles con la derecha y algún que otro natural en la que los sentidos fueros ocupados por escasas gotas de arte. Pero no lo mató.
No tuvo mayor interés la lidia al desfondado cuarto. El natural, rico en expresividad, y los aislados derechazos merecen ser destacados por sensibilidad, aunque no tuvieron embestidas para emocionar. Con una estocada lo finiquitó.
Quizá el único toro con atisbo de movilidad fue el quinto. El buen trazo del muletazo diestro de Manzanares, o el ritmo y la despaciosidad del natural, junto a la ligazón y los esplendidos remates de pecho, contribuyeron al placer de una faena que se quedó sin acabar. Ni con el noble y soso segundo hubo más gozo que el producido por un quite por chicuelinas de mano baja, réplica a las ejecutadas, de distinta forma y diferente concepto, por Roca Rey. Tumbó de soberbia estocada a su primero y, quizá, perdió la oreja del quinto por la espada.
Ni siquiera Roca Rey, uno de los más valientes y dotados toreros actuales, pudo mostrar su ambición. El tercero fue un animal sin vida al que sólo pudo torear en notable quite por ajustadas y cambiadas saltilleras. Lo mejor de una lidia a derecha e izquierda, de hilvanados muletazos carentes de emoción. De iguales características fue el sexto, un toro descastado y a la defensiva que le impidió revelar su prometedor futuro. Dejó el acero hundido a su primero y pinchó el último de la decepcionante tarde.
AL NATURAL
Todos somos culpables
Francisco Mateos.-
«Y el que quiera más, que vuelva mañana». Pero se entiende que este ‘querer más’ es en positivo, porque tras sufrir lo de hoy Domingo de Resurrección, «el que no quiera más, que mejor no vuelva mañana». Lo malo de todo es que lo sucedido hoy entraba dentro de un no desdeñable porcentaje de posibilidad. Se está jugando con fuego. No está el patio para ahuyentar al personal. Con los precios que se pagan en esta Maestranza, con la plaza llena, que los tres escogidísimos toreros para tan lujosa fecha impongan una corrida que ni por fuera ni por dentro esté a la altura del día es para poner más piedras en el camino. Me niego a creer que esto es lo mejor que tiene Cuvillo para Sevilla. Porque además, si uno al menos, o dos, llegan a tener un poquito de más fuerza en la muleta, a pesar de la borreguil y cansina embestida, descastada, sin emoción, la figura de turno se hubiera puesto ‘bonito’ y si mete la espada es capaz de cortar hasta la oreja.
Tarde cansina, lenta, un mundo entre un quite y el siguiente; un siglo entre par y par; un hastío hasta que el caballo sale de la plaza… Los toros deben ser una sucesión de emociones, una palpitación constante. Nada de nada. Podría decir que esto será una excepción…. pero tiempo al tiempo. Y la culpa la tenemos todos. Hemos transformado la Fiesta -por acción u omisión- en algo que se le parece por fuera pero que por dentro no es lo mismo. Una Fiesta que avanza a pasos agigantados hacia el precipicio.
LA VOZ DEL ABONADO
Burla, burlando, para que se vayan enterando
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.-
Espectáculo deprimente en la Maestranza para servir de carta de presentación sobre la filosofía del ganadero Núñez del Cuvillo de que quien manda en la Fiesta es la taquilla. Sabe a ciencia cierta que mandando seis birrias moribundas a Sevilla se acaba el papel. Pues adelante. Aquí funciona. Que se preparen en el resto de las plazas. Colaboración total con empresa y toreros. Todos a una para llevárselo calentito. Esta es la triste realidad de la Fiesta actual.
Desesperaba ver esta tarde cómo toro tras toro, sin trapío, ni remate de plaza de primera, consumían en lenta agonía las escasas fuerzas que este ganadero super comercial imprime a sus toros para que en absoluto molesten lo más mínimos a las figuras de cartón piedra de hoy. Ah, que nadie olvide a la autoridad colaboradora en este dislate de aprobar animalitos medio tullidos que no saben ver en los corrales, como ocurrió con el sexto de la tarde. Aficionados asistentes al reconocimiento aprecian que los aplomos traseros no eran correctos, pero el toro se lidia en sexto lugar. Trote cochinero y escasa fuerza como resultado de un incorrecto reconocimiento. Responsables: Miguel Criado, veterinario titular y responsable de comprar toros para la plaza de Pamplona, y Gabriel Fernández Rey, presidente de la plaza.
Como tantas tardes, casi todas las varas fueron simuladas. Se aplaude por no picar. Maravilla. Con este material, los matadores de hoy han estado mal o simplemente no han estado. Morante se inhibe de salida en sus toros cuando aún los bichos presentan algo de recorrido. Intenta estirarse y ponerse estético, pero con sus oponentes faltos de casta y fuerza, no existe emoción ni profundidad en los muletazos. Destacar una media verónica en un quite y pare de contar. Manzanares, más de lo mismo. El consentido de Sevilla es maestro en el toreo con el pico, desviado y escaso en cargar la suerte. Gusta su planta y su estética y así encandila a sus seguidores. Roca Rey pensábamos que con una tauromaquia muy distinta a sus compañeros de cartel iba a destacar esta tarde, pero le faltó la materia prima. No pudo realizar ni ese toreo encimista, ni mostrar ese valor que le encumbra muchas tardes.
Así que burla, burlando, que esto es lo que hay.
LA CORRIDA, AL COMPÁS
El sopor del penitente
Fernando Naranjo.-
Sevilla entorna sus ojos
y tras su Semana Santa
a su Real Maestranza
acarrea sus antojos,
y arrogante y sin sonrojos
citándose con donceles.
Lejos de sus papeles
sus ‘dos novios’ hoy sin suertes;
a sus queridos ‘Revertes’,
ni romeros, ni claveles.
¡Ay, Sevilla! Ayer de inciensos
hoy vas de blanco azahar
y fervorosa ansiedad
tras tus colores intensos.
Hoy más bien fue de suspensos
sobre tu singular albero;
qué desastre ganadero
en lleno de ‘No hay billetes’.
¿Nos sacan los coloretes
pesimistas y agoreros?
Fue de insulsa vestimenta
tu Morante más torero,
y aunque estuvo pinturero
su quehacer de forma lenta,
apenas se tuvo en cuenta
más allá de las dos rayas;
donde el arte se avitualla
de esencias ‘pepeluisista’;
ay si viera yo al artista
y mi pluma lo detalla…
Aunque el turrón de Alicante
a Sevilla la desquicia,
no es más que alguna franquicia,
un sabor que maestrante
llegara a ser importante
en este puerto de atraque.
Después, marino ‘de empaque’
con sevillana vitola,
lo declaman las gramolas,
¡Ojú, cuanto disparate!
El gallo de los Perules
con su canto arrollador,
no me despierta señor;
tan sólo valor reúne
y en su juventud se asume,
cual rotundo colorista,
es valiente y encimista
más, sin hacer un conjuro
yo le deseo futuro
y se doctore alquimista..
Qué decir de las cuadrillas
a las que guardo respeto;
qué bien defendiera el peto
hoy ‘Chocolate’ en Sevilla;
y el andar con banderillas
cuanta afición nos desata
con arte, los de la plata.
Como ese tercio de quites
dando réplica y desquite
sin echar pa’tras la pata.
GALERÍA GRÁFICA
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