El novillero sevillano Rafa Serna, que se presentaba con picadores esta tarde en la Real Maestranza, ha cortado la única oreja en una larga y desagradable tarde de intensa lluvia y complicados novillos de la ganadería de Albarreal. Sus compañeros Varea y Curro Durán fueron ovacionados en sus lotes. El ruedo acabó completamente encharcado.
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Manuel Viera.-
Habrá que examinar usos y costumbres. Reflexionar. O lo que es lo mismo, abrir nuevas vías hacia la evolución. Porque el toreo, ese lenguaje infalible que mantiene a raya la emoción, no se puede convertir en esperpéntico espectáculo sólo válido para alimentar mentes prohibitivas. Lo sucedido en la Maestranza ha sido todo un despropósito. Desde permitir la celebración del festejo en un día de perros, anunciado que así sería y sin lugar a equivocación, pasando por el larguísimo metraje que hizo permanecer al público bajo la intensa lluvia casi cuatro largas horas, hasta la traca final de la devolución de un novillo acobardado por el barrizal que pisaba. Cabestros incapaces de hacerlo entrar a chiqueros y decisión rocambolesca en plaza de primera al hacer salir al picador para aliviar la posterior estocada. Que para colmo produjo intenso derrame provocando la grotesca escena que tanto gusta a los abolicionistas.
¿Qué necesidad tiene Sevilla y su Maestranza de vivir este disparate? ¿Qué necesidad de hacer ridícula la seriedad del rito? ¿Qué necesidad de multiplicar el peligro a los que se juegan su vida delante de un toro? Al final, ni culpables ni perjudicados. Simplemente la realidad de una Fiesta que necesariamente tiene que evolucionar como evoluciona la vida.
La tarde, ya digo, se hizo insoportable. Al límite de la paciencia. Inaguantable ante tanta incoherencia. Además, la novillada de Albarreal fue un compendio de animales chicos, sin casta y de pésima calidad en sus complicadas embestidas. Un encierro no para ayudar a andar a quien quiere ser alguien en esto, sino para obstaculizar su ilusionante camino. Sólo Rafael Serna abrió la puerta de la recreación con dos series al natural al noble tercero. El debutante sevillano toreó con naturalidad, encajó los riñones y trazó el natural con notable contenido expresivo. Fueron momentos vivaces y enérgicos al mismo tiempo que con elegancia alejada del frenesí y la agresividad propia del que empieza. Con el natural tuvo imbuida a la gente que tras la estocada le pidió la oreja.
Con el sexto de Cayetano Muñoz, lidiado como sobrero, volvió a mostrar la frescura de su toreo aunque en un hacer discontinuo que no llegó al alcanzar nota. Tampoco anduvo fino con los aceros.
A Varea se le ve hecho. Dispuesto para la alternativa que tomará el próximo domingo en Nimes. Quiso pero no pudo con el impresentable primero. Y acortó las distancias por su afán de conseguir el triunfo con el parado cuarto. Bajo el diluvio se la jugó entre los pitones. Toreo poderoso y sutilmente trazado. A ambos novillos lo finiquitó de estocada.
A Curro Durán no se le puede negar su actitud. Lo da todo en el ruedo pese a su bisoñez. Serio, riguroso y con ambición aguantó impávido los minutos eternos de una portagayola de impacto al astifino y complicado segundo. Después, las complejas embestidas de un novillo a su aire incrementaron su valor en una faena de considerable esfuerzo. Con el quinto, un novillo a la defensiva y de acometidas descompuestas, poco o nada pudo hacer. E incluso se temió lo peor cuando fue enganchando a la altura del fajín cuando se disponía a llevarlo al caballo. Los segundos que estuvo prendido del pitón se hicieron interminables. El utrerano volvió a ese continuo encuentro con la verdad pese al peligro del complicado utrero, que le puso en más de una ocasión los pitones en el pecho. Verlo implicó emoción por aquello de traspasar el propio valor. El caso fue que le echó ganas en faena que reflejó la ansiedad que le generó la necesidad del triunfo. La espada se le atascó.
AL NATURAL |
Absurdo
Francisco Mateos.- Absurdo es que una plaza de primera categoría, o especial categoría como la Maestranza, no informe durante todo el domingo de cómo estaba la situación frente a una posible suspensión o no. El Twitter de la empresa sólo señalaba que el festejo comenzaría a las 19 horas, precisamente algo que en el mejor de los casos no se iba a cumplir, ya que bajo la encharcada lona se sabía que habría zonas que necesitarían de un adecentamiento. Absurdo es que los novilleros quemen este cartucho con pólvora mojada (y a fe que mojada de verdad) con un día de perros, en el que estaba asegurada la escasísima asistencia de público, y con un terreno resbaladizo e incierto para el juego de los novillos, un público mojándose entre paraguas, una helada nocturna y un viento horrible. Absurdo es que la presidencia no ponga sentido común en el despropósito por la mañana, a la hora del sorteo, cuando las previsiones eran las que eran y llovía sobre mojado, literalmente. Absurdo es que comience el festejo con lluvia y más que se sabía que iba a caer, con más de media hora de retraso. Todo esto va en contra del espectáculo. Cuando precisamente existe una huida de espectadores de las plazas de toros, y de la Maestranza en particular, no podemos maltratar aún más al sufrido aficionado o espectador eventual. Además de puta (o cabrón), apaleado. Nada tiene sentido. ¿Qué buscamos? ¿Que un señor se gaste un dinero en una entrada no barata para pasar frío, mojarse, sentarse más de tres horas en una piedra fría y húmeda, y como premio esperar que se quede ya para siempre atrapado por la ‘belleza’ y ‘emoción’ de este espectáculo? Esto es ir contra natura. No es la Fiesta que entiendo ni que busco. Ha sido todo tan absurdo que no merece la pena adentrarse más. Ni tan siquiera voy a describir lo absurdo de la devolución del sexto. Un absurdo más en Sevilla. |
GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es) |
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