Morante de la Puebla le corta las dos orejas al cuarto toro de Núñez del Cuvillo, el último toro que tenía de Feria en su cuarto paseíllo este año en la Maestranza. Roca Rey corta el apéndice del tercero. El Juli lo intentó de todas las formas posibles y sufrió cornada de pronóstico grave en el glúteo.
|
|
Manuel Viera.-
Arte barroco y valor sin cuento. Suficientes para una obra claramente morantista. Esta vez no fue algo puntual, o superficial, sino una obra intachable y muy personal. La impecable verdad, la belleza de cada uno de los lentísimos muletazos y la naturalidad otorgada a la interpretación de su toreo le otorgan la categoría de superior. Un toreo inimitable por el que declaro mi admiración. Su sincerad expresiva ya se ha convertido en una de las formas más ensalzadas de este torero. Con un toreo que importa por lo que dice y cómo lo dice. Un genio en esto.
Sucedió con el cuarto. El ‘núñezdelcuvillo’ no se picó. Como todos. Simular, señalar, y listo. Muy noble, muy paradito, muy para el toreo del artista de La Puebla. La enorme calidad de su embestida la dosificó el torero con unos ayudados por alto con sabor… y a los medios, sin importarle el viento que azotaba con fuerza. Y a partir de ahí empezó a construir una obra fascinante. Un toreo diestro de auténtica orfebrería con el que provocó la emotividad de una gente que empezó a gozar y al mismo tiempo a enloquecer. Un toreo destinado a la sensibilidad. Genialidad derrochada a manos llenas en dos tandas de derechazos hilvanados de incomparable trazo con los que paró el tiempo, para enseñorearse después con una brillante colección de naturales sublimes, de increíble lentitud en el trazo, llevándose la embestida hasta rozar los espacios infinitos. Y entre natural y natural siguió reflotando tauromaquias del pasado, ofreciendo, como anticuario del toreo, el barroquismo con el que ilustró la singularidad de su concepto.
Acabó con la gracia en la improvisación. En la genialidad que invita al clamor. Y así, abandonado en la emotiva expresividad, aún ofreció imaginativos remates y desplantes de valor antes de finalizar con el feliz destino de una espada que hizo de colofón final.
Morante venía a hacer el toreo en la última tarde de su comprometida apuesta por Sevilla y su Maestranza. Y lo hizo en el último momento, en su último toro. Porque su primero no le gustó, pese a la muestra de cinco sensacionales verónicas con las que también detuvo el tiempo. Se defendió por su poca fuerza el noble toro y el sevillano lo intentó a medias. Con la espada, muy mal.
A juzgar por la muestra parece estamos ante un torero importante. Porque Roca Rey tiene un valor que da miedo, una quietud encomiable y un concepto muy auténtico. Un toreo muy templado, carente de violencia y hecho con verdad. Un toreo de enorme variedad con el capote y de improvisada ejecución con la muleta. Un toreo sin prisas, muy reposado, haciendo realidad lo que se le suponía. Un toreo que explotó con el valor y la verdad de dos faenas colmadas de detalles de exquisitez. Al noble y flojo tercero le quitó con saltilleras pese al molesto viento, y lo toreó muy despacio en una faena variada con ambas manos y con enorme quietud. Ligazón en los pases cambiados por la espada y miedo en unas bernardinas ajustadísimas. El público, apasionado, le pidió la oreja pese a caer muy baja la estocada. Y el palco la concedió.
En plenitud ascendente e identificado como nadie con el valor se la jugó con el complicado sexto, un toro de muy escaso fondo que le embestía con molesto cabeceo. El peruano empleó el temple para que ni un sólo muletazo sufriera el derrote del toro. Mejor con la derecha que con la izquierda hasta llegar a un final de pánico. Muy quieto, impávido, se pasó las complejas embestidas rozándoles la taleguilla para acabar metido entre los pitones. Le ovacionaron con fuerza tras pinchar con el acero.
El Juli se llevó una cornada grave en el glúteo como ‘premio’ a su raza de figura. No hay frontera capaz de contener a este torero que, cada vez más gallo de pelea, no se deja ganar por nadie. Rivalizó en quites con Roca Rey e hizo todo lo posible, sin conseguirlo, por hacerle faena al flojo y soso segundo. Ni fuerzas ni casta tuvo el quinto, al que Julián le trazó y ligó buenos muletazos faltos de transmisión. Con afán e insistencia quiso más para sólo conseguir la cornada. Tras fallar con los aceros, en ambos le ovacionaron.
AL NATURAL |
Sentir el arte
Francisco Mateos.- Hay faenas que no se pueden describir. Quiero decir que se pueden describir técnicamente lo realizado, pero imposible describir la emoción producida. En Morante de la Puebla no es sólo lo que hace, sino cómo lo hace. Morante es distinto, y por eso goza del trato totalmente privilegiado respecto a los demás toreros. Morante es un artista en el más amplio sentido de la palabra. Si Morante no fuera torero, José Antonio sería decorador de interiores bohemios, pintor expresivo, diseñador de pulseritas de cuero y plata, o cantaor flamenco roto. Morante no es que tenga arte, sino que siente ese arte. Ha encontrado sin duda en el toreo esa válvula de escape del arte que corre por sus venas y aflora por los poros de su piel. Por eso, no es lo que hizo Morante, porque se vio más de lo que realmente había, sino cómo lo hizo. Es la carga de expresividad, es el movimiento del cuerpo, es el gesto de la cara, es la posición de los dedos, es el retorcimiento de la cintura, es la posición de la zapatilla… Todo eso es lo que no se puede transmitir, ni aprender, ni enseñar, ni comentar… Es el arte que se ve pero que no se toca. El premio es lo de menos, dos orejas etéreas y vaporosas, transformación material de algo que no se puede medir. Y eso es lo que pasó en el cuarto, más allá de describir los muletazos objetivos de un torero. Morante es distinto, y como tal capaz de ser genial en un momento fugaz. Y en Sevilla, más. |
DIEZ GANANDO UN PASO |
Deudas, deudores y acreedores
Javier García Baquero.-
|
LA VOZ DEL ABONADO |
Valor de Roca Rey y toros ‘amables’
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- Corrida muy desigual de Cuvillo. Mostrenco el primero, anovillados y terciados segundo, tercero y cuarto, y muy rematados quinto y sexto. Es la descripción externa del ganado de esta tarde. La descripción interna es vacía de contenido bravo. Escasa fuerza, nula casta y nobleza borreguil. Con este material, muy ¿torista? para el ganadero, ya pueden imaginar que la suerte de varas fue una autántica vergüenza. Por otra parte, una vez más la colaboración presidencial fue decisiva para dejar en el ruedo auténticas piltrafas derruidas y moribundas. Todo ello en el contexto colectivo de gente eventual que acude a la plaza una vez al año. Con estos aditamentos vimos como se aplaudían a picadores por no picar, a banderilleros por parear mal y a toreros por ‘destorear’. ¡Viva el triunfalismo para conservar viva la ‘media Fiesta’ del ‘medio toro’! Reseñar de los protagonistas el arte y las posturas de Morante ante el claudicante y medio muerto cuarto toro. La Sevilla clueca que le aplaude por no matar un toro, se extasía cuando el de La Puebla se pone bonito ante la sosería y el descaste del cuarto de la tarde. Como mata a la primera, el triunfalismo sobre el ‘medio toro’ está servido. La colaboradora presidenta concede muy gustosamente dos trofeos. Una vez más Julián López pone de manifiesto su gran técnica ante sus oponentes, además de vergüenza taurina para responder a Roca Rey con un quite. Esta competencia es buena. El Juli parecía rabioso por triunfar. Las ganas se adivinaban desde el tendido. En sus toros, amuermados y carentes de emoción, tuvo que ser el diestro quien se arrima y mezcla su gran técnica con grandes dosis de valor. Este planteamiento le costó una cogida en su segundo toro y hubo de ser atendido al final de la faena en la enfermería. Lo de Roca rey es otro cantar. A este torero le da igual que los toros embistan o no, que planteen problemas o no. Hace uso de una tauromaquia variada aplicada a los problemas que surjan. Nos gustaría saber si ante toros encastados sigue en esta línea. Si es así puede mandar a los albañiles a los de cabeza del escalafón. Esta tarde, como los toros gozaban de escasas cualidades de bravo, la raza la pone el torero arrimándose y obteniendo pases inverosímiles para pasarlos por sitios imposibles. Esta emoción que no tiene el toro es provocada por el torero y de seguir así arrasará esta temporada allá donde actúe. Se ganó a base de valor una oreja. |
LA CORRIDA, AL COMPÁS |
Y se quitó las horquillas
Fernando Naranjo.- Cuatro de blandas facturas Y Sevilla como loca Cuando Morante al platillo, |
|
Porque este pueblo es así, De Madrid, el pundonor El reino de Al Mutamid |
LA PINCELADA (Pérez Indiano) |
Abanicos de aplausos, en bandadas, Rafael Alberti |
GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es) |
||
|
||
|
||
OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
||
LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez) |
||
NOTICIAS RELACIONADAS
- El último cartucho de Morante a plaza llena (Viernes, 15 de abril).