El diestro Enrique Ponce ha cortado una oreja a la floja y descastada corrida de Juan Pedro Domecq. El peruano Roca Rey, que se presentaba como matador de alternativa en la Maestranza, dio una vuelta al ruedo tras ser volteado por el sexto. José María Manzanares, que no está en su mejor momento, saludó sendas ovaciones.
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Manuel Viera.-
Otro mundo es posible. Y otro toreo, también. Ponce así lo ha dicho. Y lo ha hecho más allá de lo posible con un toro que no se sostenía en pie, aunque con una nobleza y calidad envidiable, sobre todo, por el pitón derecho. Un toreo abandonado, relajado, sentido, hecho con en el alma y degustado desde arriba con placer. Regusto expresivo de un torero que convirtió la lidia en triunfo y el ruedo en realidad. Porque el maestro de Chivas es un lidiador de categoría. Con su impecable y depurada técnica hace milagros. Con su sobrado talento artístico, siempre al servicio del toro, dice el toreo.
De ahí lo hecho con el primer toro de Juan Pedro Domecq, al que lidió de forma excepcional. Muletazos diestros carentes de violencia, sin extravagancias, y trazados con una naturalidad pasmosa. Así lo testimonió en una faena que se caracterizó por la exigencia técnica y la desbordante cadencia. Toreo diestro perfectamente hilvanado y rematado con eternos pases de pecho. Era sólo cuestión de tiempo para que Enrique Ponce se hiciese con las nobles embestidas del flojo toro en un trasteo sin quiebros. Una obra traslúcida que, lejos de aburrir, resultó gozosa. Como un sueño en el que dejarse convencer. Un concepto en el que residió la capacidad de parar el tiempo con la paciencia de quien seguro estuvo de alcanzar su objetivo: torear. Con unos doblones, genuflexo antes de introducir casi la totalidad de la espada, estableció el tono emotivo con el que impregnó los tendidos. Una faena de oreja.
Fue esto lo mejor de una tarde a vueltas con el toro sin fuerzas y la casta justa para sólo emplearse en el primer tramo de la lidia. Porque el cuarto, segundo de Ponce y lidiado como sobrero, adoleció del mismo problema del que fue devuelto por su manifiesta invalidez. Además, con el añadido de la poca clase en sus descompuestas embestidas para permitir la lidia. El valenciano volvió a cuesta con su responsabilidad de señor del toreo para insistir en sacarle un único muletazo digno. Y allí estuvo, sin aburrirse, jugándosela, pese a las injustas protestas de un sector del público. Tras la estocada desprendida agradeció desde el tercio la ovación.
Fue el quinto el toro de la corrida. Un toro bravo con el que José María Manzanares dio muestras de no estar en su mejor momento. El ‘juampedro’ fue bien picado por Pedro Morales ‘Chocolate’, que lució la olvidada suerte de varas. También facilitó el lucimiento de Rafael Rosa y Luis Blázquez en banderillas. Y llegó a la muleta con prontitud y celo. Los primeros muletazos diestros fueron un punto acelerados y, sobre todo, con exagerada tendencia hacia fuera. Despegado resultó el natural. En general, un toreo demasiado distanciado, elegante, pero con un punto de frialdad. La faena no convenció, y tras pinchar hondo saludó a los que le ovacionaron.
Toreó más despacio al segundo, un toro muy serio de pitones, de sosas embestidas y característica nobleza. Manzanares trazó muletazos con su habitual cadencia sin que lo hecho abajo transmitiera credibilidad arriba. Algún que otro apunte de elegancia y, eso sí, una perfecta estocada.
Roca Rey quería sumar y seguir en su tarde de presentación como matador de toros en la Maestranza. Pero no fueron toros para su concepto. Al inválido tercero quiso torearlo despacio e inspirado, pero le fue imposible. Las continuas caídas no le permitieron hacer faena. Además, no consiguió trazar un muletazo limpio por las continuas embestidas a la defensiva. Le echó ganas pero no tenía toro. Tras meter la espada le ovacionaron. También descastado y flojo resultó el sexto, con el que se empleó de forma diversa con el capote: verónicas, chicuelinas, galleos por rogerinas… Y se quedó quieto, sin inmutarse en la peligrosa colada, para iniciar faena con cuatro estatuarios con los que inició sus muestras de valor. Y poco más. Al toro le costaba un mundo seguir la muleta. Y ante la imposibilidad de torear, el arrimón valiente y sincero que, a la postre, la costaría la cogida. Levantado y mantenido en el pitón, los segundos fueron eternos. Ni se miró. Pinchó antes de dejar metido el estoque. Será en la próxima. Seguro.
AL NATURAL |
El abuelo y su nieta
Francisco Mateos.- Hacía algún tiempo que el viejo aficionado no se asomaba por la plaza de la Maestranza. Los achaques propios de la edad, y que su mujer nunca vio con buenos ojos la Fiesta taurina, no le permitían acudir tantas veces como quisiera a Sevilla para deleitarse con su afición, que permanece inalterable, al margen de modas sociales o políticas. Hoy le hacía especial ilusión ver una corrida en Sevilla con su nieta Federica. El viejo aficionado le explicaba los lances de la lidia, el porqué de cada momento. Quería inculcarle a su nieta la misma pasión que le inculcó a su hija, la madre de Federica; la misma afición que él heredó de su madre (la bisabuela de Federica), a la que le encantaba ver toros en Sevilla. |
Federica observaba con interés el desarrollo de la corrida; incluso haciendo uso de su móvil para hacer fotos a los lances de los toreros o a los llamativos cabestros en la devolución del cuarto. El veterano aficionado le habrá explicado que lo de Juan Pedro es una lástima que esté como está, podrida; le habrá indicado que lo de Ponce no es normal, que le saca faena a cualquier toro sin emoción; le dirá que Manzanares simplemente no está; y que Roca Rey tiene futuro. Acabada la corrida, la nieta se marchó de la plaza de la mano de su abuelo taurino, contenta por la nueva experiencia vivida. Que se trate del rey Juan Carlos es una anécdota; hoy sólo eran un viejo aficionado y su nieta en los toros. |
DIEZ GANANDO UN PASO |
Ser, estar, parecerlo y demostrarlo
Javier García Baquero.-
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LA VOZ DEL ABONADO |
Erre que erre
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- ¿Qué pecado habrá cometido la afición de Sevilla para que todos los años la empresa, en connivencia con las figuras, anuncie el hierro de Juan Pedro? Es una ganadería podrida en toda la extensión de la palabra, taurinamente hablando. Sus toros son absolutamente descastados, alejados de toda la condición de toro bravo, incapaces de ofrecer emoción, acometividad, fuerza y así todos los argumentos que se quieran añadir. Quizás estamos asistiendo a la eliminación de los valores de la Tauromaquia por gente taurina insurrecta, que piensan más en sus intereses particulares que en preservar una lidia de verdad, basada en la emoción y en el riesgo real. No deseamos el riesgo buscado a propósito ante el animal disminuido. No deseamos que se prostituya el toreo de verdad a base de lo superficial y de planteamientos resabiados ventajistas. Algo así se presenció esta tarde en la plaza de toros de Sevilla. Plaza llena. Gente con ilusión de presenciar momentos de emoción y arte. El resultado es aburrimiento, siesta y, en ocasiones, chufla-guasa sevillana, que es lo peor que le puede pasar a la Fiesta. Las tres figuras de hoy conocen a la perfección el toro de Juan Pedro. No rechazan torearlo y encima hacen lo posible por mantener en el ruedo animales anovillados tullidos, todo ello con la anuencia del señor presidente, que ignora o no aprecia que los esfuerzos de los toreros, levantando los capotes, son para no devolver inválidos al corral, y solamente cuando el pobrecito animal se derrumba por completo asoma el pañuelo verde. De auténtica vergüenza. Esta tarde, más de la mitad de la corrida, exhausta de fuerza unos toros terciaditos e inválidos. otros debieron ir al corral. Presidencia defendiendo a los taurinos antes que al que paga. Nos negamos a comentar labores de los toreros mientras se sigan anunciando con semejante podredumbre. Otra tarde más la suerte de varas brilló por su ausencia, al contrario que la música, siempre presente para animar el aplauso fácil. |
LA CORRIDA, AL COMPÁS |
De palco regio y olé
Fernando Naranjo.- Un regio palco ‘pal’ Rey ¡Ay, Sevilla enamorada!, Desde El Castillo las Guardas |
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¿Qué decir del valenciano? Y no así al tal turronero; Hoy el gallo de pelea, |
LA PINCELADA (Pérez Indiano) |
Sultana de mis penas |
GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez) |
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