Lleno total en la Maestranza en la corrida inaugural de la temporada, con el regreso de Morante y Talavante tras dos años de ausencia. Decepción de los toros de Domingo Hernández y oreja para Talavante. A Morante le echaron un toro al corral tras una entonada faena de detalles. Manzanares, sin alma, fue silenciado.
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Manuel Viera.-
Dos años después aquí estaba él. Morante estrenó temporada en la Maestranza en Domingo de Resurrección. Lo celebró la plaza aplaudiéndole con fuerza tras romperse el paseíllo. No se puede entender de otra forma esta vuelta sino como una nueva esperanza con la que prolongar de forma creíble la pasión de Sevilla por el torero de La Puebla. A partir de aquí, la historia se truncó.
Y aunque Sevilla es especialmente proclive a la militancia artística morantista, afiliada a una estética, a una forma de torear, y autoafirmada a tan determinado concepto, sin negarse a otras muy variadas formas de concebir el toreo, es obvio, el arte radical de Morante es otra cosa. Es definitivo para muchos de los que se sientan en los tendidos y gradas de la plaza. Y he aquí el problema. Que Sevilla vio mucho más de lo de que sucedió en el ruedo. Predispuesta al triunfo, a la fiesta del ‘No hay billetes’, Sevilla quedó defraudada tras ver a su ídolo pinchar. Pinchar tantas veces que el descastado toro de Domingo Hernández tuvo que ser apuntillado por Lebrija desde la bocana de un burladero. Y esto no lo aguantó la Maestranza que, salvo la excepcionalidad de unos aplausos, más en la sombra que en el sol, la bronca se oyó en La Puebla.
Poca o nada dejaba intuir lo que estaba por llegar cuando José Antonio explicaba el toreo con el noble y desfondado cuarto. Un toreo realizado con dosis de improvisación, traducido en dos escasos y despaciosos naturales, algún que otro muletazo diestro trazado con su sinceridad expresiva, y unos ayudados por alto que revelaron el magisterio de su creador. Y ahí debió de acabar su discontinua obra, la prolongación le sobró a él y al toro que con un molestó gazapeo no le dejó introducir el acero en la suerte natural. Estocada atravesada, infinidad de pinchazos y los tres avisos reglamentarios.
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Con el noble y parado lidiado como primero de la tarde, el contenido expresivo fue, de hecho, dos verónicas y una media de excelso trazo del torero de La Puebla del Río. Y no hubo más, algún que otro bello muletazo diestro, sin toro como rival, y una mano izquierda que quedó inédita porque el cornúpeta se paró definitivamente y ya no tiempo para nada más. |
Talavante le cortó la oreja al tercero, lidiado como sobrero, tras una faena que permitió distraerse con los detalles, pero estos primaron sobre la historia debilitada y prácticamente inexistente de contenido. Demasiados agujeros por los que se escapó la emoción. Algunos de los muchos naturales, con los que pretendió dar credibilidad a su concepto, retomaron el valor del trazo, la lentitud del recorrido o el pulso de la muleta. Todo ello sin toro. Faena inspirada con la que mostró su ganas y su excelente momento. El sexto, descastado como toda la corrida de Domingo Hernández, no le humilló. Su toreo a media altura careció de profundidad, y auque hizo un enorme esfuerzo por superar las condiciones del animal, aquello no resultó
Manzanares no estuvo. O mejor decir que el alicantino, tan querido en Sevilla, no es el mismo. Toreó sin alma al noble y manso segundo. Un toreo un poco distanciado, elegante, aunque con un punto frío. La faena no tuvo emoción. Con la espada no dejó de ser un cañón. Al rajado quinto le articuló un trasteo con su habitual empaque pero carente de contenido. Perfección en los trazos y escasez de emoción Lo hecho no gustó. Ni tampoco la mansedumbre descastada de un toro tan exigido por las figuras y tan inservible para el toreo.
PD: Ni que decir tiene que te eché mucho de menos allí, en las gradas del cuatro, junto a todos los compañeros. Y también eché de menos ese homenaje de silencio que te merecías tras el paseíllo por tu inmensa dedicación a Sevilla, a su Maestranza y a sus toreros. De todas formas, Fernando, con minutos de silencio o con el barullo del éxito de una plaza llena, siempre te llevaré en el corazón.
AL NATURAL |
‘Yo no entender’
Francisco Mateos.- De verdad que me he sentido a veces tan perdido esta ta tarde en la Maestranza como un guiri pidiendo una cerveza y tapa de calamares fritos en un colmao trianero. Y es que ‘yo no entender’ esa ovación al romperse el paseíllo a tres espadas que no formaban el cartel del siglo ni mucho menos, un gesto que no es el normal en Sevilla salvo excepcionales casos. ‘Yo no entender’ cómo se han mantenido toros en el ruedo anovillados y sin fuerzas, que se tapaban sólo por dos cuernos pero sin trapío ni cuajo de toro. ‘Yo no entender’ cómo se apuntan y siguen imponiendo las figuras el toro descastado que hunde más y más a la Fiesta. ‘Yo no entender’ cómo el público ovaciona al picador por no picar en el segundo puyazo, señalando y levantando la vara. ‘Yo no entender’ esta tarde el desaforado morantismo sin que el de La Puebla haya justificado mínimamente tal grado de prueba de pasión amorosa. ‘Yo no entender’ cómo Morante incluso se atreve a saludar desde el tercio tras tres avisos, por mucho que sea no otra cosa que una circunstancia de la lidia. ‘Yo no entender’ cómo Manzanares, otro ojito derecho de los sevillanos, abusa del toreo despegado, trazando líneas hacia fuera y deja pasar Resurrección sin alma alguna. ‘Yo no entender’ cómo el presidente concede una oreja a Talavante por una faenita aparente que no llega al grado de importancia como para lograr premio en la Maestranza. ‘Yo no entender’ casi ná, Ná de ná. |
LA VOZ DEL ABONADO |
Se niegan a poner soluciones
Unión Taurina de Abonados de Sevilla.- Máxima expectación esta tarde en Sevilla para presenciar un espectáculo con ‘No hay billetes’ y la esperanza, desgraciadamente fundada, de que cambien las cosas. El pregonero de la Feria de Abril 2016, esta mañana en ABC, manifestaba que los verdaderos responsables de esta Fiesta anodina y decadente son los mismos taurinos que viven de ella. Compartimos el planteamiento y solamente tuvieron que pasar unas pocas horas para comprobarlo en la Maestranza. Ganado de moda, solicitado por las figuras, que totalmente descastado y con una flojedad manifiesta, tira por tierra la verdad y la esencia de la Tauromaquia. Colabora la autoridad aprobando un encierro desigual donde apreciamos que el tercero y quinto de la tarde eran totalmente anovillados. El resto de sus hermanos, más cuajados, pero dóciles y de exquisita educación, con tan poca fuerza que una vez más la suerte de varas no existió. Con este material de ideas aborregadas, trote asnal y obediencia suma, los tres coletas ofrecen una labor más efectista que cierta y más superficial que exigente, sabedores que tienen en los tendidos la gran mayoría de adeptos de aplauso fácil. Morante es incapaz o no quiere el toro encastado. Con el ‘medio toro’ de esta tarde saca a relucir posturas ensayadas acorde con su temple acompasado en embestidas domésticas. Podemos hablar de lances sueltos, muletazos intermitentes, destellos que encandilan a sus incondicionales, quienes se ponen de pie para ovacionar la carnicería que organizó para intentar pasaportar al cuarto, y después de ofrecer infinidad de argumentos a los ‘antis’, el benevolente presidente decreta tres avisos y toro al corral. Manzanares sigue en sus trece de torear descargando la suerte, abusando del ‘pico’ de la muleta y de ese toreo rectilíneo, pero con la gran habilidad de ofrecer de nuevo la pañosa antes de separar del todo al toro. Tanto abusó de estas técnicas, que en el quinto de la tarde, el anovillado animal, con la lección bien aprendida, en la mitad de la faena deja plantado al matador y se retira a tablas. Con estos desclasados toros, al menos Talavante ofreció algo de calidad, tanto de capa en los lances de recibo, como en quites sueltos, y en muleta, donde en su primer toro, sin rematar una faena brillante, fue obsequiado con una bondadosa oreja. En el sexto no se acopla con el toro hasta bien avanzada la faena de muleta. Demuestra mando, pero ese dominio requería algo de temple para redondear los pases y solamente cuando el toro va a menos. y ante los tendidos de sol. consigue alguna tanda buena. Destacar un buen par de Rafael Rosa y el buen dominio de la cabalgadura por parte de José Antonio Barroso. |
GALERÍA GRÁFICA (lamaestranza.es) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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PUERTA DEL PRÍNCIPE (Javier Martínez) |
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LOS TOROS, UNO A UNO (Javier Martínez) |
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LOS 3 AVISOS DE MORANTE (J.Martínez) |
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